Íñigo Errejón cumple un año de silencio tras su «contradicción entre persona y personaje»
El exdirigente de Sumar espera que se resuelva la denuncia por presunta agresión sexual para limpiar su imagen

El exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón, en el Congreso de los diputados nueve días antes de su carta de dimisión | EP
Íñigo Errejón mantuvo su palabra. Era el 24 de octubre de 2024, y el todavía flamante portavoz parlamentario de Sumar sorprendió a todos con una carta redactada después de publicarse una batería de denuncias anónimas por presunto acoso sexual perpetrado por un político «muy conocido en Madrid». En ella, Errejón hablaba del precio de la fama y la popularidad y concluía que había llegado a un punto de no retorno respecto a su conducta personal que le llevaba a dimitir de todos los cargos para encerrarse en el silencio. Un silencio que ha mantenido a lo largo de los últimos 12 meses, pese a tener que declarar ante un tribunal de Madrid por una denuncia de presunta agresión sexual.
Errejón ha tenido que lidiar con unas situaciones incómodas. La primera, sin duda, ha sido la condena inmediata que cayó sobre él por parte de muchos de sus excompañeros políticos. Toda la cúpula de Sumar y Más Madrid le dio la espalda. Dirigentes como Yolanda Díaz, Mónica García y Rita Maestre reprocharon a Errejón su conducta. Otros diputados, algunos de ellos errejonistas pata negra, renegaron de él. Un puñado de amigos y colaboradores le siguen siendo fieles, según deslizan desde estos sectores, pero para quien fue uno de los artífices del nacimiento de Podemos y del lanzamiento de Sumar, además de demiurgo del «nacional-populismo», estos meses han sido una prueba de resistencia ante el abandono de todos aquellos que le aplaudían.
Errejón prometió guardar silencio y salir de todos los focos. Y así lo hizo, aunque fuentes de los partidos en los que militó sostienen que reaccionó solo cuando vio que los suyos le ponían «a los pies de los caballos». Ocurrió poco después de su carta de dimisión, cuando Yolanda Díaz hizo público que le llamó para exigirle que diera un paso al lado. Errejón trasladó a los dirigentes de Más Madrid que los ataques debían cesar, y que de no ser así, él también podía hablar. La ofensiva se fue apaciguando en Más Madrid porque la formación de García y Maestre concluyó que el silencio mediático convendría a todos.
«Limpiar su imagen»
Errejón habló públicamente solo en una ocasión: en las puertas del juzgado número 47 de Madrid, poco antes de declarar ante el juez Adolfo Carretero por una denuncia de agresión sexual interpuesta por la actriz Elisa Mouliaá. En esa declaración, Errejón sostuvo que guardaría silencio hasta la conclusión de la investigación judicial. Y que solo después explicaría su versión de los hechos. Para muchos en Más Madrid y en Sumar, el silencio fue una «estrategia inteligente». Sugieren que fue su abogada defensora quien le aconsejó en ese sentido, para «limpiar su imagen» solo después de que se archive la denuncia.

Desde su salida y esa carta en la que afirmaba haber llegado «al límite de la contradicción entre el personaje y la persona», Errejón ha sido interceptado públicamente tan solo dos veces. La primera, en un vídeo que rebotó en las redes sociales, según el cual habría acudido a un bar de la capital en la víspera de su declaración ante el juez. Y una segunda, como asistente entre las más de 500 personas que acudieron el pasado 27 de septiembre a un homenaje a los últimos fusilados del franquismo, en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid, en la sede de Comisiones Obreras.
Errejón trabajó con ahínco en el lanzamiento y después la definición estratégica de Sumar, cuando Yolanda Díaz planteó un proyecto que aglutinara a todas las formaciones de izquierda alternativas al PSOE, menos Podemos. Errejón, que lideraba un partido, Más País, de facto inexistente, se apuntó a esa iniciativa. Rápidamente, escaló todos los peldaños de su cúpula hasta recibir el encargo de portavoz del grupo parlamentario «plurinacional». Todo se fue abajo cuando dimitió a raíz de una batería de denuncias anónimas recopilada por Cristina Fallarás, que en el seno de Sumar siempre han vinculado a Podemos y al plan de Irene Montero y Ione Belarra de debilitar a Yolanda Díaz.

