Antonio Garamendi (CEOE): «El problema en España es que nos mandan los extremismos»
El presidente de los empresarios alerta, en una entrevista con TO, de la inseguridad jurídica que provoca el Gobierno
Antonio Garamendi (Getxo, 1958), presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) desde 2018, alerta sobre las graves consecuencias que tiene en las empresas la «falta de seguridad jurídica» en España, calificándolas de «terroríficas». Al mismo tiempo, denuncia el «electoralismo» de las decisiones de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y del Gobierno que, «como no le salen las cuentas en el Congreso, empieza a inventarse cosas». El máximo responsable de los empresarios subraya en una entrevista concedida a THE OBJECTIVE que en España «nos están mandando los extremismos, los titulares, en lugar de la reflexión»
PREGUNTA.- Este miércoles ha anunciado que planta a Yolanda Díaz y no va a formar parte de la negociación para la reforma del despido ¿El diálogo social con el Gobierno va de mal en peor?
RESPUESTA.- Hay muchas mesas abiertas y nosotros no nos hemos levantado nunca. En este caso, no nos sentamos; no es que estoy sentado y me levanto. No me siento porque la premisa inicial es falsa. Se está permanentemente trasladando que la Carta Social Europea del Consejo Social Europeo dice que España no está adaptada a los despidos que se plantean en Europa. El ministerio se olvida de que el Tribunal Supremo ha dictado una sentencia donde dice que España está de acuerdo con la Carta Social Europea. Cuando nos hemos sentado para que nos cuenten el tema, el Ministerio no ha traído ninguna propuesta y le ha pedido a los sindicatos que la traigan, para eso hablamos directamente los sindicatos y nosotros.
P.- ¿Qué está pasando entre los sindicatos, el Gobierno y los empresarios?
R.- Al Gobierno no le salen las cuentas en el Congreso y empieza a inventarse cosas, a sacar temas para mantener un debate político que tiene poco que ver con el diálogo social. También está pasando con el salario mínimo, que se quieren saltar la ley y romper el artículo 26 y 27 del Estatuto de los Trabajadores. Lo que no podemos admitir es que el Ministerio esté llevando el diálogo camino de la UVI. Ya hemos dicho que iremos a los tribunales a defender nuestros intereses, porque están generando una falta de seguridad jurídica impresionante, especialmente en las pequeñas empresas. El impacto es terrorífico. No podemos admitir un ministerio que está en un planteamiento político, electoral, que poco tiene que ver con lo que sería una responsabilidad, en este caso, laboral. Y encima oyendo descalificaciones personales porque, como encima no le gusta lo que dices, pues te llama de todo: machista, que si estoy muy cercano al presidente argentino, que no sé lo que es trabajar en no sé cuantas horas. No creo que este sea el camino.
P.- Parece, entonces, que la deriva del diálogo social va empeorando
R.- Creo que no es el sistema. En el caso de los permisos por fallecimiento, la gente se mete con nosotros porque yo lo que he dicho es que no son formas como lo ha hecho, porque eso se lleva a una mesa y lo hablamos. Llevo casi siete años de presidente de la CEOE, nunca he oído a los sindicatos hablar de este tema, nunca. Yo no estoy diciendo que no hablemos, pero yo creo que no tiene pase que la ministra, en un desayuno en Madrid, diga que lo hacemos. No son formas y hasta los sindicatos le han dicho que esto no es así, y el propio ministro de Economía. Pobre ministro, con el que tenemos un trato y podemos hablar, aunque podamos estar de acuerdo con cosas o no. Ya le ha dicho que era una mala persona, aquí no queda títere con cabeza.
P.- ¿La ministra basa su gestión en la propaganda sin un fondo técnico en sus propuestas, más bien con golpes de efecto?
R.- Todo va sin memoria económica, invadiendo el espacio de la negociación colectiva. Dos años después de la reforma laboral, los sindicatos decían que había que derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral y llegamos a un acuerdo de largo plazo, que es lo que da estabilidad al sistema. Se lo están saltando, dando prioridad a los convenios autonómicos con respecto a lo que eran los convenios nacionales, provinciales o de empresa. Es una deslealtad hacia el diálogo social y una ruptura de la confianza. Lo último que estamos viendo no nos gusta.
«El Gobierno, como no le salen las cuentan en el Congreso, se inventa cosas»
P.- ¿No se fía de Yolanda Díaz porque hace más marketing político que política?
