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Política

El CNI niega que pagase dinero al imán de Ripoll y que fuese confidente antes de los atentados

El ‘número dos’ de los servicios secretos admite que la planificación terrorista del 17-A pasó «inadvertida»

El CNI niega que pagase dinero al imán de Ripoll y que fuese confidente antes de los atentados

El secretario general del CNI, Luis García Terán. | EP

El secretario general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Luis García Terán, ha negado este miércoles en el Congreso de los Diputados que el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, fuese confidente de los servicios secretos antes de los ataques terroristas del 17-A en Barcelona y Cambrils y que se pagase dinero por la información que dio en los encuentros telefónicos y en prisión que tuvo con agentes. Sobre esto último, ha dejado claro que el interés de la información que pudo dar al CNI «tuvo que ser nulo» pues no quedó reflejado «en ningún documento» del centro de inteligencia.

«Nunca le pagamos 500 ni 200 ni 100 euros», ha señalado García Terán a preguntas del portavoz de Bildu, Jon Iñarritu. «No se le pagó dinero a esta persona», ha insistido en las preguntas de la representante de Junts, Pilar Calvo. Además, García Terán ha subrayado que no se le reclutó como confidente porque «ni era fiable, ni era seguro». También ha negado que hubiese pagos «en especie, efectivo o con cheques». Lo único que se le facilitó fue un número de teléfono tras salir de la prisión de Castellón «por si en algún momento» quería comunicar al CNI alguna información relacionada con redes yihadistas, pero la última llamada se hizo «mucho antes de los atentados, bastantes años antes de la planificación de los atentados», que fue en el Ramadán del año 2017. Es decir, unos meses antes de aquel fatídico 17 de agosto de 2017.

El número dos de los servicios secretos ha negado también que haya habido una División de Contraterrorismo en Lérida y ha incidido en que lo ocurrido en agosto de 2017 en Alcanar, Barcelona y Cambrils «fue la consecuencia de la planificación de un ataque que pasó inadvertido para todos». En ese punto, ha hecho hincapié en que con la información recopilada en ese momento «no había forma de establecer una relación causa-efecto que pudiera haber evitado estos ataques».

«Ni las actividades de Es Satty, ni las del resto de miembros de la célula llamaron la atención de ninguno de los organismos implicados en la lucha contraterrorista, ni tampoco de su entorno social ni familiar, precisamente porque era lo que trataban
de conseguir», ha apuntado García Terán.

En este sentido, ha admitido que el CNI se interesó inicialmente en él porque había tenido contactos «indirectos» con personas relacionadas con una célula de combatientes que fueron a luchar a Irak. Fue lo que se llamó en su día la ‘Operación Chacal’. Por ejemplo, El Satty reconoció «a las 20 personas en fotografías que le pusimos», ha reconocido tras recordar que en 2013 y 2014 hubo una «enorme cantidad de combatientes extranjeros» que fueron a Siria.

También se pensó en él como «fuente potencial para trabajar en beneficio del CNI». De ahí que se le hiciese un seguimiento en abril de 2013 para ver si tenía contactos con vínculos yihadistas en Castellón. En aquel momento, este ciudadano de origen marroquí no supo que el servicio secreto le investigó a fondo. Pero se descartó su posible captación. «Ni era fiable, ni era seguro, abandonamos esa idea», ha sentenciado.

Después de los atentados, el CNI hizo «una valoración exhaustiva de las tácticas, técnicas y procedimientos empleados por la célula para determinar las nuevas características de la amenaza». El secretario general del CNI ha incidido en que es algo que siempre se hace «después de cada atentado o de cada detención de células terroristas en cualquier lugar del mundo, con el fin de adaptar nuestras metodologías y capacidades y ser así más eficientes ante la evolución de la actividad terrorista».

García Terán ha reiterado lo declarado por el general Sanz Roldán en marzo de 2018 y que ratificó en noviembre de 2024. «Abdelbaky Es Satty nunca informó de nada de interés, ni colaboró con el CNI», ha sentenciado antes de hacer hincapié en que se mantuvo «la máxima colaboración» con las Fuerzas de Seguridad y los Mossos d’Esquadra. «No encontramos ningún dato objetivo de que pudiese convertirse en un riesgo. No mostró el más mínimo indicio de que estaba preparando algo o de que estaba radicalizando a alguien. Ni cuando estuvo en Bélgica a nadie le llamó la atención», ha indicado en un momento de las respuestas a los portavoces parlamentarios.

«La seguridad al 100% no existe. Si no hay ningún indicio, no podemos entrar en una casa, interceptar unas comunicaciones», ha recordado a sus señorías. En su opinión, los terroristas hicieron «toda la actividad de forma clandestina». Desde 2014 querían «hacer algo» y El Satty se limitó a darles «el sustento ideológico y religioso» como imán de Ripoll en la última fase de los preparativos, en los que llegaron a buscar por Internet cómo fabricar bombas en un centenar de ocasiones.

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