Acto de homenaje
Su última aparición pública coincide con un acto sobre los últimos ejecutados del franquismo para los que Sumar ha pedido formalmente celebrar un «homenaje de Estado». Entre los homenajeados figurarían dos fusilados que pertenecieron a la banda ETA y tres del FRAP, todos ellos condenados por asesinato. El interés de Sumar por las víctimas del franquismo representa una novedad con respecto al Errejón de Podemos. Entonces, el ideólogo de los morados era partidario de prescindir del imaginario colectivo de la izquierda radical de los años setenta. Pero ahora se le ve en un acto en favor de las víctimas del franquismo, poco antes de que Sumar decidiese reivindicar su memoria, pugnando con Podemos como referente de ese espacio político.
¿Está colaborando Errejón otra vez con Sumar? ¿Es plausible pensar que, a pesar de la abjuración pública, siga ofreciendo consejos y recomendaciones a aquellos que fueron sus compañeros? Es difícil contestar estas preguntas, pues tanto Errejón como todo su entorno, ya muy reducido, se han cerrado en un silencio que probablemente romperán solo después de resolverse el juicio por la denuncia de Mouliáa. Aun así, hay algunos que sostienen que, al menos desde el punto de vista intelectual, Errejón no ha renunciado a reflexionar y ofrecer claves para entender el contexto político actual.

Una ‘pluma’ secreta
Sectores cercanos tanto a Más Madrid como a Podemos sugieren que Errejón podría estar detrás de una cuenta anónima que escribe sobre política española en la plataforma estadounidense conocida como Substack. Esta plataforma permite a periodistas, escritores, analistas e influencers publicar de forma directa sus comentarios y entrar así en contacto con la comunidad de suscriptores. Según algunos miembros de los partidos en los que militó, Errejón estaría dando rienda suelta a sus ideas en esta plataforma bajo el seudónimo de Curb, para ofrecer puntos de vista en un «estilo» que se considera muy errejonista. Es decir, con reflexiones que analizan la realidad, siempre desde un punto de vista posgramsciano, muy vinculado a cuestiones como la percepción de la realidad por parte de las masas y cómo ejercer influencia sobre ellas.
Sus escritos aparecen bajo un muro de comentarios titulado: «Las duras tablas». Y en su último mensaje, publicado el pasado 15 de octubre, este misterioso escritor emplea términos que podrían leerse en otros artículos y reflexiones de corte errejonista. Por ejemplo: «desplazar el centro»; «asustar a los moderados»; «fragmentar la oposición»; «una comunidad con un perímetro cambiante»… Entre los seguidores de este perfil, además, hay algunos conocidos del exdirigente de Podemos y Sumar, como Juan Carlos Monedero y Loreto Arenillas, su ex mano derecha, como publicó El Mundo.
Sea como fuere, a un año de la carta de dimisión que sacudió tanto a Sumar como a Más Madrid, Errejón prometió alejarse de la primera línea, y de momento lo ha hecho. Las fuentes consultadas sostienen que los dirigentes de esas formaciones se lo tienen que agradecer, porque ha evitado que la crisis interna fuera a más, y que el caso Errejón acabara derivando en un proceso sobre las responsabilidades colaterales de todos aquellos líderes (las llamadas «jefas» de Más Madrid y Sumar) que recibieron informaciones sobre su conducta y las obviaron.
Indemnización parlamentaria
Según los miembros de Más Madrid y de Sumar, el probable «archivo» (así lo manifiestan casi todos) de la denuncia de Mouliaá permitirá a Errejón volver a la palestra mediática. Como adelantó este diario, el exdiputado dejó de percibir su indemnización parlamentaria poco antes del verano, así que una posibilidad que sus excompañeros barajan para su «vuelta» es la de encontrar una plaza universitaria, aprovechando sus estudios y su doctorado (además de la experiencia profesional) o una presencia en una tertulia televisiva.
Esa última opción es la que los excompañeros de Errejón considera más factible a corto plazo. En lo que casi todos coinciden es que el futuro de Errejón no pasa por guardar silencio, puesto que la búsqueda de la popularidad que le llevó a esa «contradicción entre persona y personaje» es, según muchos de los que le trataron de cerca, algo no accesorio, sino intrínseco a su personalidad. ¿Veremos más pronto que tarde a Íñigo Errejón de vuelta? «Sin duda alguna», responden los cuestionados.