Albares declara secreta la última reforma en la embajada de Celaá por «seguridad nacional»
Exteriores alega que «prevalecen los intereses protegidos» para no dar detalles de los cambios en dos salones

Félix Bolaños, Isabel Celaá, la reina Sofía y el cardenal Omella en uno de los salones antes de la rehabilitación.. | Emb. ante la Santa Sede
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha alegado motivos de «seguridad nacional» para no dar detalles sobre la última obra urgente acometida a finales del pasado año en los entramados de dos salones del Palacio Monaldeschi, sede de la embajada española ante la Santa Sede que dirige Isabel Celaá y considerada la legación diplomática permanente más antigua del mundo.
THE OBJECTIVE ha tenido acceso a una resolución del Portal de Transparencia firmada por la directora general del Servicio Exterior, Cristina López, en la que únicamente se informa de que la obra de intervención estructural en el Salón de Cardenales y de Obispos del llamado Palacio de España concluyó el pasado 16 de diciembre. En cuanto a los datos del proyecto de obra de intervención, «no es posible facilitar dicha información», esgrime el departamento de José Manuel Albares, ya que «contiene detalles internos del edificio cuya divulgación podría comprometer la seguridad de personas, bienes e infraestructuras relacionadas con el servicio exterior del Estado».
Exteriores admite que realizó «la preceptiva ponderación» entre el derecho de acceso a la información y los límites aplicables tras una pregunta en la que se pedía un desglose de gastos en dicha obra, pero concluyó con la sorprendente decisión de que en el caso de la embajada ante la Santa Sede «prevalecen los intereses protegidos, tanto en materia de relaciones exteriores como, especialmente, de seguridad nacional».
Esta obra de rehabilitación de «extrema urgencia» está envuelta en un halo de misterio después de que el contrato público con el que se aprobó el estudio preceptivo recayese a dedo en el estudio de arquitectura vasco Landa-Ochandiano, cuya oferta se entregó en mano en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Un cauce casi desterrado hoy en día en este tipo de trámites con la Administración General del Estado, ya que para las licitaciones se utiliza normalmente la vía telemática.
El departamento de Albares eligió la vía más expeditiva para su aprobación, la del contrato «negociado sin publicidad acelerado». El Consejo de Ministros dio luz verde el 27 de febrero del año pasado a la ejecución de estas obras para reforzar la estructura del Salón de Cardenales y del de Obispos por un importe de 496.972,18 euros ante el peligro de que pudiera afectar a la estructura del mismo.
La obra fue adjudicada a la empresa vallisoletana Técnicas para la Restauración y Construcciones (Trycsa), pero meses después se conoció que el estudio de la misma fue entregado a la bilbaína Landa-Ochandiano Arquitectos por 41.324,54 euros (IVA incluido). THE OBJECTIVE preguntó a Exteriores si esa empresa tenía alguna vinculación con la embajadora, cuya vivienda familiar se localiza en el barrio Neguri de Guecho, y si Landa-Ochandiano conocía de antemano este contrato público al entregar en mano la única oferta.
También solicitó el informe técnico y la memoria justificativa de necesidades. Desde la Oficina de Información Diplomática (OID) se limitaron a reseñar lo siguiente: «La obra se tramitó por el procedimiento establecido de emergencia desde los servicios centrales del Ministerio cuando se identificó un potencial riesgo en el inmueble para la seguridad de los trabajadores de la embajada».
Esta intervención se produjo después de que la Subdirección General de Asuntos Patrimoniales mostrara «su preocupación por el avanzado estado de deformación de los artesonados» de ambos salones, lo que ponía «en peligro la propia estructura del inmueble». Por ello, Celaá solicitó que «se adoptasen de manera urgente las medidas necesarias para su solución». Dicho y hecho. El Ejecutivo dio luz verde a las modificaciones mediante el procedimiento de emergencia que permite el artículo 120 de la ley de Contratos, con el que se agilizan todos los trámites administrativos.
«La no ejecución de estas actuaciones de manera inmediata supondría un riesgo inaceptable para el personal que presta sus servicios en la Embajada de España ante la Santa Sede, por lo que la rapidez en su ejecución también es un elemento esencial en este expediente. No es posible la consecución del objeto de las contrataciones propuestas en el plazo de tiempo requerido mediante la tramitación ordinaria, ni urgente, del expediente administrativo previsto en la Ley de Contratos del Sector Público, siendo imprescindible, por tanto, recurrir a la tramitación de emergencia», se argumentó desde el Gobierno.
Celaá ha disparado el gasto en obras en el emblemático edificio que sirve de Embajada y residencia oficial desde que se produjo su llegada a Roma hace tres años y medio. Si bien el mencionado palacio necesitaba mejoras estructurales fruto de su singularidad arquitectónica, entre los diplomáticos sorprende que la exministra de Educación siga acaparando todas las reformas desde que se instaló en Monaldeschi cuando sus antecesores apenas tuvieron dinero para ello en el pasado.
El deterioro del edificio ya había sido advertido por varios embajadores que precedieron a Celaá, pero ha sido en los últimos años cuando se han acelerado las obras con ella de inquilina. El palacio Monaldeschi acoge, además de los servicios de la Embajada española, las dependencias de la vivienda de la embajadora y del número dos de la representación diplomática. También cuenta con estancias para que se puedan hospedar los Reyes o miembros del Ejecutivo que viajen a Roma para audiencias en el Vaticano.