Puigdemont insta a Feijóo a moverse tras la ruptura con Sánchez: «La llave la tiene el PP»
El Gobierno se consuela con que Junts «no se atreverá» a presentar una moción de censura con los populares y Vox

Miriam Nogueras; Carles Puigdemont: y Jordi Turull. | EFE
No es el mejor escenario para Moncloa, pero tampoco es el peor. El Ejecutivo se abonó este lunes a la tesis del vaso medio lleno para minimizar la ruptura de Junts con el Gobierno de coalición. Tras la comparecencia de Carles Puigdemont, fuentes del núcleo duro del presidente Sánchez consultadas por THE OBJECTIVE se consolaban con el hecho de que el expresident fugado no haya anunciado una moción de censura que ponga fin a la legislatura. Cierto es que el Gobierno no esperaba que se consumara la ruptura del espacio de diálogo en Suiza, como avanzaron fuentes de Junts a este periódico, asegurando que «esto se ha acabado». Pero no es menos cierto que, en el peor de los casos, en Moncloa se habían situado en una ruptura «a medias» porque los postconvergentes «no se atreverán a presentar una moción de censura».
Una afirmación que es mitad convicción, mitad estrategia. Lo que persiguen en Moncloa es visualizar a Junts junto al bloque del PP y Vox para que continúe la sangría de votos hacia su rival en Cataluña, Aliança Catalana. «Veremos como se cristaliza porque el electorado de Junts no le ha votado para que entre ni Vox ni el PP», manifestó la ministra de Ciencia y secretaria general del PSPV, Diana Morant. El argumentario desplegado por el Gobierno consistió en transmitir una aparente tranquilidad y «dudas» de que el anuncio de Puigdemont se traduzca en un efecto concreto en la legislatura.
«Estamos tranquilos. Este es un Gobierno que cumple sus compromisos y respeta las decisiones de otros partidos políticos. Los años nos avalan», aseguró la ministra de Igualdad, Ana Redondo. «No sé eso en qué se va a traducir, pero el Gobierno seguirá trabajando para sacar propuestas y hacer que España siga yendo como va. Junts tendrá que elegir si quiere esta España que progresa o una España de involución porque no hay alternativa». «Esa es la clave», según las fuentes socialistas consultadas. «¿Qué va a cambiar, si seguiremos negociando y sudando en cada votación?», señalan en referencia a que el único giro de 180 grados sería la presentación de una moción de censura con el PP y Vox, para la que no hay acuerdo ni números, porque de momento, «no se atreven».
Puigdemont señala a Feijóo: «Tiene la llave»
Sin embargo, los postconvergentes vuelven a denunciar la campaña de «humo» del PSOE para ocultar la realidad de los pasos que ha tomado la cúpula de Junts reunida en Perpiñán. Una ruptura del espacio de diálogo en Ginebra que nadie contemplaba el pasado viernes, cuando se hablaba de «un farol» por parte de Puigdemont. Una vez se ha consumado, los independentistas catalanes explican que se trata de un primer paso, pero también miran a los que tienen que dar el segundo. «Junts ya ha hecho lo que tenía que hacer, ahora quien tiene la llave de la gobernabilidad es el PP».
Como vienen deslizando fuentes de Junts a THE OBJECTIVE, romper con Sánchez ha sido una decisión estratégica que tiene en el horizonte el objetivo de un acercamiento al PP para la presentación de una moción de censura instrumental con los populares con el único punto de disolver las Cortes y convocar elecciones generales. Según las fuentes consultadas por este periódico, es el PP de Alberto Núñez Feijóo el que, hasta la fecha, no ha dado muestras de tener voluntad de avanzar en este acercamiento con Junts. «No sé a qué esperan… ¿Cómo quieren que se llegue a un candidato alternativo si no hablan?», se preguntaban hace días en el entorno de Puigdemont.
El análisis de Junts tiene su base en las encuestas. Cuanto más tiempo pase, peor. La reflexión evidencia el temor de los posconvergentes a la fuga de voto de Junts hacia la formación de Silvia Orriols, Aliança Catalana; un proceso similar al que está sufriendo el PP con Vox, cuya tendencia alcista podría poner en peligro la consolidación de la primera posición para el PP con unos números suficientes como para formar un gobierno en solitario, tal y como se han comprometido los populares. Desde Junts advierten al PP de que o dan pasos para desalojar a Sánchez del Gobierno «o se los va a terminar de comer Vox». Exasperan los tiempos de un PP que no parece querer concretar ninguna interlocución con Junts hasta no acreditar un movimiento contundente en el terreno judicial.
Presupuestos, ¿primer acto de campaña?
Pese a todo, el Gobierno no da marcha atrás respecto a su compromiso de presentar Presupuestos Generales del Estado. Como avanzó este diario, la presentación de las cuentas públicas no se produciría hasta principios del mes de noviembre, alargando los plazos al máximo ante la posibilidad de que el debate de totalidad en el Congreso de los Diputados pueda convertirse en un primer acto de campaña». Tanto las declaraciones públicas como las fuentes gubernamentales consultadas confirmaron que la decisión de Junts no conllevará la renuncia a presentar los PGE.
«Todos saben que no saldrán adelante», confirman diferentes dirigentes del PSOE y altos cargos gubernamentales. De hecho, lo ocurrido este lunes no es más que la consecuencia de las tres últimas reuniones en Suiza y Bélgica, que fueron un «sonado fracaso». La ausencia de avances por parte de José Luis Rodríguez Zapatero y el adjunto de Santos Cerdán, Juanfran Serrano, motivaron el blindaje de Puigdemont, que no permitió siquiera al expresidente del Gobierno hablar sobre los Presupuestos Generales del Estado o las leyes judiciales que eran prioritarias para el Ejecutivo.
Lo mismo ocurrió en Bruselas con el president de la Generalitat, Salvador Illa. Durante el mes de agosto, Puigdemont, ya advirtió de que en otoño pasarían cosas si el Gobierno no cumplía con los compromisos adquiridos, hasta que el jueves de la semana pasada la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, elevó la presión al hablar en el Congreso de que había que «empezar a hablar de la hora del cambio».
Con esta decisión de la dirección del partido se han logrado imponer las tesis del expresident frente a las de su secretario general, Jordi Turull, cuyos «errores» por permitir una concatenación de incumplimientos sin consecuencias han motivado que aflore la crítica interna: «Se ha jugado muy mal. Esto no da más de sí», certifican los neoconvergentes.
