The Objective
Política

Vox teme a García-Gallardo, pero no a Espinosa: sospechan prepara un partido

En el partido intuyen que su exlíder en Castilla y León, crítico últimamente, está aglutinando a jóvenes

Vox teme a García-Gallardo, pero no a Espinosa: sospechan prepara un partido

El exlíder de Vox en Castilla y León Juan García-Gallardo, tras el presidente del partido, Santiago Abascal, en una rueda de prensa en Bambú 12.

Este jueves Iván Espinosa de los Monteros presenta Atenea, el think tank liberal-conservador que aglutina a exmiembros de Vox y que cuenta con el respaldo del Partido Popular. Sin embargo, la atención de los de Santiago Abascal no está en su ex portavoz parlamentario. El partido, de un tiempo a esta parte, mantiene la mirada fija en Juan García-Gallardo, su exlíder en Castilla y León, ante la intuición de que está realizando los primeros movimientos, consistentes en reuniones con jóvenes tradicionalistas, para montar un partido político.

Las alarmas en Bambú saltaron hace relativamente poco. Durante meses, fue Espinosa de los Monteros el que preocupaba a la cúpula, que veía en las reuniones que su exdirigente mantenía con personajes destacados de la derecha un intento de conformar un partido. Sin embargo, el expolítico ha calmado las sospechas al precisar que impulsa «una plataforma independiente de la sociedad civil, no adscrita a ningún partido, que quiere aportar ideas y conocimiento de profesionales competentes y libres».

No se sospechaba de García-Gallardo. Al contrario, internamente había quien consideraba que estaba intentando maniobrar para volver al partido, que se arrepentía de su salida. Coincidió con sus excompañeros en la manifestación que hubo a finales de mayo ante el Palacio de Moncloa contra Pedro Sánchez, a la que acudió Abascal. Sin embargo, no hubo interacción entre ellos. Desde entonces, su actitud se ha vuelto mucho más beligerante hacia su ex formación. Y ha despertado las alarmas.

Tal y como contó este medio el pasado mes de agosto, la defensa de Vox de la inmigración latinoamericana ha abierto un cisma entre la cúpula y los jóvenes, que también son quienes ven con recelo la adhesión inquebrantable del partido a Israel y son más hostiles hacia los pensionistas. García-Gallardo habría sabido interpretar que ahí existe un potencial nicho, y ha comenzado a ganarse en X el favor de los desencantados con el partido de Abascal por estos tres motivos.

Dentro del partido hay perfiles que son cercanos a esas tesis, como los diputados Carlos Hernández Quero y Rocío de Meer, pero están sometidos a la férrea disciplina del partido. A ellos parecía referirse este miércoles García-Gallardo: «Prohibido cuestionar el sistema de pensiones. Prohibido pedir firmeza en la política migratoria. Prohibido no aplaudir las acciones del Gobierno de Netanyahu. Prohibido pensar».

Mejor fuera de Vox

Sea como fuere, dentro de Vox hay una opinión que es compartida tanto sobre Iván Espinosa de los Monteros como sobre Juan García-Gallardo: «Ambos están mejor fuera». En el partido consideran que han acertado con todos y cada uno de sus descartes. En el primer caso, porque se ha quedado algo alejado de la nueva posición en materia económica, tal y como él mismo ha admitido recientemente. En el segundo, por su «afán de protagonismo» y «carácter insubordinado».

En Vox le reprochan haberse creído que los buenos resultados cosechados en las elecciones autonómicas de febrero de 2022 en Castilla y León fueron un logro suyo, así como rebelarse ante decisiones de la cúpula como la propuesta de que las embarazadas pudieran escuchar el latido fetal o la salida de los gobiernos regionales compartidos con el Partido Popular. «Iba de estrellita», se dice en los pasillos de Bambú, en donde se cree que «su carácter iba a generar problemas tarde o temprano».

Guerra en X

Lo cierto es que el joven abogado no se ha reprimido -como sí ha hecho Espinosa de los Monteros- a la hora de hablar de los motivos de su salida, que atribuyó a la manu militari del secretario general, Ignacio Garriga, ni a la de criticar a los eurodiputados de Vox Hermann Tertsch y Juan Carlos Girauta, con quienes ha mantenido acalorados debates en X. Este último se refirió a él como un «gallardo resentido» que lidera a «hispanófobos de derechas (esa aberración)» en la red social de Elon Musk.

La postura oficial de Vox es que la inmigración que reciba España, aunque controlada, debe ser eminentemente hispanoamericana, en detrimento de la norteafricana, a la que considera en muchos casos «incompatible» con nuestra civilización; una postura que choca con quienes critican que los «panchitos» tampoco se integran todo lo bien que deberían. La defensa de la Hispanidad frente a la crítica a la Hispanchidad. Con el pendulazo joven cada vez más acentuado, hay más posibilidades de gente que se vaya al nacionalismo que al liberalismo; de que a Vox le surja una escisión por la derecha que por la izquierda. Por eso, superado el miedo a Alvise Pérez, en Bambú preocupa mucho más Juan García-Gallado que Iván Espinosa de los Monteros. Y eso que, de momento, ninguno ha expresado abiertamente su intención de formar un partido.

Las próximas elecciones son precisamente en Castilla y León. Ahí Vox presentará presumiblemente al presidente de las Cortes, Carlos Pollán, como sustituto de Juan García-Gallardo. La intuición del partido es que su exdirigente no concurrirá, ya que está gestionando algo a largo plazo… y con vocación nacional.

Publicidad