El PSOE sospecha que Sánchez convocará elecciones para frenar la investigación judicial
«Pedro ya tiene su No a la Guerra. Debe aprovechar la ola de Gaza», dicen fuentes socialistas que «huelen» un adelanto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez.
Empezó con una sensación de alivio y ha cristalizado en un sentimiento de euforia. El microclima interno en el PSOE ha ido mejorando desde que hace pocas semanas se inició el curso político. La relajación del clima judicial, la mejora de las perspectivas demoscópicas y la recuperación de la iniciativa política con el «genocidio» en la franja de Gaza han ido generando una convicción que se ha convertido en sospecha. El PSOE cree que Pedro Sánchez va a apretar el botón electoral aprovechando que «no habrá mejor momento» y que «todo lo que venga será peor». Un adelanto electoral que no sólo perseguiría maximizar sus opciones sino además, y sobre todo, paralizar temporalmente las investigaciones judiciales que acorralan al Gobierno por la instrucción del caso Koldo, y frenar la imputación del PSOE por financiación ilegal del PSOE, de la que el magistrado instructor del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, tiene «indicios suficientes».
Los dirigentes socialistas consultados son conscientes de que la tranquilidad actual es transitoria porque «viene un otoño muy duro», con una cascada de informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y con avances en el procesamiento y apertura de juicio oral del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y la mujer del presidente, Begoña Gómez, en el mes de noviembre. Y, por ello, sostienen estas fuentes, el presidente del Gobierno podría estar pensando en disolver las Cortes cuando fracasen los Presupuestos Generales del Estado en torno al mes de noviembre, porque la convocatoria electoral paralizaría determinados movimientos judiciales para respetar esa norma no escrita de que la justicia no interfiera en los periodos electorales.
«Es ahora o nunca. Pedro tiene su ‘No a la Guerra’, tiene que aprovechar la ola de Gaza», explican fuentes socialistas. Los cálculos socialistas ponen el foco en que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, está «perdido y desnortado» con este asunto y se sitúa «de espaldas al sentir mayoritario de la ciudadanía española» a favor del pueblo palestino. Según sus propios datos, la recuperación de la agenda política con la bandera del «genocidio» ha permitido al PSOE recuperar terreno y la «tibieza de Feijóo» ha disparado a Vox hasta el entorno del 18% del voto. Se trata de votos que «valen doble» porque «la subida de Vox moviliza a los nuestros y frena el crecimiento potencial del PP». Y estos buenos datos no se registraban desde el 23 de julio de 2023, cuando se adelantaron las elecciones generales tras el derrumbe electoral de las municipales y autonómicas del 28-M para evitar que el PSOE «se desangrara» durante seis meses más.
El «fracaso» de ZP con Puigdemont
Ahora, como entonces, Moncloa negaba estar pensando en esa convocatoria electoral. El núcleo duro del presidente sigue sosteniendo que Sánchez quiere llegar al 2027. El próximo mes de junio se convertirá en «el segundo presidente del Gobierno más longevo después de Felipe González y si ganamos en 2027, superará a Felipe». La bunkerización del gabinete del presidente no es compartida extramuros de La Moncloa, pero el equipo del presidente sí hace un análisis realista sobre los sondeos de intención de voto. El Gobierno minimiza la recuperación demoscópica que arrojan los sondeos porque la volatilidad de las encuestas puede cambiar mucho en los 54 días que van desde la disolución de las Cortes hasta la cita con las urnas, que fija la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg). Cierto es que el Ejecutivo todavía intenta disuadir a Junts del alejamiento estratégico que viene mostrando desde antes del verano. El último intento ha sido el del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su reunión con Carles Puigdemont.
Fuentes de Junts desvelan a THE OBJECTIVE que el encuentro tuvo lugar en Bruselas, y no en Suiza, como es habitual. El motivo es que al tratarse de un encuentro urgente solicitado por el PSOE, Junts prefirió hacerlo al margen del proceso reglado de mediación internacional que apadrina la fundación Henry Dunant y que consiste en un procedimiento de reuniones mensuales. Los neoconvergentes certifican que ha sido «un auténtico fracaso» y, como en los anteriores, el expresidente catalán «no permitió que se hablara siquiera de los Presupuestos, sino que se centró en los incumplimientos» como la amnistía para Puigdemont, el catalán en Europa o el traspaso en las competencias de inmigración. A la cita también asistió el miembro de la Ejecutiva federal y ex número dos de Santos Cerdán, Juanfran Serrano, en calidad de interlocutor del PSOE.
«Empate técnico» con el PP
Un intento fallido de acercamiento que se suma al último encuentro en Ginebra de Zapatero y Puigdemont o a la reunión celebrada con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, que no sirvieron para abordar las cuestiones relacionadas con el apoyo de los siete votos de Junts a las cuentas públicas, o las leyes judiciales (ley Begoña y ley Bolaños) que duermen en un cajón desde hace meses ante la falta de apoyos. Se trata de dos proyectos cruciales para el Ejecutivo, como revelaron los interlocutores socialistas a los de Puigdemont en sus últimas reuniones.
Fuentes de Junts aseguran que tanto el ministro de Justicia, Félix Bolaños, antes del verano, como Zapatero, en la primera cita de septiembre, dieron prioridad a estas dos iniciativas legislativas a los Presupuestos, ante el horizonte judicial que está por venir en el otoño. Pero los representantes de Junts dejaron claro que no habrá luz verde a ninguno de estos proyectos de ley del Gobierno porque no se han cumplido las promesas pendientes. Una advertencia a la que siguió el varapalo a la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz, con el voto en contra de los neoconvergentes, el PP y Vox.
Según el PSOE, este es un argumento más que desprende «tufo electoral» por parte del Ejecutivo. El naufragio de las dos iniciativas que pretendían blindar al Gobierno judicialmente ante futuras imputaciones o causas contra el entorno familiar y político del presidente deja a Sánchez con una sola posibilidad para poner obstáculos a la investigación judiciales que se cierne sobre el PSOE: elecciones. Y los argumentos cuantitativos priman sobre los cualitativos: el PSOE dice estar actualmente en un «empate técnico» con el PP que oscila entre la ventaja de dos puntos de los populares y la ventaja de un punto de los socialistas sobre los primeros. Es decir, la diferencia que reflejan sus sondeos se sitúa dentro del margen de error del 2% en cualquier encuesta y dispara el optimismo socialista porque, en su peor momento judicial y político, logren resistir en el entorno del 27-28% de voto. «Hemos recuperado siete puntos de voto femenino desde julio y el PP ha perdido un millón de votos en beneficio de Vox». En el mejor de los escenarios, el PP se sitúa, siempre según cálculos socialistas, en cifras similares a las del 23-J de 2023, cuando Sánchez logró la carambola electoral que le permitió mantenerse en La Moncloa pese a haber perdido las elecciones y tras una descontadísima derrota. Ahora mismo, el PSOE está convencido de que es el momento de repetir la hazaña, yendo «con todo» a una nueva cita a las urnas. Doble o nada.