Albares elige a un veterano diplomático para dirigir la delicada embajada en Argelia
El ministro coloca en Argel al actual embajador en Polonia en sustitución del hijo de Fernando Morán

Ramiro Fernández Bachiller. | Embajada de España en Polonia
El Gobierno español mueve ficha en el tablero político magrebí con un nuevo embajador en Argelia. El Ministerio de Asuntos Exteriores que dirige José Manuel Albares ha solicitado a las autoridades argelinas que autoricen el plácet de Ramiro Fernández Bachiller como nuevo jefe de legación en sustitución de Fernando Morán Calvo-Sotelo, hijo del exministro socialista en tiempos de Felipe González y que el próximo 12 de diciembre cumplirá 70 años, la edad de jubilación para los diplomáticos.
Fernández Bachiller es un veterano diplomático que desde mediados de 2022 dirige la embajada española en Polonia. Nacido en Madrid el 26 de abril de 1962, su próximo destino en Argel será previsiblemente el penúltimo en su trayectoria como diplomático. Licenciado en Derecho con especialidad en Derecho Público por la Universidad de Sevilla, ingresó en la carrera diplomática en febrero de 1989. Ha sido también embajador de España en Rumanía y Gabón, por lo que el país magrebí será su cuarto nombramiento en el exterior que aparezca en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
En los servicios centrales del Ministerio de Exteriores ha desempeñado, entre otras, las funciones de embajador en misión especial para la Presidencia española del Consejo de la UE de 2010, en el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ya con Mariano Rajoy, fue director de la unidad de Emergencia Consular entre 2013 y 2014. Desde octubre de 2018 hasta mediados de 2022 fue el jefe de la Inspección General de Servicios en Exteriores.
Argelia vive semanas de inestabilidad interna tras la polémica fuga del exjefe de la contrainteligencia argelina (DCSI) el general Abdelkader Haddad, quien habría huido a España en una lancha rápida como las que se utilizan para la inmigración ilegal. Todo ello tras abandonar, con la ayuda de militares afines, el arresto domiciliario en el que se encontraba. La DCSI se encarga de la inteligencia interna argelina y es la rama más importante de los servicios secretos del país.
Haddad, conocido con el alias de Nasser Djenn, fue ascendido al rango de general hace cuatro años después de regresar de España, a donde había huido previamente en 2018 tras las purgas llevadas a cabo por el general asesinado Gaid Salah. Inicialmente, fue destinado al centro de tortura conocido como Centro Antar, en el corazón del exclusivo barrio de la capital, y en junio de 2024, fue nombrado jefe de la DCSI.
Sin embargo, fuentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) precisan a THE OBJECTIVE que no existe constancia de la presencia de Haddad en territorio español, aunque sí que reconocen que cuenta con propiedades en la zona de Alicante de su estancia anterior y que tiene una esposa de nacionalidad española de origen magrebí, por lo que los servicios secretos están vigilando dichas propiedades, así como sus cuentas bancarias por si hay algún movimiento sospechoso.
El relevo de Morán Calvo-Sotelo se produce, por tanto, en un momento especialmente delicado para Argelia, con el presidente, Abdelmayid Tebune, enfrentado al poderoso jefe del Estado Mayor argelino, Said Chengriha, que ordenó «el cierre de todos los puntos de cruce entre Argelia y Túnez debido a situaciones internas derivadas de la desaparición del general Haddad», según la oposición argelina. El motivo de la destitución del exjefe del DCSI en mayo no es conocido y se apunta a que el régimen quería «detenerlo o eliminarlo» porque estaba a punto de organizar «una operación de asesinato» contra el citado Chengriha.
Las relaciones comerciales entre España y Argelia se normalizaron el año pasado, tras 28 meses de crisis diplomática y 3.200 millones de euros de pérdidas para las empresas. El final del veto argelino a las empresas españolas supuso un nefasto balance para estas últimas: las exportaciones a Argel pasaron de 1.900 millones en 2021 a 330 en el año 2023.
En total, las empresas dejaron de exportar productos por un valor equivalente a 3.200 millones de euros, es decir la diferencia entre el último año de normalidad económica (en 2021) y los saldos comerciales de años posteriores y de los primeros ocho meses de 2024. Es así como en 2021 se exportaron productos a Argelia por 1.888 millones de euros, cifra que se hundió en 2022 –con seis meses de bloqueo– hasta los 1.017 millones, y a los 332 millones en 2023, el dato más bajo de la serie histórica. Pese al nuevo clima, no se ha recuperado entre ambos países el ritmo de intercambios comerciales previo al giro de Pedro Sánchez a la hora de reconocer la autonomía marroquí del Sáhara, dejando a un lado la histórica neutralidad española en el conflicto.
