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Política

La Armada da por hecho el nuevo portaviones y alargará la vida de los 'Harrier' hasta 2032

Piñeiro adelanta que dará luz verde al plan de viabilidad de Navantia sobre el nuevo gigante de los mares

La Armada da por hecho el nuevo portaviones y alargará la vida de los ‘Harrier’ hasta 2032

Buque 'Juan Carlos I' de la Armada. | Foto: Cbo I.M. Guillermo Álvarez Carrasco

El jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), el almirante general Antonio Piñeiro, se ha mostrado confiado en que su departamento dará luz verde al estudio de viabilidad que le ha encargado a Navantia para construir un nuevo portaviones y ha anunciado que se comprarán cazas Harrier que Estados Unidos e Italia están dando de baja para tener repuestos suficientes con los que llegar a 2032 y «alargar lo máximo posible» la vida útil de los aparatos que tiene España.

Piñeiro ha hecho hincapié en que la Armada está empeñada en «cuidar» la capacidad operativa que ofrece los Harrier después de que el Ministerio de Defensa haya descartado en agosto la adquisición de los aviones furtivos F-35B de despegue vertical, como los que está comprando Italia o el Reino Unido.

En cuanto al futuro portaviones, ha sido muy optimista con un futuro encargo y que sea 100% español.«Confío en que sí», ha dicho. El almirante ha recordado que es «más sencillo» construir un portaviones que una fragata como la F-111 Bonifaz que se acaba de botar en los astilleros de Navantia. Para ello, la Armada ya planifica contar con personal para ese futuro gigante de los mares con parte de los nuevos 1.600 marinos que tendrá de aquí a 2030.

«Daremos luz al estudio de viabilidad (de Navantia). Es necesario para dar versatilidad a la aviación embarcada. Si queremos aprovechar el EFCAS (el programa de sistemas de combate turco) o la sexta generación europea, necesitamos una plataforma larga» como la del portaviones», ha resumido Piñeiro.

Sobre la guerra en Gaza y las consecuencia de la ‘desconexión’ con la industria militar israelí, el jefe de la Armada ha dejado claro que su departamento «no tiene ningún contrato en vigor con Israel» y que «nunca» ha tenido «grandes proyectos» con la Marina israelí a diferencia de la estadounidense. Y en cuanto al arma submarina, Piñeiro ha incidido en que nunca se ha planteado construir un submarino de propulsión nuclear. «Es suficiente lo que tenemos», ha dicho sobre los convencionales.

El problema de la Armada con los Harrier es que no hay una buena alternativa y que sufrirá un retraso de no menos de una década. El problema es complejo y de mala solución a corto y medio plazo, y para entender la situación futura es necesario comprender la actual. España es un país de fuertes connotaciones navales. La historia de su Armada no la tiene casi ningún país del mundo. Cuenta con casi 4.000 kilómetros de costa en su península, que pasan a ser cerca del doble —7.660— si se suman los dos archipiélagos a los que también atiende, Baleares y Canarias, y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. A esto se añade que nuestro país sea el muro del frente sur europeo, y la defensa continental le tenga asignada la misión de ser la primera línea de defensa en la región.

Las aeronaves de combate de ala fija básicas del Ejército del Aire son dos. Por una parte, los McDonnell Douglas F/A-18 Hornet, cazabombarderos adquiridos en varias tandas y con diseño de los años ochenta, que se mantienen en el aire en el final de su ciclo de vida gracias a actualizaciones y un excelente mantenimiento. Es la opción de origen estadounidense, y la flota, tras diversas pérdidas, es de 86 unidades.

Con buen criterio, y para no depender de un proveedor único, la otra mitad de la defensa aérea se sustenta en los Eurofighter EF-2000 de Airbus, de los que España cuenta con 70 unidades en servicio, a los que habría que añadir los 45 del programa Halcón, que llegarán en dos fases. Es la opción europea, y aunque es un aparato excepcional, no es de quinta generación como el F-35, sino más bien una generación a caballo entre la cuarta y la quinta. En esencia, no es un avión furtivo, y el estadounidense sí lo es. Ningún fabricante europeo tiene en su catálogo una aeronave con esta característica, imprescindible hoy día y más aún en el futuro al que viajamos.

Los problemas en el buque Juan Carlos I

El exotismo de la Armada, y la principal clave de la diatriba, se encuentra en que dispone de una docena de McDonnell Douglas AV-8B Harrier II, once monoplazas y un biplaza de entrenamiento. Ninguno de los aparatos antes citados, el F-18E y el Eurofighter, pueden operar desde el buque Juan Carlos I, el único con cubierta de vuelo capaz de transportar una escuadrilla de aparatos de ala fija.

Los Harrier tenían que haber dejado de volar hace ya tiempo, pero a base de actualizaciones se estima que puedan hacerlo hasta 2030, pero no mucho más allá. No solo porque sus elementos no soporten más horas de vuelo, sino porque en esa fecha España será —sería— el único usuario activo. Su fabricante cerró su cadena de montaje en 2003, y se abandonará el soporte, evoluciones o mantenimiento, que quedaría en manos del usuario final. Si fuera necesario un motor nuevo, una tobera o un tren de aterrizaje… no habría, por poner un ejemplo.

Desde hace años, se ha estado hablando de sustituir los F-18 por los F-35, con un programa inicial de al menos medio centenar, de los que la mitad serían la versión de despegue vertical, la denominada F-35B, y la otra mitad, del tipo A, el de uso desde aeródromos de tierra. A día de hoy no existe ningún otro aparato con las capacidades del F-35B, y mucho menos con semejante equipamiento tecnológico y capacidades furtivas.

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