R.- A nivel personal no voy a entrar, pero, evidentemente, estamos en un planteamiento donde se está haciendo más marketing y electoralismo que los que son los propios de la responsabilidad de un ministerio. El ministerio es de trabajo, no de los trabajadores, que también tiene que serlo, pero también de las empresas. En estos momentos, la línea que están llevando no es la adecuada, porque se está demostrando. Ni me fío ni me dejo de fiar, nosotros no tenemos que estar diciendo no a todos y a todo, diremos lo que tengamos que decir en cada momento y lo que pensemos que es bueno para este país. En esta casa tenemos una ventaja, que tenemos elecciones, pero no nos presentamos a las elecciones, trabajamos con independencia, con sentido de Estado y con lealtad institucional, que es la que espero que se tenga con nosotros.
P.- ¿Piensa que Yolanda Díaz utiliza a los empresarios para intentar mejorar su imagen dentro de la coalición de Gobierno y de Sumar?
R.- Eso hay que preguntárselo a la ministra. No creo que sea rentable meterse con la gente que crea riqueza, que crea empleo, que paga los impuestos.
P.- ¿El intento de reducir la jornada laboral a 37,5 horas fue el primer aviso de Yolanda Díaz de que iba ignorar a la patronal en sus decisiones? ¿Fue sobrada al Congreso y le tumbaron su propuesta?
R.- Nosotros hablamos con todo el mundo y tenemos todo el derecho, y a alguno parece que le molesta. Hemos oído alguna expresión diciendo que el Congreso puede decir que no, pero el pueblo dice que sí. Me parece bastante duro oír esa frase. La soberanía popular está en el Congreso, nos gustará más o menos, pero lo que salga de ahí es la soberanía popular. Que desde el Gobierno te digan que si no hacen lo que yo digo es que se están equivocando, sinceramente es una frase que está fuera de lugar, que es lo que ha ocurrido. Tres partidos han considerado que no era una medida adecuada y han planteado que para eso está la negociación colectiva.

P.- El último fracaso del Gobierno ha sido intentar subir la cuota a los autónomos, aunque después ha rectificado ¿ha sido un globo sonda para intentar tapar los casos de corrupción que afectan al presidente, al Gobierno y al PSOE?
R.- Nosotros habíamos planteado que se esperara a final de año a ver cómo iban las cosas. Lorenzo Amor, vicepresidente de CEOE, lo que ha planteado es que aquí nadie nos ha comentado nada y nos ha venido el sablazo. De golpe dos mil millones al año y habría que hablarlo y ver cómo podemos ir jugando el partido. Lo que hace falta es un debate y la realidad es que el ministerio ha tirado atrás en muy pocos días el tema. Vamos a ver qué es lo que plantean ahora.
P.- ¿No son ya demasiadas ocurrencias para tapar otras cosas?
R.- Por eso pedí que me dieran un permiso de diez días detrás de los planteamientos que hacía la ministra, porque efectivamente el tema de los autónomos tenía que estar encima de la mesa; el absentismo es otro tema de los que hay que hablar. El tema de los permisos, de los despidos, son temas que van saliendo y tienen un tinte más electoralista que de lo que es nuestro trabajo. Además, es intentar minar lo que es el diálogo social bipartito, porque, cuando llegan a acuerdos, como pasó con las horas, dicen, hemos llegado a un acuerdo de diálogo social, cuando la OIT define el diálogo social como tripartito: Gobierno, trabajadores y empresarios. El bipartito es el de los trabajadores y los empresarios. El Gobierno lo que no puede es decir que he llegado a un acuerdo de diálogo social y se escenifica la ministra con los sindicatos. Eso difiere un poco del diálogo social al que nosotros estamos acostumbrados.
P.- ¿Se sienten utilizados por Yolanda Díaz?
R.- No, yo no me siento absolutamente utilizado. Cuando hay que decir que no, decimos que no, y cuando hay que decir que sí, digo que sí. Utilizado se puede sentir algún otro. Es más, si estuviera utilizado no iría. Que ella utilice el diálogo social para hacer su campaña, puede ser. Lo que consideramos es que los métodos, los modos y las formas que se están utilizando no son, en ningún caso, las mesas clásicas, que son las que tienen que ser.
P.- ¿El absentismo laboral es uno de los grandes problemas del empleo en España?
R.- Es uno de los grandes problemas españoles y uno de los grandes costes. En estos momentos faltan al trabajo de un millón y medio a seiscientas mil personas al día, con un coste de 32 mil millones de euros, 16 mil millones a la Seguridad Social, y 16 mil millones a las empresas. El 7% ocupan el 50% de las bajas. Los menores de 35 años pierden nueve millones de días al año. Primero hay que ver cómo se mejora la salud de la gente. En España hacen falta más médicos, que no gasten en otras cosas y le paguen más, que sea más atractivo querer trabajar en España. En estos momentos se han disparado las bajas por salud mental. Soy patrono de FAD Juventud y los datos son escalofriantes. Lo que no pueda pretender el Estado es decir que es una enfermedad profesional. No, es una enfermedad social. Esa es la forma para que las empresas se coman los gastos y yo me los ahorre. Otro de los problemas que está habiendo es cómo colocan a lo privado todo y siguen facturando y siguen haciendo otras cosas, el gasto público. El absentismo profesional hay que detectarlo y parece que de eso no se habla. Hace tres años, en el Acuerdo Nacional de Convenios, dijimos que teníamos que hablar con los sindicatos, pero parece que no se puede. Si hablamos de las mutuas, no se puede, del INSS, tampoco. En muchos casos hay una parte también de fraude.
