Díaz culpa a la corrupción del PSOE de acelerar la ruptura con Compromís en el Congreso
Sumar aceptó las exigencias de Compromís y dio el asunto por zanjado, pero el informe de Cerdán aceleró la ruptura

Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados. | Europa Press
Sumar, la coalición que dirige Yolanda Díaz, mostraba optimismo hace dos semanas, cuando Compromís llevaba tiempo amagando con una ruptura. Desde el frente de la líder gallega sostenían que la sangre no llegaría al río, y así lo explican en sus conversaciones internas, donde todos los partidos adscritos a la coalición veían como el núcleo duro de Díaz se mostraba dispuesto a aceptar «todas las exigencias» del partido valencianista. Concretamente: una interlocución directa con el Gobierno, tal y como había adelantado este diario, y más autonomía parlamentaria. A su vez, cabría que Pedro Sánchez declarara en la comisión de la Dana, aunque en un segundo plano respecto a Carlos Mazón.
Sin embargo, todos los intentos de resolver el conflicto no han servido, y Compromís ha decidido de forma unilateral que una de sus dos diputados, Águeda Micó, adscrita a la corriente «nacionalista» (o valencianista) salga del grupo de Sumar y se integre en el mixto. El otro representante, Alberto Ibáñez, seguirá en el grupo de Sumar, reiterando su compromiso con la unidad, pero avisando de que queda a la espera de saber si el caso de presunta corrupción vinculado a José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García escala y afecta a más representantes del Ejecutivo.
La decisión tomada por Compromís ha irritado profundamente a la primera fila de Sumar. Así lo reconocen varias fuentes consultadas de este espacio. Parlamentarios del partido de Díaz se habían involucrado personalmente para resolver el embrollo, y ahora acusan con nombre y apellido a Joan Baldoví, el exparlamentario nacional de Compromís, de haber jugado un papel determinante en la ruptura. Estas fuentes achacan la decisión de Compromís a una doble causa: por un lado, la voluntad de los valencianistas de buscar visibilidad política y por el otro el hecho de que los casos de corrupción del PSOE han acabado rompiendo a Sumar.
Descomposición acelerada
Una de las lecturas que esgrimen desde Sumar apunta en efecto a que la revelación del informe de la UCO sobre Santos Cerdán, en el que se detallan presuntas mordidas en obras públicas y una trama corrupta que puede afectar al corazón del Gobierno representó un antes y un después en la toma de decisión de Compromís. Si el sector más nacionalista ya manifestaba desde hace tiempo sus reticencias a la hora de seguir en Sumar, la presunta corrupción del PSOE aceleró la descomposición.
Esta lectura es importante porque aunque los más optimistas sostienen que los escándalos que afectan al PSOE pueden acabar favoreciendo electoralmente a la izquierda alternativa, la coalición de Díaz acaba detectando cómo los problemas de sus socios se les vuelven en contra. Sin el informe de Santos Cerdán, aseguran desde Sumar, Compromís no habría tenido los argumentos necesarios para justificar una ruptura que, aun así, creen que responde más a razones de oportunismo y visibilidad política.
Temor electoral
La facción de Compromís que se ha desligado de Sumar argumenta que, según sus cálculos, en el grupo mixto tendrán más «libertad» a la hora de defender sus posiciones políticas. En concreto, según explica la diputada Micó, su facción quiere luchar al mismo tiempo contra la «corrupción del bipartidismo», representada por el PP y el PSOE. Micó ha recordado que su partido «no forma parte del Gobierno», en referencia a que no tiene ministros propios en el Consejo de gobierno (sí los tienen Más Madrid, Sumar, los Comunes e IU). Y que su objetivo es hacer una «oposición contundente» al PSOE, que en Valencia representa un adversario electoral en el contexto de erosión por la Dana tanto de los populares como de los socialistas.
Díaz, por otro lado, evita sacar conclusiones de esta crisis que afecten su liderazgo y el futuro de Sumar. Dentro de Sumar hay sectores que piden abrir un debate sobre la sucesión, con dos hombres que suenan como posibles herederos: Ernest Urtasun y Pablo Bustinduy. No son los únicos nombres que circulan entre los socios de Sumar, que esbozan también los de Mónica García y Aina Vidal. Pero lo cierto es que Díaz, al menos de momento, sigue al mando de la coalición. Y aunque algunos la dan por amortizada, ella afirma que quiere seguir. Una salida posible sería obtener un cargo en el Consejo de Estado como excusa para tirar la toalla.
Sea como fuere, con la salida de la diputada de Compromís, la coalición de Sumar pierde a un diputado, después de la escisión de Podemos. De los 31 escaños iniciales, Sumar tiene ahora 26 representantes. Y queda por ver si se mantienen en el grupo parlamentario los diputados de Mes per Mallorca y de la Chunta Aragonesista. También en estos casos, las formaciones regionalistas entienden que el funcionamiento de la coalición de Sumar no protege debidamente sus intereses locales. Además, observan con preocupación la opción de que Sumar no se presente en todas las provincias en las próximas elecciones generales, tal y como publicó en exclusiva este diario. Esta dinámica estaría forzando a las siglas minoritarias a huir de un barco que, en su opinión, se hunde y que, además, no les tiene en cuenta.