Las evasivas de Sánchez en el Senado: 18 «no me consta», 11 «no lo sé» o seis «no recuerdo»
El PP ha criticado con dureza la comparecencia del presidente del Gobierno en la comisión Koldo de la Cámara Alta

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Eduardo Parra (EP)
¿Puede un presidente del Gobierno responder a graves acusaciones de corrupción con un arsenal de evasivas que suman más de 40 «no me consta» o «no lo sé»? Eso es precisamente lo que ha hecho Pedro Sánchez en su comparecencia ante la comisión de investigación del Senado sobre el caso Koldo, unas cinco horas que el Partido Popular ha tildado de ejercicio maestro en el arte de eludir la verdad, con un recuento preciso: 18 veces «no me consta», 11 «no lo sé» y siete «no tengo constancia», entre otras fórmulas similares como «no recuerdo» (seis veces), «no sabría decirle» (tres), «desconozco» (cinco) y «no tengo conocimiento» (dos), entre otras frases que han dejado al descubierto, según la oposición, una absoluta falta de transparencia.
En una valoración tras la sesión, que se ha prolongado varias horas, el PP ha arremetido contra el jefe del Ejecutivo por su supuesta incapacidad para responder con claridad a las preguntas que se han formulado, según ha podido saber THE OBJECTIVE. «Para esto no necesitaba una ‘war room’ ni le hacían falta 950 asesores», han ironizado las fuentes populares, subrayando que ya han contado con que Sánchez intentaría «evadir todas las preguntas del senador del PP». Han añadido que «buscar verdades en cualquier testimonio de Pedro Sánchez sería ingenuo» y que «decir la verdad no se le da bien», aunque han destacado el logro de haberlo sentado en la comisión para plantear interrogantes que «muchos españoles querrían que respondiera». Sin embargo, han lamentado que «no lo ha hecho, pero todos los españoles han visto la nula vocación de colaborar del presidente».
Uno de los puntos más importantes del PP ha sido la oferta de un careo con los imputados José Luis Ábalos y Víctor de Aldama, propuesta para aclarar las diferencias entre las declaraciones de Sánchez y las de estos implicados en la trama. «Le hemos ofrecido un careo. Un careo para que aclare las diferencias entre sus declaraciones y las de los imputados José Luis Ábalos y Víctor de Aldama», han señalado, añadiendo que Sánchez «se ha negado a someterse a esa fórmula aclaratoria y él sabrá el motivo por el que teme verse con el nexo corruptor de la trama y con el principal corrompido». Han insistido en que «la propuesta sigue en vigor».
Las críticas se han extendido a respuestas específicas del presidente, como su afirmación de no saber «dónde está el despacho de la persona que entrega los sobres con billetes que él mismo admite haber recibido, lo cual es llamativo». Además, han destacado que ha respondido «no recuerdo» cuando se le ha preguntado por «su último cobro en efectivo por parte del PSOE». Según el PP, Sánchez «no ha despejado ninguna duda sobre la contabilidad B del PSOE, el rescate de Air Europa, la trama de las mascarillas» ni siquiera «ha sabido ni despejar la duda de si tiene o no mensajes con Aldama».
Pese a la frustración por las evasivas, el PP ha considerado que ha cumplido su objetivo principal: exponer a Sánchez ante la opinión pública nacional e internacional. «En todo el mundo, en todas las televisiones, en todos los medios de todos los países, se va a ver al presidente del Gobierno de España respondiendo (o sin responder) a preguntas sobre la corrupción de su familia, su partido y su Ejecutivo. La deshonra es total. El objetivo está conseguido», han proclamado en su valoración.
Finalmente, las fuentes populares han enmarcado la jornada en el contexto político más amplio, sugiriendo que Sánchez «ya puede irse a comer justo antes de poner el foco en el veredicto de la militancia de Junts sobre la viabilidad de su proyecto político». Han resumido el día como «el perfecto resumen de una legislatura»: «Por la mañana, un presidente en minoría en las Cortes hablando de corrupción. Por la tarde, pendiente del independentismo del que depende y siempre ha dependido».
Esta comparecencia ha formado parte de la investigación sobre el ‘caso Koldo’, una presunta red de corrupción en contratos públicos durante la pandemia, que ha implicado a ex altos cargos del PSOE. El Gobierno no ha respondido aún de forma oficial a estas acusaciones, aunque Sánchez ha rechazado durante la sesión cualquier vinculación personal con los hechos investigados.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha acusado al jefe del Ejecutivo de no ofrecer explicaciones claras y de priorizar el silencio sobre figuras clave del PSOE implicadas en el escándalo, como el exministro José Luis Ábalos y Santos Cerdán, actual secretario de Organización del partido y en prisión provisional. «No puede seguir gobernando quien debe más silencio al ‘sólido’ Ábalos y al ‘decente’ Cerdán que explicaciones a la gente», declaró Feijóo en un mensaje publicado en la red social X. El dirigente popular ha enfatizado en la necesidad de un «tiempo nuevo de reparación y limpieza» en España, asegurando que su partido lo impulsará.
Varios cargos del PP han utilizado las redes sociales para reprochar a Sánchez su falta de explicaciones en la Cámara Alta. El senador murciano Francisco Bernabé fue más allá al afirmar: «Sánchez en el banquillo de los acusados del Senado. Pronto en el de los juzgados». El partido considera que la sesión ha expuesto internacionalmente las sombras sobre la corrupción en el entorno del Gobierno, familia y partido de Sánchez, proclamando que «la deshonra es total» y que su objetivo de visibilizar estas cuestiones se ha cumplido.
El secretario general del PP, Miguel Tellado, se ha sumado a las críticas centrándose en los elogios que Sánchez ha dedicado a Ábalos durante su intervención, refiriéndose a él como «el elocuente», «el articulado» o «el sólido», pero evitando mencionar su condición de imputado. «De todo, menos Ábalos ‘el imputado’. Elogios de Sánchez para ‘El de los folios’», ha irozinado Tellado en X. Sánchez, por su parte, ha reconocido en la comparecencia que Ábalos había sido una persona de su «máxima confianza», contextualizando su salida del Gobierno en la desescalada pandémica, aunque expresó repugnancia por sus «hábitos personales».
