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Política

El clan antisoraya de Rajoy se cobra su venganza con la caída de Montoro

Ex altos cargos del Gobierno de Rajoy lamentan que el exministro de Hacienda se convirtiera en el «vengador justiciero»

El clan antisoraya de Rajoy se cobra su venganza con la caída de Montoro

La exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro.

La caída en desgracia del exministro de Hacienda Cristóbal Montoro al ser imputado por un presunto caso de corrupción es considerada por algunos sectores del PP como la «venganza» del clan antisorayista del Gobierno de Mariano Rajoy: una facción del Ejecutivo y del PP que siempre acusó a la vicepresidenta de estar detrás de las maniobras contra aquellos que se podían cruzar en el camino de la sucesión de Rajoy, a la que aspiraba. Algunos apuntan que se la han podido devolver con este caso, sobre todo por la imprudencia de uno de los socios de Montoro, el ex secretario de Estado de Presupuestos Ricardo Martínez Rico, «un fanfarrón que iba por Madrid presumiendo de sus contactos con el Gobierno de Rajoy», poniendo sobre la pista a los enemigos de Montoro, sobre una vía de agua para hundir al exministro, como así ha sido.

«La venganza se sirve en plato frío», asegura a THE OBJECTIVE un ex alto cargo del Gobierno de Mariano Rajoy. El señalamiento de Cristóbal Montoro, uno de los más destacados miembros del clan sorayista, como presunto culpable de delitos de tráfico de influencia entre el que fuera su despacho profesional ‘Equipo Económico’ y el ministerio que gestionó, redactando presuntamente leyes que beneficiaban a empresas gasísticas que trabajaban con este despacho, no ha cogido por sorpresa a algunos de sus compañeros en el Partido Popular.

Las fuentes populares consultadas se remontan a catorce años atrás, cuando el Partido Popular ganó las elecciones generales en 2011 y Rajoy situó como su mano derecha, como vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, a Soraya Sáenz de Santamaría, una abogada del Estado sin pedigrí en el Partido Popular. Aunque había sido portavoz en el Congreso durante los años de oposición, desde 2008, en esta formación política nunca se la consideró una de los suyos. Ya en ese momento, la rivalidad con quien era secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, cargo al que llegó en 2008, era absoluta. Una situación que se prolongó hasta 2018, cuando las dos rivalizaron por la sucesión de Rajoy, en unas primarias que ganó finalmente Pablo Casado con el apoyo de Cospedal.

Entre 2011 y la moción de censura de 2018, que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa, pasaron muchas cosas en el PP y en el Ejecutivo relacionadas con esta rivalidad. Las dos facciones se fueron significando cada vez más y tomaron posiciones para cuando llegara el momento del asalto definitivo. El fortín de Cospedal era Génova 13 y el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha; y el de Soraya Rodríguez, el Palacio de la Moncloa, con todo el poder del Estado, de los medios de comunicación y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Con razón, o sin ella, en el PP siempre se deslizó que Sáenz de Santamaría podía haber estado detrás de la filtración de la foto de Feijóo en un barco con un contrabandista, ahora utilizada por Pedro Sánchez para desacreditar al presidente popular: una foto que se tomó hace treinta años. El entonces presidente gallego ya aparecía como un candidato a la sucesión de Rajoy, un rival a batir. Realmente, nunca se supo como llegó a los medios de comunicación. Ya en 2018 la ruptura fue total en el seno del Gobierno, e incluso se oficializó el clan antisorayista en el denominado G-5, del que formaban parte los ministros José Manuel García-Margallo, Isabel García Tejerina, Jorge Fernández Díaz, Miguel Arias Cañete y Ana Pastor. Enfrente, el núcleo en torno a Soraya, los denominados ‘sorayos’, del que formaban parte Cristóbal Montoro, Fátima Báñez, Álvaro Nadal, Alfonso Alonso y José Luis Ayllón, entre otros.

Sáenz de Santamaría siempre aparecía en la sombra de todas estas supuestas intrigas contra sus rivales, y en el PP señalaban a Cristóbal Montoro como el ejecutor, sobre todo en el caso que afectó al ministro de Industria, José Manuel Soria, cercano a Cospedal, que tuvo que dimitir tras hacer referencia el exministro Montoro a una cuenta de la herencia de su madre en Suiza, que estaba declarada, como relata en sus memorias. Anteriormente, había sido acusado de aparecer en los papeles de Panamá. La presión fue tan grande que abandonó. Montoro llegó a decir que un miembro del Gobierno no podía tener una cuenta en paraísos fiscales.

Las inspecciones fiscales por parte de Hacienda se recrudecieron en el entorno de dirigentes del PP que no pertenecían al círculo de Sáenz de Santamaría. No solo salieron a la luz datos de la madre de Soria, sino que también se vio afectado el entonces marido de Cospedal, Ignacio López del Hierro; y la entonces candidata a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre. Esta denunció cómo días antes de las elecciones de 2015 se filtró su declaración de Hacienda.

Advertencia a Mariano Rajoy

A ello había que sumar el empeño de Montoro en investigar a periodistas al cambiar el sistema de tributación de las sociedades unipersonales, sobre el que se le avisó al ministro de que no se podía hacer sin antes comunicarlo, según fuentes solventes, y reformas en la productividad de los inspectores de Hacienda en función de las actas que levantaran. «Un disparate», en palabras de un excargo del Gobierno de Rajoy. A juicio de una fuente popular, «Cristóbal, en un momento determinado, se convirtió en el vengador justiciero».

Sobre si a Rajoy le alertaron de «que este señor (por Montoro) estaba haciendo algo para molestar a los suyos», las fuentes consultadas apuntan que «seguramente, sí, pero o no lo querría creer o no lo creyó, o no hizo caso». En cambio, sí que dudan de que «Rajoy pudiera saber que Montoro hacía alguna cosa mal a través de su despacho, lo dudo». Lo que no se descarta es que «alguien a los que hizo la puñeta pudiera haber denunciado», ya que la instrucción con la que se dio comienzo a esta investigación del despacho de Montoro comenzó hace siete años. Otra fuente apunta a un ex alto cargo del Gobierno de Rajoy, como la persona «que se quejó a Rajoy de lo que estaba haciendo Montoro».

La pista para encontrar una vía de agua contra Montoro la pusieron en bandeja los propios socios de Montoro en un despacho del que se desvinculó en 2008. Fuentes populares recuerdan la ambición de Ricardo Martínez Rico, exsocio de Montoro en ‘Equipo Económico’, que «quería ganar de dinero, era ambicioso. Un chico listo. Cuando Ricardo empieza a moverse, los socios se quitan de en medio, entre ellos Luis de Guindos, al que no le va el tipo de trabajo». Otra fuente popular recuerda que «presumían de que tenían acceso directo, que podían conseguir todo, unos bocazas y era una forma de captar clientes ¿Que eso a la hora de la verdad se tradujera en cosas o no, yo no lo sé? Ahora sí, Montoro se enfadó con todo el mundo, y a los que investigaba Hacienda decían que como no iban al despacho, pues les había tocado ¿Quién puso la demanda o dio la voz de alarma? Pues a lo mejor uno de los cabreados».

Siete años después de aquella guerra que dejó tantas heridas en el Partido Popular, ninguno de los protagonistas de esas batallas está en política. Los daños colaterales de esa rivalidad, los segundos niveles, supieron integrarse en la estructura del PP para unir a la formación política en torno a Alberto Núñez Feijóo. Para algunos, que llegaron a trabajar junto a Montoro, es «muy duro» pensar que todo lo que está pasando pueda ser verdad.

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