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En el foco

Borja Sémper, un político distinto

«Sin lugar a dudas, fue una conferencia de prensa brillante, emocionante, juiciosa y para nada lacrimógena»

Borja Sémper, un político distinto

Ilustración de Alejandra Svriz.

Hasta hace poco, en los medios de comunicación de este país, la palabra «cáncer» era tabú y estaba prohibido emplearla cuando se escribía una necrológica de alguien conocido. Se recurría a la hipérbole, a un absurdo puritanismo: «Murió tras una larga enfermedad». A veces se añadía el calificativo de «dolorosa», una obviedad, como si la enfermedad no fuera en sí penosa. Resultaba ridículo ocultar la causa del fallecimiento, pero esas eran las normas no escritas en una redacción de un periódico. Los medios anglosajones, los franceses e incluso los italianos jamás tuvieron reparos de recurrir a la palabra maldita. Hoy en día, afortunadamente, la prensa española ya no oculta hablar de cáncer, una enfermedad letal pero de la que, gracias a nuevos descubrimientos científicos y a la prevención, no pocos ganan el combate y la vencen.

Todo esto viene a cuento tras el anuncio que dio el pasado lunes el portavoz del Partido Popular y vicesecretario de Cultura y Deporte, Borja Sémper, de 49 años, natural de Irún (Guipúzcoa), al término de una larga conferencia de prensa donde criticó la propuesta del Gobierno de llevar adelante una política fiscal «singular» para Cataluña. La verdad es que aun siendo importante la primera parte del encuentro con los periodistas, fue mucho más emocionante la segunda: escuchar al dirigente conservador hablar de su enfermedad: «Quiero anunciarles que me han detectado un tumor cancerígeno en fase primigenia. Creo que es mejor que ustedes lo sepan de primera mano».

Quienes asistieron al encuentro semanal con los medios en la madrileña calle Génova, donde se encuentra la sede estatal del PP, o los que pudimos ver en directo por televisión el acto, concluimos que sin lugar a dudas fue una conferencia de prensa brillante, emocionante, juiciosa y para nada lacrimógena. Tal vez la mejor de toda su trayectoria política.

No fueron dos frases a las que recurrió Sémper, sino un largo exordio para explicar que el tumor ha sido detectado en fase temprana, y que tiene en principio un tratamiento razonable aunque será exigente. «No abandonaré mientras pueda el encuentro con ustedes. A veces, observarán cambios físicos en mi cuerpo debido al tratamiento», dijo con voz en todo momento controlada y expresión sonriente.

Al día siguiente, se explayó más en una charla distendida con Carlos Alsina, el conductor del programa matinal radiofónico Más de uno, de Onda Cero. «Espero que Sánchez no me haga la puñeta de convocar elecciones ahora durante mi proceso de curación. Quiero estar presente y participar en el debate electoral cuando toque», declaró con humor. Sémper fue tertuliano del programa junto a su amigo y exdirigente socialista Eduardo Madina, cuando decidió abandonar la política hace cinco años tras apoyar la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría para liderar al actual partido de la oposición frente a Pablo Casado. 

Contó a su amigo Alsina y a los oyentes que el tumor se lo habían detectado en un chequeo rutinario. «Fue mi mujer, Bárbara, quien me obligó a hacerme el chequeo», añadió. Todo ocurrió en vísperas del pasado congreso del PP en Madrid. «Es muy importante la prevención en el cáncer y otras enfermedades y hay que lograr un principio de equidad, que todos los ciudadanos puedan recibir atención preventiva», opinó. 

La Sociedad Española de Oncología Médica calcula que en 2025 se registren en España 296.000 nuevos casos de cáncer, un 3,3% más que en 2024, con un repunte en la población joven. En nuestro país, según datos de RTVE, la tasa de supervivencia al cáncer a cinco años es del 55% en hombres y del 61% en mujeres, lo que significa que aproximadamente la mitad de los hombres y tres quintas partes de las mujeres diagnosticadas con cáncer sobreviven más de cinco años.

Sémper tiene cuatro hijos, dos adolescentes y los otros restantes menores: «A los mayores sí les he explicado lo de la enfermedad. A los pequeños, no. Sólo les he dicho que no se asusten cuando papá se vaya a cortar el pelo y cosas así», dijo entre risas. El político del PP es un vasco atípico porque exhibe buen humor. Ha recibido múltiples mensajes de solidaridad de compañeros de partido, amigos, rivales políticos y del propio presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. No han faltado por supuesto otros insultantes desde el anonimato de las redes sociales.

Hace cinco años, anunció que abandonaba la política. Explicó en ese momento que se marchaba harto del ruido, del tú más y del populismo reaccionario: «Yo en esa política no pinto nada», dijo a El País. Regresó hace apenas dos años y medio cuando el actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, le persuadió una vez que éste llegó a la jefatura del partido con la promesa de moderación. Por desgracia, la situación no ha mejorado, sino empeorado. La crispación y el insulto son moneda común en la política española.

Feijóo le encargó a Sémper dirigir la campaña electoral en las pasadas elecciones generales de julio de 2023, algo que ya había hecho antes en el País Vasco. Trató de ser original llenando las playas de sombrillas azules, el color distintivo de su partido, con la leyenda «Verano azul». 

Borja Sémper está considerado como un centrista moderado. Se opone a cualquier tipo de acuerdo de gobierno con Vox. Es lo que se define en la jerga política un verso suelto dentro de su partido. A mitad de la pasada década se atrevió a escribir un poemario sobre el amor y el desamor. «Los políticos somos seres humanos normales, que aman, sangran y sufren como cualquiera», confesó. 

Entró en la política con apenas 17 años. Ha sido líder de Nuevas Generaciones en Guipúzcoa, concejal irunés, aspiró en dos ocasiones a la alcaldía de su localidad, diputado autonómico y líder del partido en el País Vasco. Actualmente, ocupa la portavocía del PP y es diputado en Cortes. Es vascoparlante y de él se destaca la anécdota de responder en euskera en la sesión del Congreso para la autorización de las lenguas cooficiales. 

Y como él mismo cuenta a veces con humor, no se ha sentido jamás solo por haber tenido desde los 19 un centenar de escoltas pues fue blanco de ETA durante 15 años. Entró en política por la admiración al fallecido secretario general del PP vasco, Gregorio Ordóñez, asesinado en un céntrico restaurante de San Sebastián por pistoleros del comando Ibarla en enero de 1995.

Sémper está vivo milagrosamente. Cuando estudiaba Derecho en la Universidad del País Vasco, en San Sebastián, el comando Erdala tenía previsto pegarle un par de tiros antes de entrar en clase. «Me salvó que ese día no fui a la universidad», dijo entonces. Reveló que no tenía rencor especial a sus presuntos asesinos, pero que sí le gustaría reunirse con ellos para que le explicaran qué razón les motivó intentar asesinarlo.

En las calles de Irún, de la que es natural, en pleno auge etarra y cuando era concejal del ayuntamiento, era recurrente ver pintadas en las paredes: «Sémper, te vamos a matar». Él estaba habituado a las amenazas. Incluso en el colegio recibió una paliza de algunos compañeros cuando se enteraron de que había escrito una carta a El País para describir el clima de miedo que respiraba la sociedad vasca por aquel entonces.

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