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Política

Ni Presupuestos, ni 'ley Bolaños': Junts descarta apoyar a Sánchez pero no prevé elecciones

Fuentes gubernamentales y convergentes confirman que Zapatero y Puigdemont retomarán sus reuniones en septiembre

Ni Presupuestos, ni ‘ley Bolaños’: Junts descarta apoyar a Sánchez pero no prevé elecciones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.

Son múltiples las voces que emanan del bloque de los socios del Gobierno que lo afirman, pero ninguna con la contundencia con la que se expresan en privado desde Junts per Cataluña. Los neoconvergentes dan prácticamente por rotas las negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez, con quienes no se reúnen desde hace dos meses. «Ni en julio ni en agosto hubo reuniones en Suiza», explica una fuente autorizada de Junts a THE OBJECTIVE, que confirma que estos encuentros se retomarán en septiembre entre el líder fugado, Carles Puigdemont, y el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero

Sin embargo, esta nueva cita tiene pocos visos de prosperar. Fuentes de la cúpula de la formación aseguran que «la confianza está muy deteriorada» y que no ven «ninguna posibilidad» de apoyar los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno tiene intención de presentar en este inicio de curso político. No sólo eso. Junts también ha comunicado al Gobierno que no apoyará bajo ningún concepto las dos leyes en materia de Justicia que quiere aprobar el departamento de Félix Bolaños: la llamada ley Begoña, para limitar las causas iniciadas por la acción popular, y la ley Bolaños, que pretende reformar el acceso a la carrera judicial.

En las últimas reuniones mantenidas entre Zapatero y Puigdemont, éste último le comunicó al expresidente que no apoyarían ninguna de estas dos leyes que pretendían ser una «línea de defensa personal» ante la Justicia por parte de Sánchez, más que un proyecto político de legislatura. Según las fuentes consultadas por este periódico, en el último encuentro en Ginebra apenas se abordó su apoyo a las cuentas públicas, que se da por hecho que no obtendrán la luz verde de los siete votos neoconvergentes. Desde Moncloa admiten las complicaciones, especialmente con Junts y Podemos, pero no tiran la toalla con la intención de rentabilizar el rechazo de sus hasta ahora aliados parlamentarios.

Ley Bolaños, «absoluta prioridad» para el PSOE

La percepción de fracaso es tal que, antes del verano, con la cascada de casos de corrupción que salpican al Gobierno y con el ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, recién ingresado en prisión, el PSOE y sus emisarios fijaron su «absoluta prioridad» en las leyes judiciales en todos sus encuentros con Junts. Fue el caso de Zapatero en su última cita en Suiza con Puigdemont, a quien le pidió expresamente apoyar la llamada ley Bolaños, obteniendo el rechazo innegociable por parte de Puigdemont. En una reunión posterior celebrada con el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, los representantes de Junts también le trasladaron que no contarán con su voto en sendos proyectos de Ley del Ejecutivo. 

Hasta Waterloo llegaron los ecos de un briefing reciente del ministro Bolaños con periodistas, donde el titular de la cartera de Justicia se mostró convencido de que sacará adelante los dos proyectos anteriormente citados. Una convicción que provoca una sonrisa en el entorno del expresident fugado donde consideran que el fracaso de la ley Begoña y la ley Bolaños es una certeza, un hecho que se consumaría tan pronto se eleve a pleno la votación de la proposición y el proyecto de Ley. 

Cierto es que Junts no es un bloque monolítico y hay dirigentes partidarios de un acercamiento estratégico. «Turull estaría dispuesto», deslizan desde el entorno de Puigdemont. Pero el sentir mayoritario de los neoconvergentes es que el límite de crédito se excedió hace tiempo. «Debe la tarjeta del año pasado y nos pide aumentar el límite de la deuda», se quejan los interlocutores del incumplimiento de todos sus compromisos, desde la amnistía para Puigdemont al traspaso integral de las competencias de inmigración y la oficialidad del catalán en la Unión Europea. Los de Junts denuncian las formas que la cultura de negociación del Ejecutivo de Sánchez es «contraria» a la suya, lo cual ha hecho mella en una parte de la sociedad catalana.

«No habrá adelanto electoral»

Desde esa clave hay que entender el movimiento de Junts, que ha anunciado su rechazo a los presupuestos de Salvador Illa en Cataluña, como un anticipo de lo que harán en Madrid cuando llegue el momento. «Es de sentido común. Lógica política. Si no te apoyo con la caja chica, más aún se te cae la grande», explican. La formación que se convirtió en la llave de la legislatura de Sánchez ha agotado su paciencia y evoca el ocaso del zapaterismo, cuando el portavoz de ERC, Joan Ridao, le decía al entonces jefe del Ejecutivo: «Aquí ya no se fía, presidente».

Y, sin embargo, a diferencia de entonces, la convicción de Junts es que, incluso aunque descarrilen los presupuestos y los principales proyectos legislativos, Sánchez mantendrá la legislatura y no optará por un adelanto electoral por exclusiva conveniencia personal de Pedro Sánchez. «¿A dónde van a ir perdiendo Sumar y Podemos 19 escaños y el PSOE 22?», señalan recogiendo el resultado de las últimas encuestas publicadas en los medios de comunicación. Es este el único punto en común con el Gobierno, donde confían en recuperar el apoyo de Junts en algún momento de la legislatura, aunque admitan que puedan haber llegado tarde para los Presupuestos. «A nadie le interesan las elecciones», sostienen en Moncloa como idea fuerza para evitar dejar caer al Gobierno.

Este martes habrá una nueva prueba de fuego en el Congreso. La Diputación Permanente debate la comparecencia del presidente Pedro Sánchez que solicita el PP por la nueva imputación de Begoña Gómez. Junts debate el sentido de su voto pero desliza que «es probable» que pulse la luz verde con los de Feijóo para obligar a Sánchez a acudir al Congreso este mismo jueves. De mantener el pulso, el presidente del Gobierno empezaría el curso político con una evidencia más de su extrema debilidad parlamentaria.  

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