Una inmigración sin precedentes
El principal foco de tensión entre Madrid y Argel en estos momentos es la presión migratoria sin precedentes desde las costas argelinas hacia Baleares. En los últimos cuatro meses, de junio a septiembre, cuando el clima es más benigno para navegar, han llegado a Canarias 1.900 personas a bordo de 34 pateras, frente a las 3.900 que han arribado a las costas baleares en 224 embarcaciones que salieron de Argelia, según los cálculos elaborados por THE OBJECTIVE a partir de los datos que recoge el Ministerio del Interior. Es decir, Baleares ha recibido durante ese periodo de tiempo el doble de inmigrantes –un 105,26% más– que las Islas Canarias. Ocurre lo mismo con el número de cayucos: en el caso balear han sido seis veces más los que han llegado hasta Formentera, Ibiza y Mallorca.
¿Por qué Argelia mira hacia otro lado ante la avalancha de pateras que salen de su país? Fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE indicaron a finales de agosto que ello se debía a una actitud más laxa de las autoridades del país magrebí en la lucha contra las mafias para presionar así a España a que agilice la concesión de visados a sus ciudadanos.
El problema de fondo se encuentra en la lentitud con la que los consulados españoles en Argelia –los de Argel y Orán– expiden visados a los argelinos que quieren viajar a España por motivos laborales o de turismo. En la actualidad, el visado es obligatorio tanto para los españoles que deseen viajar a Argelia –a diferencia de la situación con Marruecos– como de forma recíproca. No existe la modalidad de visado en frontera, por lo que si una persona llega a Madrid o Argel sin este documento, es obligada a regresar a su país de origen en el siguiente vuelo disponible.
El Gobierno argelino se ha quejado en los últimos meses de que las autoridades españolas han estrangulado la concesión de visados para sus ciudadanos. En este sentido, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, constató en su última comparecencia en el Congreso el elevado número de quejas recibidas en cuanto a la obtención de citas para visados en los consulados de Argelia y Marruecos, que solo pueden obtenerse por vía telemática, lo que llevó a esta institución a formular recomendaciones al Ministerio de Asuntos Exteriores para que se adopten medidas que subsanen el problema.
Desde Madrid, por su parte, también existe malestar por el hecho de que Argel deniega de forma sistemática la entrada en el país magrebí de españoles de origen marroquí, con el argumento de que pueden ser potenciales espías a sueldo del Reino alauí. Esta especie de veto recíproco de visados ha provocado que Argelia esté abriendo ahora el grifo de la inmigración ilegal hacia Baleares como toque de atención al Gobierno de Sánchez. Y no es el único aviso. El nuevo cónsul español en Argel, Gauden Villas, ha pasado casi dos meses sin poder trabajar en su demarcación consular porque no le llegó el exequator o plácet de las autoridades argelinas hasta mediados de septiembre. Ante el silencio argelino, tuvo que desplazarse al país magrebí con su pasaporte diplomático tras su nombramiento en julio y sin el visado correspondiente por su condición de cónsul. Todo ello en represalia por la misma actitud que había tenido Exteriores con el último cónsul argelino que llegó a Barcelona.
Argel no acepta devoluciones
Argelia había sido hasta hace poco una pieza clave en la política española de gestión de los flujos migratorios provenientes de África. Ha existido una cooperación durante años entre ambos países que ha permitido mantener en cifras bajas la inmigración irregular procedente del país magrebí que llegaba a las costas españolas, pero esa colaboración terminó a raíz del giro de Sánchez con el Sáhara. Con la mencionada crisis diplomática entre ambos países, Argel dejó de aceptar las devoluciones de inmigrantes irregulares desde España y «con ello abrió una espita para un crecimiento descontrolado de la migración», según reconoció recientemente el Real Instituto Elcano. «El riesgo es no solo un aumento sustancial de salidas de inmigración argelina, sino una reconfiguración de las rutas de migración subsahariana que ahora entran en Marruecos pasando por el sur de Argelia», advirtió este think tank español.
España no ha sido hasta ahora un destino importante para la emigración argelina, ya que esta última ha estado siempre orientada hacia Francia como resultado de la previa relación colonial y el conocimiento del francés entre su población. Unos 70.000 inmigrantes nacidos en Argelia están empadronados en España –sobre todo en Alicante, Zaragoza y Barcelona–, una cifra menor en comparación con el millón de personas de la comunidad marroquí.