El tiempo amenaza con frustrar el plan oculto de la flotilla de Colau y Thunberg contra Israel
Los activistas quieren llegar a Gaza el 9 de septiembre, coincidiendo con la apertura de la Asamblea General de la ONU

Ada Colau en Barcelona | Europa Press
La flotilla de más de un centenar de embarcaciones de tamaño pequeño y mediano que salió del puerto de Barcelona el pasado domingo, pero que tuvo que regresar en la misma noche debido al viento y a las malas condiciones del mar, tiene un objetivo oculto. Las embarcaciones en las que viajan la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y la activista Greta Thunberg quieren llegar a Gaza el próximo 9 de septiembre, coincidiendo con la apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas. El objetivo de los activistas consiste en condicionar el debate político internacional a través de su protesta marítima, interfiriendo así en la posición de algunos países árabes, de momento tibios, respecto a Israel y su entrada en la franja de Gaza.
Los organizadores de la protesta buscan sumar más de un centenar de embarcaciones a través de un efecto dominó tras su paso por otros puertos europeos (sobre todo Marsella y los de las costas italianas) y Túnez, donde calculan llegar el próximo 4 de septiembre. La iniciativa, conocida como Global Sumud Flotilla, calculaba al comienzo de su periplo que este duraría alrededor de una semana.
Los activistas son conscientes de que las autoridades israelíes quieren frenar la llegada de la flotilla. Así ocurrió con otras iniciativas semejantes del pasado, aunque esta vez los organizadores apuestan por barcos más ligeros y ágiles con el objetivo de sortear los buques de guerra del ejército israelí. Oficialmente, la flotilla dice querer romper el cerco israelí y entregar ayudas a la población en Gaza. Pero por debajo de este objetivo oficial, quieren condicionar el debate público internacional e influir en la reunión de la ONU que se celebrará a partir de este 9 de septiembre.
«Terroristas»
Por ello, los tiempos son esenciales, según fuentes conocedoras de la protesta. Si el mar sigue impidiendo la navegación, la flotilla llegará después del 9 de septiembre a Gaza, limitando el impacto de su protesta. El gobierno de Israel, por su parte, ya ha avisado de que no admitirá a los manifestantes interferir en su política sobre Gaza. El ministro del Gobierno de Benjamín Netanyahu, Itamar Ben-Gvir, al mando del área de Seguridad Nacional, propuso tratar a los activistas que llegan a las costas de Goza como «terroristas». Esto significaría permitir una detención más larga para los arrestados que en protestas anteriores.
Pero más allá de la reacción de Jerusalén, los organizadores de la flotilla temen las condiciones atmosféricas. Después del pinchazo de la primera salida del puerto de Barcelona, en las últimas horas los barcos de Global Sumud Flotilla volvieron a zarpar en dirección de Gaza. Pero cinco pequeñas embarcaciones tuvieron que regresar una vez a la ciudad condal. Que el mar podía convertirse en un enemigo inesperado por la flotilla estaba claro antes del comienzo del viaje, aunque ahora los retrasos de estos días ponen en duda todo el plan de llegar a Gaza el 9 de septiembre.
Ese día da comienzo el octogésimo período de sesiones de la ONU. La exministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, presidirá la sesión, que se mantendrá a lo largo del próximo año bajo el lema de «Juntas y juntos somos mejores: más de 80 años al servicio de la paz, el desarrollo y los derechos humanos». Aunque las deliberaciones se extenderán hasta diciembre, los activistas de la Global Sumud Flotilla quieren condicionar el debate desde el primer día de los encuentros buscando un choque con las autoridades de Israel que pusiera a Gaza en el centro del mapa geopolítico global, y forzar a los países árabes reticentes a condenar la política de Tel Aviv a alinearse con los más críticos.