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Política

La flotilla de Colau debate si denunciar a Israel por secuestro en vez de por detención ilegal

Los organizadores pretenden convertir el caso en un nuevo frente de denuncia internacional contra el Gobierno israelí

La flotilla de Colau debate si denunciar a Israel por secuestro en vez de por detención ilegal

Un barco de la flotilla que fue interceptada por Israel en su viaje hacia Gaza

Una denuncia por secuestro de personas contra Israel y daños en las embarcaciones con riesgo de naufragio. Esta es una de las líneas que están estudiando los miembros y abogados de la Global Sumud Flotilla para denunciar a Israel por la detención de los activistas que navegaban rumbo a Gaza entre el 1 y 2 de octubre. Los miembros de la flotilla están actuando de momento a escala nacional: los grupos se están dividiendo por países, pero con el objetivo común de elevar la cuestión de su detención a los tribunales nacionales, y así estirar la polémica sobre la reacción de Israel ante su desafío. El sector español está ahora mismo dividido entre seguir las acciones legales emprendidas por otros compañeros, que apuntan directamente a denunciar Israel por «secuestro de personas» y no solo «detención ilegal».

Los primeros en dar el paso han sido los italianos. Algunos integrantes de la delegación italiana que navegaban en los barcos de la flotilla hablan más de secuestro de personas y daños que de detención ilegal. Y en esa línea esperan que investiguen los fiscales italianos. Esa delegación cuenta con algunos representantes públicos y diputados, lo que refuerza la proyección de su queja. Los activistas hablan de «secuestro de personas» y también de «secuestro de las embarcaciones», además de daños. Según su relato, Israel actuó a 70 millas de Gaza, con «acciones violentas» que obligaron a las embarcaciones a modificar su rumbo y después a detenerse. Califican la acción de «piratería», que llevó a un secuestro tanto de las embarcaciones como de las personas que estaban en ellas.

Fuentes cercanas a los colectivos de la flotilla en España sostienen que este podría ser el camino a seguir también para los españoles. Y reiteran que estos —alrededor de 50 personas— también quieren acudir a los tribunales para que los jueces investiguen lo ocurrido en Israel. Aunque sobre este punto, según ha podido saber este periódico, existen ciertas dudas. El sector más duro pretende acusar a Israel de «violación de derechos humanos» por el trato dado a los detenidos ya en tierra, mientras que otros prefieren centrarse en la acción en la mar. Por eso hablan de detención ilegal más que de secuestro. Jaume Asens, el abogado del grupo español de la flotilla, se mostró más favorable de hablar de detención ilegal.

Movilización

El pasado 5 de octubre, el equipo legal de la Global Sumud Flotilla denunció «graves abusos» contra los participantes. Se referían a la existencia de «claras violaciones» de los derechos de sus integrantes, apelando al incumplimiento del derecho internacional. Israel acusó a los activistas de «provocadores», sostuvo que entre sus miembros había personas vinculadas a Hamás y Hezbolá y aseguró que se estaban «respetando plenamente» los derechos de los detenidos. Los miembros de la flotilla regresaron pocos días después de su detención, en algunos casos con decisiones polémicas, como rechazar el avión militar enviado desde España para forzar al Gobierno de Pedro Sánchez a pagarles un billete de avión en una compañía comercial. Este hecho, desde el punto de vista legal, podría debilitar la tesis del secuestro.

El objetivo de los activistas de la flotilla es mantener viva la llama de la protesta. Ya han lanzado una campaña de financiación para recuperar las embarcaciones retenidas por Israel, antes de su destrucción, tal y como adelantó este diario. En segundo lugar, quieren elevar su queja hasta los tribunales, donde creen que se podría abrir algo parecido a un contencioso internacional. Quieren que los jueces nacionales abran diligencias e investigaciones que apunten a un incumplimiento del derecho internacional por parte de Israel, aunque saben que, debido al contexto internacional, será muy difícil lograr la colaboración del Ejército israelí. La cuestión es, sobre todo, política: seguir generando debate y polémica con tal de mantener la atención de la opinión pública.

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