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Política

Vox encara el próximo ciclo electoral sin grandes nombres: «El candidato es Santiago»

El partido renuncia a perfiles mediáticos para apostar por la lealtad y la coherencia del mensaje

Vox encara el próximo ciclo electoral sin grandes nombres: «El candidato es Santiago»

El presidente de Vox, Santiago Abascal. | EP

«Yo asumo la creación de un partido nacional, sin baronías ni marquesados, y que sólo atiende a los intereses de los españoles». Con estas palabras y tras la ruptura de los gobiernos de coalición con el Partido Popular, Santiago Abascal dibujó cuál iba a ser la línea de Vox en lo sucesivo: sin grandes nombres (y, por tanto, sin egos), con un mensaje unívoco y apostando por la fortaleza de la marca y el carisma del líder vasco. Esa es la fórmula que se va a emplear en Extremadura, en donde han nombrado al desconocido Óscar Fernández para hacer frente a María Guardiola.

En teoría, el mejor colocado era Ángel Pelayo, actual presidente del grupo parlamentario en Extremadura, candidato en 2023 y encargado de interpelar a Pedro Sánchez en la comisión Koldo en el Senado. Pero su sustitución evidencia que la proyección de los candidatos no preocupa en Bambú 12. «El candidato es Santiago», deslizan fuentes nacionales en referencia a que él será la cara visible de las próximas campañas electorales. En Extremadura, será Abascal el que confrontará con Guardiola.

El candidato a la presidencia es lo de menos. De hecho, pese a que las elecciones en Castilla y León están cerca, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) aún no ha decidido a quién presentar, aunque los dos nombres que se repiten en las quinielas son Carlos Pollán, presidente del parlamento autonómico, y David Hierro, portavoz del grupo. Tampoco hay un hombre fuerte en Comunidad Valenciana, en donde no es descartable un adelanto electoral. En el partido insisten en que «lo importante es el proyecto, no los nombres», y en que «nadie es imprescindible». «Nuestra fortaleza», enfatizan, «es que defendemos el mismo mensaje en todos lados», en contraste con el Partido Popular.

Esas son las dos claves de la estrategia de Vox. La primera, Santiago Abascal, líder indiscutible del partido. Y en segunda instancia, un mensaje homogéneo, compacto, único, centrado en un puñado de asuntos básicos para la formación: inmigración, pacto verde y, ahora, vivienda. Es previsible que Samuel Vázquez, Jorge Buxadé y Carlos Hernández Quero, respectivamente, se trasladen desde Madrid a los distintos enclaves electorales para potenciar esas tres cuestiones clave.

En Vox desconfían de los candidatos estrella. Y esa desconfianza tiene un contexto. La única vez que el cartel electoral no llevaba la foto del líder del partido fue en Andalucía. Allí fue Macarena Olona la que protagonizó la campaña, y los resultados quedaron lejos de las expectativas. Además, Juan García-Gallardo, el último barón de Vox que consiguió cierto nivel de notoriedad, terminó enfrentado a la dirección nacional.

La inercia es positiva

Aunque la crítica más recurrente a Vox es que se ha vaciado de capital humano y ha prescindido de algunas de sus figuras más mediáticas, lo cierto es que el partido se encuentra en un momento dulce en las encuestas, y ya oscila en torno a los 60 diputados a nivel nacional, el doble de los 33 que tiene ahora. Los sondeos apuntan que los de Abascal serían clave en Extremadura, donde podrían mantener o incluso mejorar sus cinco escaños, siendo de nuevo imprescindibles para gobernar, y obtendrían su mejor registro histórico en Valencia gracias al desgaste del PP por la gestión de la dana.

Además, el partido se encuentra en un momento de gran cohesión interna. Tras la salida de Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, el único verso suelto que continúa en la primera línea de batalla es Javier Ortega Smith, el Emiliano García-Page de Vox, pero lo más probable es que no repita como candidato a la alcaldía de Madrid en 2027 y termine apartándose Sus críticas hacen más daño desde dentro.

Con el fin de proyectar nuevas caras visibles, Vox nombró el pasado mes de febrero 12 portavoces, uno por cada «problema» que tiene España. El objetivo, según dijeron entonces fuentes del partido, era evidenciar que «hay gente muy buena dentro», a pesar de las salidas, y que «hay cantera». Pero sólo hay un líder: Santiago Abascal.


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