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Política

Podemos se pone de perfil para hacer fracasar la jornada laboral de Yolanda Díaz

La formación morada evita ejercer presiones en su grupo parlamentario para aplazar la votación de la enmienda de Junts

Podemos se pone de perfil para hacer fracasar la jornada laboral de Yolanda Díaz

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz | Europa Press

Podemos mira con interés el reloj parlamentario, que fija que el próximo miércoles se deberán votar las enmiendas a la totalidad a la reducción de la jornada laboral que propone Yolanda Díaz. Los morados son conscientes de que para Díaz esta iniciativa representa una medida estrella, algo parecido a lo que ocurrió en la pasada legislatura con la reforma laboral, así que políticamente su interés es que decaiga. Por eso, en las horas previas a la decisión de la Junta de Portavoces que debía fijar el calendario parlamentario, el partido de Ione Belarra e Irene Montero decidió no ayudar a Díaz en su momento crítico.

El pasado martes 2 de septiembre Yolanda Díaz entendió que su reforma estaba en tiempo límite. La Junta de Portavoces votaba el orden del día de las próximas sesiones, y el Grupo Mixto, al que está adscrito Podemos, tenía la llave para decidir si se debía celebrar el debate sobre la reforma el próximo miércoles día 10. Yolanda Díaz prefería aplazar la votación. Así que antes de la reunión de la Junta los portavoces de Sumar presionaron a los partidos involucrados en la decisión para aplazar la votación de las enmiendas, sabiendo que no hay acuerdo con Junts per Catalunya.

Junts actúa en nombre de la patronal y crítica la medida tanto por el fondo como por la forma en la que la vicepresidenta ha abordado el asunto. La situación de impasse era palpable. Y el partido Unión del Pueblo Navarro (UPN), que ejercía la portavocía del grupo Mixto en la Junta de Portavoces, se decantaba hacia que el Congreso votara las enmiendas cuanto antes. Podemos, que también forma parte del Grupo Mixto, decidió guardar silencio y ponerse de perfil.

Ninguna presión interna

Miembros de Sumar se pusieron en contacto con los representantes de la formación navarra. Pero no lo hicieron con los de Podemos, seguros de que los de Irene Montero y Ione Belarra anhelan un paso en falso de Sumar. Belarra, que acudió a las reuniones internas del grupo y de la Junta, prefirió lavarse las manos y evitó ofrecerse como interlocutora en dicha negociación para convencer a los representantes de UPN para que concedieran una prórroga a Díaz. «Podemos no puede dar el paso y que se vea su mano, porque la fragmentación y fracaso parlamentario de Sumar les beneficia», es la tesis que comparten las fuentes consultadas.

En las horas previas a la decisión, Podemos, por lo tanto, no ejerció ninguna presión dentro del grupo parlamentario del que forma parte, según confirman varias fuentes parlamentarias. Y UPN acabó avalando la línea de no permitir a Sumar postergar una reforma que lleva anunciando a bombo y platillo desde hace más de un año.

Después de la votación, los dirigentes de Sumar asumieron que la Cámara debatirá la enmienda a la totalidad de la reducción de la jornada laboral en un momento sin duda poco propicio. Pero Sumar acaba siendo víctima de su propia prisa. Fue Yolanda Díaz quien insistió para que el debate llegara al hemiciclo y lograr casi con la fuerza los apoyos necesarios. Sus estrategas pensaban que incluso el PP podía respaldar una iniciativa que, según sus cálculos, afecta a «12 millones de personas».

Temor de Sumar

Los socialistas, sin embargo, habían avisado a su aliada de que era un peligro lanzarse sin tener todos los apoyos atados. Y la respuesta de Díaz fue que el Gobierno no para de llevar al Congreso medidas y propuestas sin tener previamente los síes necesarios, así que afirmó que había llegado su turno. Poco antes del verano, sin embargo, Díaz cambió de opinión: sostuvo que la iniciativa podía aplazarse hasta otoño. Ahora, con el golpe por sorpresa de UPN, la votación se acelera y Díaz corre peligro de fracasar en su intento. En ese complicado escenario político, Podemos ha decidido seguir con su planteamiento frentista.

Los morados quieren la implosión del sector de Díaz y ejercen una estrategia que algunos califican de «cuanto peor, mejor». Pero, en general, se proponen como única alternativa de izquierda a Sánchez, y sus dirigentes aseguran no temer un adelanto electoral. El propio Pablo Iglesias lleva meses avisando sobre ello.

Así que mientras Sumar actuaba febrilmente para evitar que el Congreso debatiera el próximo miércoles la enmienda sobre la reducción de la jornada laboral, Podemos se puso de perfil y se frotó las manos. Una derrota de Díaz serviría para insistir en la tesis de la inutilidad de Sumar. Y el silencio ante la decisión de UPN, sin ningún tipo de presión interna de los morados en el grupo político del que forman parte, es revelador de sus intenciones.

Por su parte, Sumar intenta maquillar su preocupación. Sostienen que el debate sobre la jornada laboral se debe dar cuanto antes en el Congreso, y dicen no estar «preocupados, sino ocupados». Todas las miradas están puestas en Junts. Si Puigdemont no retira su enmienda, el próximo miércoles Díaz recibirá un duro golpe parlamentario. Y el sindicato, históricamente favorable a la ministra, ya avisa: «No saldrá adelante».

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