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Política

Vox responde a los obispos por Jumilla: «Si quieren defender el islam, es su problema»

La formación se desliga del manifiesto de la Conferencia Episcopal: «Nosotros somos un partido laico»

Vox responde a los obispos por Jumilla: «Si quieren defender el islam, es su problema»

El líder de Vox en Murcia, José Ángel Antelo, en un acto de partido. | Europa Press

La polémica de Jumilla sigue candente. En esta pequeña localidad murciana, de apenas 22.500 habitantes, se han vetado los actos musulmanes en espacios públicos por una iniciativa de Vox que el Partido Popular ha apoyado mediante una enmienda. La izquierda ha cargado duramente contra la derecha por esta medida, tildándola de «racista». Pero no solo la izquierda. Este jueves, la Conferencia Episcopal criticaba la decisión del Ayuntamiento jumillano por considerarla «una discriminación que no puede darse en sociedades democráticas». La formación que preside Santiago Abascal responde a través de este periódico.

«Si la Conferencia Episcopal quiere ponerse a defender al islam, es su problema», declaran fuentes del partido a THE OBJECTIVE. «Nosotros somos un partido laico», abundan. Estas fuentes se remiten a las declaraciones del secretario general del partido, Ignacio Garriga: «El que quiera celebrar la fiesta del cordero en instalaciones municipales, que le pida permiso y espacio al Rey de Marruecos». «En España, ni menús halal, ni hiyab, ni funcionarios de Marruecos en nuestros colegios pagados con los impuestos de los españoles», ha escrito el número dos de Vox en X.

La ofensiva de Vox contra los ritos musulmanes en el espacio público no se circunscribe a Jumilla. La formación conservadora presentó el pasado mes de junio una iniciativa en todos los ayuntamientos para «prohibir la celebración pública de la fiesta del cordero» y «otras conmemoraciones similares ajenas a nuestras tradiciones, por tratarse de prácticas incompatibles con la identidad y usos y costumbres de la nación española», así como «impedir la consolidación de prácticas culturales foráneas que no forman parte de la tradición española y que inciden sobre la cohesión social, generando tensiones y conflictos internos».

La iniciativa sostenía que «las costumbres y tradiciones gozan de gran arraigo en España y configuran el ethos del pueblo, forman parte de nuestra identidad y deben ser protegidas». «La propia Constitución Española dispone expresamente que la Nación española, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de proteger a todo los españoles sus culturas y tradiciones. El principio de Estado de derecho garantiza que sea soberana la ley y no la voluntad arbitraria de una minoría, la cual, no olvidemos, tiene la obligación de respetar el patrimonio material y espiritual del país que la acoge», zanjaba la medida, que de momento solo ha sido aprobada en Jumilla.

Su aprobación ha suscitado mucho revuelo, e incluso el PP se ha desmarcado de la misma y ha amagado con revocarla. La comunidad judía y la Conferencia Episcopal, dos comunidades teóricamente cercanas a Vox, han criticado la medida. Aunque el partido ha intentado mantener un tono institucional, algunos de sus miembros han expresado su decepción. Por ejemplo, Javier Martínez Onsalo, de las Juventudes del partido en Murcia, que ha asegurado que va a dejar de marcar la X para la Iglesia en la declaración de la Renta «hasta que los obispos españoles dejen de hacer estas aberraciones anticristianas».

Aunque es cierto que las declaraciones de los obispos han sentado mal en el seno de la formación conservadora, esta tiene siempre mucho cuidado con cómo responde a la Conferencia Episcopal, consciente de que los católicos constituyen un nicho importante de su electorado. Según el barómetro del CIS, el 63% de quienes votaron a Abascal en las elecciones generales de 2023 son católicos, y de ellos el 18% se declara practicante y el 45% no practicante. Así, Vox es, por detrás del PP (80%), la formación que mayor porcentaje de católicos tiene entre su electorado.

Nuevo ‘choque’

Aunque la formación conservadora mida sus fuerzas cuando se enfrenta a la Iglesia, esto no significa que no hayan chocado nunca. El pasado mes de abril, el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, dio su bendición a la regularización masiva de inmigrantes en el Congreso, escudándose en que «la dignidad y el bien común están afectados». «Para hablar de un tema tan serio hay que tener un mínimo conocimiento de lo que se habla, y no un discurso vacío, político y demagógico», le replicó el portavoz de Inmigración, Interior y Seguridad de Vox, Samuel Vázquez.

Las discrepancias en materia migratoria son habituales entre Vox y la institución eclesiástica. Cuando el difunto Papa Francisco criticó a quienes quieren «construir muros», en referencia a las fronteras, Santiago Abascal expresó su discrepancia con «las opiniones políticas del ciudadano Bergoglio». Tiempo después, en otro desencuentro, el líder de Vox valoró su relación con el pontífice citando un versículo de la Biblia: «Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

«Quienes pretendan demonizarnos por ello se encontrarán frente a frente con millones de españoles que ya se han hartado de pagar con sus impuestos la invasión que promueven el PP y el PSOE», ha zanjado el dirigente vasco sobre esta cuestión en un largo mensaje publicado este viernes en X.





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