Vox culpa a Guardiola de no querer negociar las Cuentas para acusarles de «pinza» con el PSOE
El partido confía en crecer y ser aún más determinante de lo que lo fue en la pasada legislatura

El ex presidenta de Extremadura María Guardiola junto al líder de Vox en la región, Ángel Pelayo.
El sentimiento que reina en Bambú 12, la sede de Vox, con respecto al adelanto electoral en Extremadura es de perplejidad. La presidenta extremeña, María Guardiola, disolvió este lunes el Parlamento regional antes de que el martes se votaran las enmiendas a la totalidad contra sus Presupuestos de 2026, denunciando un bloqueo impuesto por la «pinza» entre PSOE y Vox. Este último partido pensaba que las negociaciones iban a prolongarse y que aunque un pacto in extremis era más que improbable, al menos iban a debatirse las enmiendas.
Vox critica a Guardiola una profecía autocumplida, que consistiría en denunciar un «bloqueo» antes de agotar las negociaciones con el objetivo de explotar electoralmente una «pinza» ente socialistas y ellos mismos. «Propongo presupuestos. El partido (Vox) que me invistió con sus votos y acabó con el régimen socialista los rechaza pero… también propone medidas concretas para mejorarlos como en Valencia o Murcia. Decido no respirar ni negociar, y acuso a Vox de bloqueo», ha resumido en X el eurodiputado Jorge Buxadé, hombre fuerte en el organigrama del partido de Santiago Abascal.
«El relato de la pinza no se sostiene», denuncian fuentes nacionales de Vox, que recuerdan que fueron ellos quienes se querellaron el pasado mes de mayo contra el secretario general del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, por el supuesto delito de cohecho tras su toma de posesión como diputado autonómico. «Y va a terminar en la cárcel gracias a nosotros», abundan estas mismas fuentes en referencia al candidato socialista a la Junta extremeña.
En Vox están preparados para una campaña dura, en la que abundarán los ataques. No olvidan cómo María Guardiola les tildó de «machistas» y «homófobos» antes de las elecciones autonómicas de 2023, para luego terminar pactando con ellos. «La pinza la tiene ella con el PSOE, ya que defienden las mismas políticas», dice Vox sobre la «pinza», que parece que va a ser el leitmotiv de la campaña.
La de Vox oscilará en torno al campo, su principal bandera política en la región. No en vano la única consejería que arrancaron al PP cuando entraron en el Gobierno de Extremadura fue la de Gestión Forestal y Mundo Rural. Pero ésta, tal y como adelantó THE OBJECTIVE, será también una bandera en Castilla-La Mancha y en Castilla y León.
Aún no hay candidato oficial, a la espera de que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se reúna y delibere a finales de esta semana o a comienzos de la próxima. Salvo sorpresa, Ángel Pelayo repetirá como cabeza de lista. El también senador, además, tendrá la oportunidad de proyectarse este jueves con el interrogatorio que hará a Pedro Sánchez en la comisión que investiga en el Senado el caso Koldo. En Vox hace tiempo que no fían las elecciones a la popularidad del candidato sino a la fuerza de la marca.
Por esto mismo, el partido realizará un gran despliegue de todos los primeros espadas, incluido el propio Santiago Abascal, conscientes de que puede ser la primera convocatoria electoral dentro de un ciclo que encaran con una inercia demoscópica muy positiva. Un mal resultado podría frustrar a parte de su electorado.
Con todo, en Bambú confían en mejorar sus resultados electorales con respecto a 2023, y ser aún más decisivos que entonces. Un motivo más por el que no entienden la convocatoria de María Guardiola, que ha evidenciado en más de una ocasión su descontento por gobernar junto al partido a su derecha. Según la última encuesta publicada, elaborada por Sigma Dos, Vox cosecharía un 9,3% de los votos, que se materializarían en seis escaños, uno más de los que disponen ahora.
