Sumar considera un problema político que se alargue el juicio a Errejón por agresión
El partido de Yolanda Díaz apostaba por un archivo rápido y ahora teme que coincida con el ciclo de las generales

Íñigo Errejón entra en los juzgados de Madrid.
Sumar considera un problema para la formación el hecho de que el juicio por agresión contra Íñigo Errejón se extienda en el tiempo. La coalición de partidos liderada por Yolanda Díaz lo había apostado todo a que el juez archivara la denuncia de la actriz Elisa Mouliaá en la parte previa al juicio oral. Sin embargo, el juez Adolfo Carretero se ha decantado por abrir una instrucción de la que el exportavoz de Sumar en el Congreso deberá ser declarado culpable o inocente. Este hecho –que se celebre un juicio– ha sido interpretado por las direcciones de los partidos que conforman Sumar como una mala noticia desde el punto de vista político. Fuentes judiciales sostienen que el juicio podría abrirse el próximo año, después del verano, impactar de lleno en lo que podría ser el próximo ciclo de las generales y alimentar las críticas de Podemos a Sumar por su inacción.
Así lo revelan fuentes de Sumar, que reiteran que la noticia ha sido recibida con cierta sorpresa, aunque en los últimos días se había hablado internamente de esta posibilidad, que también se recogía en el entorno de Errejón. Tan es así que, según fuentes cercanas al exdirigente de Podemos y Sumar, el expolítico habría manifestado a personas de confianza su pesimismo ante la situación judicial, y que eso despertó incluso preocupación entre los familiares y amigos más cercanos.
Sea como fuere, ahora Errejón deberá sentarse en el banquillo para aclarar su responsabilidad ante una denuncia por agresión formulada por la actriz Elisa Mouliaá hace un año. La presunta víctima decidió llevar a la fiscalía su caso después de que se conocieran varias denuncias (o testimonios anónimos) que apuntaban a casos de acosos y malos tratos perpetrados por el entonces portavoz parlamentario de Sumar. Las acusaciones se recogieron en el muro de Facebook de la periodista Cristina Fallarás, y después de unos días las dirigentes de Sumar y Más Madrid pidieron a Errejón todos los cargos. El político dimitió y escribió una carta a finales de octubre del año pasado. En su defensa, Errejón siempre desligó su dimisión de lo que ocurrió en octubre de 2021 con Mouliaá.
Ley anterior al ‘sí es sí’
Un año después de aquella dimisión fulminante, Errejón se ha cerrado en el silencio. Las fuentes del partido en el que militó sostienen que lo hizo por consejo de su letrada. Errejón apuesta por una estrategia opuesta a la empleada por Mouliaá, que, en cambio, ha desfilado por varios platos de televisión para defender su acusación. En este caso, su letrado no ha abogado por una estrategia mediática de perfil bajo, sino todo lo contrario.
Lo cierto es que en Sumar casi nadie daba mucha credibilidad a la acusación de la actriz, que sostuvo haber sido víctimas de tres agresiones sexuales por parte de Errejón durante una noche de fiesta en Madrid. En el partido de Yolanda Díaz consideraban que un archivo rápido de la causa era lo más conveniente desde el punto de vista político. Para Sumar, y por ende para Más Madrid, cuanto más perdure el juicio de Errejón, más incómodo es justificar políticamente que no alejaran al dirigente cuando ya se habían registrado otras denuncias anónimas contra él (concretamente, la de Castellón en 2023, poco antes de la campaña de las generales).

Así que el hecho de que el juez haya querido abrir juicio oral se considera como una mala noticia para los intereses políticos de Sumar y Más Madrid. Lo prioritario para esas formaciones era que se zanjase el asunto. De haber sido así, las fuentes consultadas consideraban que Errejón podía «limpiar su nombre» y volver a algún tipo de actividad pública: difícilmente a un cargo político, pero sí a otra actividad como el de analista o tertuliano, como publicó este diario. Ahora, con la apertura del juicio, las fuentes consultadas sostienen que el exdirigente pasa por una difícil travesía, política y también anímica. Y, sobre todo, que podría durar mucho tiempo.
«Indicios mínimos»
Según el auto del juez Carretero, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el magistrado concluye que los hechos investigados encajan en el antiguo artículo 181.1 del Código Penal, anterior a la puesta en marcha de la ley del sólo sí es sí, que entró en vigor en 2022. El juez considera obligatorio aplicar la ley anterior, por el principio del in dubio pro reo, que favorece al investigado por el principio de retroactividad más beneficiosa en el momento de los hechos, puesto que la presunta agresión ocurrió antes de la ley de la exministra Irene Montero.
Según el juez, los indicios aportados por la afectada y por los testigos, así como los informes periciales, obligan a la apertura de un juicio oral por delito de abuso sexual, pero excluyendo violencia e intimidación. En su auto, el magistrado admite que el relato expuesto por Mouliaá tiene «lagunas» (entre ellas, el pestillo en la puerta de la habitación a la que Errejón la condujo durante una fiesta en la noche del 10 de octubre de 2021), pero entiende que «en todo momento mantuvo la coherencia».
El juez asume que la presunta víctima no reaccionó de inmediato a la presunta agresión, pero sostiene que en su versión de los hechos no se aprecian «vaguedades ni contradicciones». Afirma que la denuncia de Mouliaá no se puede declarar como «falsa», tal y como apuntaba la defensa del expolítico. Y resta importancia al hecho de que después de la noche en cuestión, Mouliaá siguiera manteniendo una relación amistosa con el investigado, puesto que «resulta frecuente que mujeres maltratadas o abusadas mantengan contactos con sus agresores, ya sea por dependencia emocional o para que éstos se disculpen de sus actos o les pidan perdón». En definitiva, el juez argumenta que al existir «mínimos indicios» de una conducta presuntamente ilegal, es esencial abrir un juicio oral. «Los indicios existen y no han sido totalmente desvirtuados por la versión del investigado, su prueba pericial y documental».
