El Cervantes vulnera la ley para permitir que una alto cargo sea examinada por sus compañeros
El organismo de Luis García Montero suprime un punto en la convocatoria del concurso para favorecer a su subordinada

El presidente del Instituto Cervantes, Luis García Montero, durante la clausura del 13º Congreso Confederal de CCOO. | Foto: Alejandro Martínez Vélez (EP)
La polémica por la nueva plaza fija de subdirectora de Transformación y Comunicación Digital en el Instituto Cervantes sigue creciendo. El organismo cultural dirigido por Luis García Montero ha suprimido en la convocatoria del concurso un punto clave de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que impediría que compañeros de Tíscar Lara examinen en la entrevista final a la directora de Transformación y Comunicación Digital y principal candidata a dicho puesto creado ex profeso por ella para blindarse hasta la jubilación.
El punto 2e) del artículo 28 de la actual ley fija como motivo de abstención en un tribunal examinador el «tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada directamente en el asunto, o haberle prestado en los dos últimos años servicios profesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o lugar». Sin embargo, ese enunciado (ver abajo en amarillo) desaparece en la página de la convocatoria del Cervantes para dicho puesto.

Lara va a ser examinada por cinco personas de la alta dirección que han trabajado codo con codo con ella en los últimos años, por lo que el resto de rivales que optan a la plaza se encuentran en franca desventaja. «El órgano de selección valorará los siguientes aspectos: la adecuación de la persona aspirante al puesto de trabajo, su trayectoria académica y profesional, su iniciativa y su capacidad de organización, la defensa de la memoria presentada, así como la voluntad para integrarse en un proyecto de difusión y consolidación de la lengua y cultura españolas», se señala en las bases del concurso.
La citada alto cargo cumple por completo con esa voluntad para integrarse… pues lleva varios años en la cúpula del Cervantes. Ella misma aparecía entre los miembros de la comisión de selección al inicio de la convocatoria (ver abajo), pero tuvo que echarse a un lado con el proceso ya lanzado al optar a la plaza en juego. Así que su puesto lo ocupó el actual director de Relaciones Internacionales del Cervantes, el diplomático Luis Marina.

El Cervantes admitió esta semana a dos de las tres candidatas que había excluido inicialmente tras las reclamaciones, pero dejó a Lara al borde de conseguir la plaza antes de la entrevista final del martes, ya que esta última prueba solo reparte 10 puntos y la directora de Transformación Digital arrasó en la fase de méritos, donde estaban en juego un máximo de 30 puntos, con una diferencia de 9,39 puntos con respecto a la segunda y ya única rival, pues la tercera y cuarta candidata han quedado a más distancia tras la valoración de méritos y ya no tienen opciones.
El «mero trámite» de la última prueba, en fuentes del Cervantes consultadas por este periódico, se solventará el próximo martes con una entrevista individual de 20 minutos a cada una de las candidatas (ver abajo). Este examen consiste en «una entrevista personal» en la que se harán «varias preguntas que responderá la persona candidata» y que versarán «sobre los méritos alegados, debiendo defender oralmente la memoria presentada» para la prueba y en la que cada candidata ha tenido que explicar por qué opta a ese nuevo puesto según «el plan de actuación del Instituto Cervantes 2024-2026».

Dicho plan consiste en un documento de 23 páginas en el que el organismo que dirige Luis García Montero enumera de forma sucinta sus objetivos culturales para esos dos años y en el que la propia Tíscar Lara pudo participar en su elaboración, a juicio de las citadas fuentes, ya que forma parte de la alta dirección desde diciembre de 2021, cuando apareció su nombramiento en el Boletín Oficial del Estado (BOE) como directora de Tecnologías y Contenidos Digitales. Posteriormente, el cargo mutó a directora de Transformación y Comunicación Digital sin que hayan cambiado sus competencias.
El propio Código Ético del Instituto Cervantes establece la importancia de actuar «con objetividad e imparcialidad», y de informar de cualquier conflicto de intereses. En este sentido, se subraya que el personal debe comunicar cualquier tipo de interferencia o intento de influencia impropio en procesos de decisión en los que se participe directa o indirectamente.
El Cervantes ve legal el proceso
La dirección del Cervantes envió hace unas semanas al comité de empresa un escrito en el que reiteró la «legalidad del proceso de selección» y defendió que compañeros de la alto cargo la vayan a examinar en la única prueba de este proceso, que consiste en una entrevista oral: «El concepto de amistad íntima no corresponde con ser compañeros de trabajo o en el comité de dirección», justificó al respecto.
Así pues, Lara bajará previsiblemente de escalafón en unos días dentro de su departamento, ya que se quedará como subdirectora. Ello supondrá pasar de cobrar los 73.693,07 euros brutos anuales que ingresa en la actualidad, el tercer sueldo más alto en este organismo, a los 66.613 euros que aparecen en la convocatoria de ahora. A cambio, esta alto cargo se garantizará un puesto en el Cervantes de por vida, ya que «la persona candidata seleccionada suscribirá un contrato laboral ordinario por tiempo indefinido». Además, en condiciones más ventajosas que la gran mayoría de los empleados, ya que su contratación quedará «fuera del ámbito de aplicación del convenio colectivo de la sede», según se indica en la letra pequeña de la convocatoria de dicho puesto.
El Cervantes no cuenta con funcionarios, sino con personal laboral fijo, por lo que conseguir una plaza como la que quiere Lara blindará a esta última ante un posible cambio de Gobierno o de director. Al dejar un puesto de confianza y discrecional, como es el de directora, los sucesores de García Montero tendrán muy difícil despedirla como subdirectora. Para ello, deberán cumplir una serie de pasos administrativos internos y justificar los motivos de su cese como si se tratase de una funcionaria. Y en último término, la dirección del Cervantes tendrá que recolocarla en otro departamento sin merma alguna en su salario, subrayan las citadas fuentes.