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Política

El Gobierno desbloquea la elección del nuevo nuncio tras las críticas de los obispos a Vox

Exteriores inicia los trámites para dar luz verde al nombramiento de Piero Poppio tras un retraso de cinco meses

El Gobierno desbloquea la elección del nuevo nuncio tras las críticas de los obispos a Vox

Félix Bolaños junto al anterior nuncio en España, Bernardito Auza. | Gabriel Luengas (EP)

El Gobierno de Pedro Sánchez ha desbloqueado la elección del nuevo nuncio del Vaticano en España, monseñor Piero Poppio, y prevé autorizar su nombramiento en el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones, según desvelan fuentes diplomáticas a THE OBJECTIVE. Todo ello después de que los obispos hayan expresado en las últimas semanas sucesivas críticas a Vox por su política contra la inmigración y, en concreto, su iniciativa municipal en Jumilla (Murcia) de impedir el rezo musulmán en espacios públicos.

La Santa Sede solicitó al Ejecutivo español el plácet para Poppio a finales de marzo, pocos días después de producirse el nombramiento del nuncio que había hasta entonces, el filipino Bernardito Auza, como representante de la Iglesia católica ante la Unión Europea. Sin embargo, los meses han ido pasando sin que el Gobierno haya dado luz verde aún a la llegada del primero a Madrid.

El retraso en la concesión de un plácet es utilizado en la diplomacia como forma de protesta por falta de idoneidad de la persona elegida o como castigo al país que lo solicita cuando hay problemas en las relaciones bilaterales. Durante el papado de Francisco, por ejemplo, el Vaticano fue dilatando sine die la luz verde para la candidatura de un diplomático francés –Laurent Stefanini– por su condición de homosexual, hasta que París tiró la toalla con el que había sido jefe de Protocolo de Sarkozy y François Hollande y propuso a otra persona.

En el caso de Stefanini hace una década, no hubo un no explícito del Vaticano, sino un silencio que equivalía a rechazo y que se prolongó durante más de un año. Algo parecido a la situación del Gobierno español con Poppio cuando se van a cumplir cinco meses del inicio de la tramitación de su plácet. Una demora «excesiva», a juicio de las citadas fuentes, para lo que son los usos diplomáticos entre España y la Iglesia católica.

Los nervios en Roma afloraron a finales de julio al ver que el Ejecutivo de Sánchez se iba de vacaciones sin resolver el plácet del religioso italiano, actual nuncio de la Santa Sede en Indonesia y que con anterioridad estuvo destinado en Camerún. El diario católico Silere non possum llegó a hablar de «veto» por parte española el pasado 29 de julio y reveló que el nombre de Poppio había «desaparecido del radar» ya que León XIV buscaba otro candidato para Madrid «después de semanas de espera y negociaciones confidenciales». Una información que el Ministerio de Asuntos Exteriores español tildó de «falsa».

El principal escollo para la luz verde de Sánchez al nuevo nuncio fue la polémica de mediados de junio cuando la Conferencia Episcopal Española (CEE) se posicionó a favor de un adelanto electoral tras el caso de corrupción del que era secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, reaccionó con una carta en la que acusó a los obispos de apartarse del «más elemental respeto institucional» y de acercarse al PP y Vox con dicho planteamiento.

«Vaya por delante, estimado presidente, el máximo respeto a sus preferencias políticas personales, así como a las del resto de los obispos españoles. No obstante, sí quiero transmitirle mi extrañeza por la afirmación de que esta petición la realizan al margen de intereses partidistas mientras reproducen de forma exacta las peticiones y argumentos de los dos principales partidos de la oposición», subrayó Bolaños en la misiva remitida en aquel momento al presidente de la CEE, Luis Argüello. Y la consecuencia de ello fue un retraso en el plácet de Poppio.

Las tornas han cambiado en las últimas semanas con las declaraciones de varios obispos contra Vox tras la polémica por la prohibición de celebraciones musulmanas en los recintos deportivos de Jumilla. Primero fue el cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE, José Cobo, el que subrayó que «la libertad religiosa debe ser acogida y la libertad de culto respaldada». Más incisivo fue el obispo de Tarragona, Joan Planellas, quien advirtió a Vox de que «un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano». La última crítica velada partió del secretario general del Episcopado y canonista, César García Magán, quien hizo una alusión al líder de VoxSantiago Abascal, al criticar a los «sedicientes católicos» durante una eucaristía que presidió en la catedral primada de España.

Dos trámites internos de Exteriores

Exteriores ha empezado el desbloqueo del nombramiento del nuevo nuncio. Primero con una nota interna de la Subsecretaría, tras el visto bueno de la embajada que dirige Isabel Celaá, y días más tarde con otra a la Secretaría General Técnica para que se enviase el plácet al Consejo de Ministros. Dos trámites internos dentro del departamento de Albares que anticipan una próxima luz verde, posiblemente en la primera reunión del Ejecutivo tras las vacaciones.

El nuevo nuncio es considerado un hombre de perfil conservador. Nacido en 1960 en la localidad italiana de Savona, fue ordenado sacerdote en 1985. En la década de los noventa se convirtió en un estrecho colaborador del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado de la Santa Sede entre 1991 y 2006 y prelado del IOR (Instituto para las Obras de Religión), el conocido Banco del Vaticano, «durante una etapa marcada por turbulencias financieras e investigaciones judiciales que afectaron al entorno del Instituto, aunque sin implicaciones formales para Pioppo”, según Silere non possum.

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