Los sindicatos se inventan una treta para maquillar el pinchazo de la huelga por Palestina
Los sindicatos minoritarios y colectivos a los que pertenecen incluso etarras hablan de «huelga general»

Estudiantes se manifiestan en Madrid a favor palestina
Una «performance» o un «paripé». Así reconocen desde varios frentes sindicales la convocatoria de una «huelga general» convocada para este miércoles 15 de octubre en apoyo a Palestina. La cuestión de la huelga ha despertado dudas en las cúpulas sindicales, tal y como desveló este diario. La decisión de UGT de sumarse a los sindicatos minoritarios que pedían una movilización hizo que Comisiones Obreras entrara al trapo, pero las dos principales centrales han abogado por convocar paros parciales de dos horas, y además por turnos (tres en total), ante el temor de que la huelga fracase, sobre todo en el sector privado. Las fuentes consultadas hablan de una operación para maquillar lo que para muchos será un auténtico fiasco.
Con un acuerdo de paz ya sobre la mesa, las probabilidades de que la huelga sea un éxito se han reducido notablemente, admiten las fuentes sindicales consultadas. De ahí la decisión de UGT y CCOO de hacer pasar unos «paros» de dos horas como si se tratara de una huelga: «Bajarán los delegados sindicales para hacerse una foto y cubrirse las espaldas», anticipan fuentes sindicales.
El debate en el seno del sindicato surgió tras una doble presión. Por un lado, los sindicatos minoritarios decidieron aprovechar la visibilidad de la flotilla que navegaba hacia Gaza para subir la apuesta y pedir que los trabajadores se manifestaran a favor de Palestina. Las primeras marchas fueron un éxito, y las huelgas convocadas en otros países europeos, sobre todo en Italia, movieron la brújula sindical hacia la idea de convocar una huelga por Palestina.
Etarras entre los manifestantes
Sin embargo, al igual que el Gobierno de Sánchez no supo medir el impacto del plan de paz propuesto por Donald Trump -el ministro de Exteriores y la vicepresidenta lo tacharon de «farsa» pocos días antes de que Israel y Hamás lo aceptaran-, los sindicatos también han llegado tarde, según admiten desde las centrales, y la convocatoria se mantiene cuando ya se ha firmado un alto al fuego, con la muy probable consecuencia de que la movilización esté por debajo de las expectativas.
El peligro del pinchazo existe. Así lo admiten fuentes sindicales y también los partidos promotores. Podemos ha hecho un llamamiento a seguir «movilizándose», porque en opinión de la cúpula del partido morado «hasta que no se acabe la colonización y Palestina pueda decidir libre su futuro, no podremos hablar de paz». Sumar ha decidido que participará en la huelga: sus diputados se ausentarán de la sesión parlamentaria para visibilizar su apoyo. Y los activistas de la flotilla han hecho otros llamamientos en favor de los paros.
Entre ellos, uno de los dos etarras que también se embarcaron en la misión, y que ahora forma parte de los colectivos de docentes navarros que piden al Gobierno romper las relaciones con Israel. Se trata de José Javier Osés Carrasco, que aparece en la cabecera de la concentración en favor de la huelga después de su vuelta de Israel. Osés Carrasco acaba de regresar después de rechazar el avión militar que le puso a disposición el Ejecutivo de Pedro Sánchez, logrando que el Gobierno pagara para él y otros miembros de la flotilla unos billetes en un avión comercial. Portugal, Suiza y otros países han anunciado que cobrarán a sus nacionales de la flotilla los gastos en los que han incurrido.

«No hacer el ridículo»
Osés Carrasco, al igual que Itziar Moreno Martínez, también integrante de la flotilla de Gaza, fueron miembros de ETA. Esta última formó parte activa del llamado comando Basakatxu. Fue condenada a 15 años de cárcel, pero cuando llevaba 11 cumplidos en Francia volvió a España y fue puesta en libertad. Osés Carrasco, conocido en ETA como el Jotas, fue una figura importante en los últimos años de la banda, ayudando desde el aparato logístico. En una carta enviada al tribunal que le juzgaba en Francia, reconoció «con orgullo la totalidad del recorrido de nuestra organización». Fue condenado a ocho años en 2012 y entregado a España en 2018, donde quedó en libertad un año más tarde.
Con respecto a la huelga, en el sindicato muestran su preocupación. Organizaciones sindicales como Solidaridad Obrera, Alternativa Sindical de Clase (ASC) y la Confederación General del Trabajo (CGT) hablan de «huelga general» de 24 horas, pero UGT y Comisiones Obreras han preferido pedir paros parciales de dos horas. «Han legalizado los paros parciales de dos horas como huelga para cubrirse las espaldas», explican fuentes sindicales para describir lo que califican más de «performance» que de huelga auténtica.
La idea, según estas fuentes, es intentar por lo menos que no se visibilice el pinchazo de la huelga con fotos desde las empresas para que los delegados sindicales demuestren que, aunque durante solo dos horas, los trabajadores se han movilizado. Con esa treta, mezclada con lo que hagan los sindicatos de estudiantes, los colectivos minoritarios y parcialmente los funcionarios, la esperanza es salvar los muebles y «no hacer el ridículo» después de las manifestaciones propalestinas, que califican de exitosas hasta la fecha.