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Política

Robles deja por primera vez sin general médico al cuartel general de la Armada

La ministra se disculpa por una situación que se prolongará ‘sine die’ hasta que se cubra un hueco en la Sanidad militar

Robles deja por primera vez sin general médico al cuartel general de la Armada

Margarita Robles (d) junto al jefe de la Armada, Antonio Piñeiro (c) y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro López Calderón (i). | Rubén Somonte (Ministerio de Defensa)

La Armada no cuenta con un general médico en su cuartel general desde mediados de junio y la situación se prolongará sine die hasta que se cree un hueco en el escalafón de la Sanidad militar, una situación que podría no darse hasta dentro de un año salvo un inesperado movimiento de piezas, según admiten fuentes militares a THE OBJECTIVE.

Este hecho inédito se debe a que la ministra de Defensa, Margarita Robles, no ha encontrado una solución a la vacante dejada por el general Enrique Bartolomé, quien pasó a la reserva el pasado 18 de junio. A la particular guerra entre miembros de la cúpula de la Sanidad militar, que ha bloqueado una posible solución, se une la polémica decisión de Robles en marzo de aumentar a tres el cupo de generales médicos de división, lo que ha provocado un tapón entre los de brigada y que no puedan ascender el mismo número de coroneles de este cuerpo que había hasta ahora.

El hecho de que la Armada esté sin general médico ha generado inquietud en el jefe del Estado Mayor, el almirante Antonio Piñeiro, que ha pedido a la ministra que no se cronifique esta situación, pues pone a esta rama de las Fuerzas Armadas en desventaja con respecto a los ejércitos de Tierra y del Aire. Ambos se han reunido al menos dos veces para abordar este problema y Robles se ha disculpado ante él, según las citadas fuentes.

Las fuentes militares temen, no obstante, que Defensa esté ensayando con la Armada la posibilidad de quitar los generales médicos que hay en los tres cuarteles generales para que se encarguen de otros cometidos dentro de la Sanidad militar. En la actualidad, solo hay seis generales de brigada con esta especialidad dentro de los cuerpos comunes y «no hay un planeamiento claro» por parte de Robles sobre estos puestos. Por ejemplo, hace un año colocó a dos generales de brigada al frente del hospital militar Gómez Ulla –el director, Javier Areta, y su número dos, Elvira Pelet– hasta que en julio de este 2025 ascendió al primero a general de división.

En el hospital de Zaragoza, el segundo más importante, también ha habido vaivenes en los últimos años: primero se ascendió a general a Juan Antonio Lara en plena atención a los heridos ucranianos de la guerra, colocándole de esta forma en un mismo plano de igualdad con el director del Gómez Ulla. Pero cuando la ministra colocó a Lara al frente de la Inspección General de Sanidad de la Defensa (Igesan), su sustituto en la capital aragonesa –Alfredo Buisán– volvió a ser un coronel.

A todo ello se une que el último general médico en ascender, David Cobo, se ha quedado como segundo mando en el Igesan por expreso deseo de Lara. Una decisión bendecida por la propia ministra. La Armada citó recientemente a Cobo a una entrevista para ofrecerle el puesto vacante en el cuartel general y este replicó que no tenía inconveniente en incorporarse al equipo del almirante Piñeiro. Sin embargo, ha primado la decisión inicial del inspector general de Sanidad de tenerle a su lado, por lo que la Armada sigue con un coronel médico en dicho puesto.

«La ministra quiere quedar bien con todos cuando casi todo el mundo, sea de la Sanidad o no, opinamos que la Dirección de Sanidad de la Armada debe tener un general médico, lo mismo que lo tiene el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire», subraya un alto mando a este diario.

Aunque en el cuartel general solo tiene que atender a 55 personas, frente a las más de 3.000 que gestiona el hospital Gómez Ulla –por poner un ejemplo–, el responsable de la Sanidad militar de la Armada se encarga de coordinar este área con todos los buques de la Flota. Y si bien no tiene mando orgánico, sirve de enlace con las jefaturas de sanidad de otros órganos del ministerio como el citado Igesan o el Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Y no es lo mismo que las órdenes o las preguntas emanen de un coronel a que los destinatarios sean generales de una o dos estrellas. Por ello, la Armada se siente en inferioridad frente al resto de armas.

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