P.- ¿Este problema puede ser consecuencia de las continuas llamadas del Gobierno a desincentivar el trabajo y la cultura del esfuerzo?
R.- Me han llamado de todo por hablar de la cultura del esfuerzo. Hice una referencia a un tenista porque es la cultura del esfuerzo. Me parece una persona increíble y un ejemplo para todos. Lo que fue, o lo que ha sido, Rafa Nadal, y lo que es. Y lo digo para el resto de deportistas, pero es lo mismo en una familia que monta un bar o un señor que hace una oposición y que es el esfuerzo de tres años estudiando para ver si lo consigue. Yo creo que es lo que nos han enseñado, y lo que debería ser. Decir que vamos a trabajar menos para vivir mejor queda muy bonito, pero no es la realidad.
P.- ¿No es una irresponsabilidad?
R.- Soy sufridor de una campaña bastante brutal. En estos momentos faltan 75.000 personas en digitalización, especialmente en ciberseguridad, ingenieros, gente de formación profesionalizada. Es un problema de actitud. El paro juvenil en España es altísimo y faltan gente en la hostelería, en la construcción, conductores de transporte. Estos mensajes no son los más adecuados, no ayudan, porque, de hecho, si hubiera que hablar claro, es que son gente que está viniendo de fuera, ocupando esos trabajos, y a mí me parece bien, porque nosotros somos acogedores.
«El impacto por la falta de seguridad jurídica en las empresas es terrorífico»
P.- ¿La falta de Presupuestos está llevando a empresas a dejar de invertir en España ante la incertidumbre sobre el futuro?
R.- Lo estamos diciendo, llevamos tres años sin Presupuestos, incluso sin presentación de los Presupuestos. La mayor empresa que hay en España es el Estado, por lo tanto, demandamos esos Presupuestos. Nos podemos encontrar con parlamentarios que estén esta Legislatura y que no sepan lo que es un presupuesto. Es algo bastante increíble. España es un país que merece la pena, pero la falta de seguridad jurídica, de estabilidad regulatoria o de calidad de la norma, provocan que la inversión en España esté en rango del año 19 y la inversión extranjera ha bajado, no ha crecido de la manera que debiera de crecer. Todas estas medidas del Ministerio de Trabajo no ayudan. Yo no entro en cuál tiene que ser la política del Gobierno, diremos si estamos de acuerdo, o no, pero es que nos mandan los extremos. El problema es que el extremismo es el que está mandando. El titular en vez de la reflexión. ¿Qué pasa con las energéticas, que encima les suben los impuestos a la carta? ¿Qué pasa con la banca, que tendría que invertir los fondos, la inversión privada, si resulta que te meten impuestos a la carta?
P.-. La inestabilidad política avanza, como se desprende de la advertencia de Junts este miércoles en el Congreso, cuando Miriam Nogueras increpó a Sánchez al asegurar que hay que hablar menos del cambio de hora y más de la hora del cambio; Sánchez comparece en la comisión de investigación del caso Koldo ¿están circunstancias agravan aún más la imagen de España?
R.- No es la mejor noticia para dar de España. Los corresponsales extranjeros no hacen más que que transmitir lo que dice la prensa española, esa es la imagen que estamos dando a los mercados. Hay algo que sí creo que es importante, porque hay gente que dice: «bueno, pues no pasa nada, porque esta inversión ya se hará luego». No, la inversión está y cuando se va a otro sitio, ya no vuelve. Hace pocos días he estado en Marruecos. También se está moviendo. Novecientas empresas españolas están en Marruecos. La globalización existe y significa que las empresas se van a ir moviendo, van a ir entrando en los sitios donde vean que hay una estabilidad, donde hay estudios serios.

P.- ¿Está inestabilidad está relacionada también con la corrupción política que afecta al Gobierno, detecta inquietud en las empresas?
R.- El dinero es cobarde. Nadie le prestaría a alguien por mucho tipo de interés que le den si no le da fiabilidad. Las empresas intentan desarrollar su trabajo en un espacio que no sea hostil y, cuanto menos hostil, mejor, y cuanto más tranquilidad, mejor. A nosotros nos gustan los países aburridos, con menos presión, desde el ámbito político. Qué maravilla que un país sea bastante aburrido. A mí me encantaría no salir todo el día, porque entonces sería que todo iría absolutamente bien.
