The Objective
Entrevista

Gonzalo Boye: «Sánchez es un señor feudal encerrado en un castillo y Junts no lo salvará»

El abogado de Puigdemont cree que la condena del fiscal general del Estado es el «principio del fin» del presidente

Gonzalo Boye (Viña del Mar, Chile, 1965), abogado de Puigdemont, descarta totalmente algún tipo de acuerdo con el Gobierno de Sánchez y confirma que las relaciones están totalmente rotas. En una entrevista concedida a THE OBJECTIVE, define a Pedro Sánchez como «un señor feudal encerrado en un castillo» al que Junts ya no va a salvar. Boye vaticina que la condena del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, va a suponer el «principio del fin» de Sánchez y considera que todo lo que rodea al presidente «huele mal» y que él mismo «huele a supervivencia, a sobrevivir al precio que sea».

PREGUNTA.- Esta semana se ha conocido que el fiscal general del Estado ha sido condenado por desvelar datos personales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. ¿Qué valoración hace de esta condena?

RESPUESTA.- Como jurista, valoraré la sentencia cuando la haya podido leer. Creo que la confrontación de bloques está generando un ruido del que los juristas debemos abstraernos para analizarla cuando salga. En todo caso, ya antes de conocerse el fallo, publiqué mi opinión sobre el resultado del juicio. No me cabía duda alguna de que tendría que generar un fallo condenatorio, los indicios eran demasiado sólidos, más allá del ruido sincronizado.

P.- ¿Esta sentencia puede precipitar la salida de Sánchez?

R.- En cualquier país democrático, la condena de un fiscal general del Estado por revelar información reservada con fines políticos, es decir, con la finalidad de fortalecer la posición del Gobierno que le ha nombrado, debería bastar para la caída del Gobierno. En España, al menos esa es mi opinión, la democracia se ha gripado hace ya tiempo y estamos frente a un Gobierno que ni tan siquiera le interesa gobernar, solo piensan en sobrevivir e intentar generarse un marco de impunidad que le garantice el futuro. Me estoy refiriendo a una serie de reformas legales que no apuntan a la mejora de las instituciones, sino a salvemos al soldado Pedro.

P.- ¿Es el principio del fin de Sánchez?

R.- Sí, claro que es el principio del fin, en democracia debería serlo. No se puede sostener la defensa del Estado de derecho, que es parte esencial de cualquier sistema democrático, cuando al mismo tiempo estamos viendo cómo se condena al fiscal general del Estado, que parece formar parte de una trama más amplia de manipulación de los resortes del Estado con finalidades políticas espurias. Puedo equivocarme, pero estoy convencido de que a García Ortiz se le condena solo por una de las muchas actuaciones similares que hemos vivido en estos años. El día que se sepa toda la verdad, seguro que quedan pocos para seguir defendiéndole.

P.- ¿Algunos socios del Ejecutivo, incluso algún miembro de Junts, había dejado entender que era un caso de lawfare como el de los independentistas?

R.- Los políticos siempre pueden decir lo que quieran. Yo soy abogado, miro las cosas, y lo tengo absolutamente claro. Nadie me va a convencer de lo contrario, de que esto fue un acto de revelación de secretos. Él divulgó una información ¿Quién ha sido la fuente? Eso es otro tema. Pero sin duda eso salió de ahí. Y no era una práctica aislada. 

P.- ¿El informe del abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la ley de amnistía deja margen para que falle en un sentido distinto, o es tan claro que es muy difícil que el tribunal se desmarque?

R.- Estas conclusiones son no solo rotundas, sino técnicamente muy profundas, muy claras. Hace una cosa muy interesante: reestructura las preguntas en formato de sentencia y creo que el TJUE va a ir un poco más allá y no se va a quedar por detrás del abogado general. Creo que va a cerrar más el tema de la malversación. 

P.- El abogado general destacó el periodo de dos meses que no daba tiempo a tener una tutela judicial efectiva. ¿Esto es subsanable con la ley actual? 

R.- Él dice si esto no fuese un plazo orientativo. Si no fuese un plazo orientativo, pues un plazo taxativo, imperativo de dos meses, pues sería así. Ahora, de los que participamos en la redacción de la ley, yo estoy muy tranquilo. Yo siempre fui contrario a ese plazo. En el ordenamiento jurídico español hay muchos plazos que están ahí, y que jamás se han cumplido. Por ejemplo: la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Al cabo de los cinco días de visto para sentencia se dictará la sentencia. No hay ninguna sentencia que salga en cinco días, porque no hay tiempo material para eso. Son plazos orientativos, tratando de que no haya demora. 

P.- ¿Estos aspectos son menores?

R.- Profundamente menor, dentro de lo que él dice.

«Sánchez huele a supervivencia, a sobrevivir al precio que sea»

P.- Se está apelando estos días al caso donde el abogado general dictó que a Puigdemont no se le tenía que retirar el escaño y después el tribunal falló en contra del abogado general. ¿Podría pasar lo mismo otra vez?

R.- Hay un gesto claro. Nadie en su sano juicio va a Luxemburgo a escuchar la lectura de las conclusiones del abogado general, ni los fallos de la sentencia. Nosotros no hemos ido nunca, ni siquiera cuando nos beneficia, porque es una cosa que solo va el que quiere hacer ruido y no entiende la dinámica del tribunal. De hecho, solo había seis personas o siete en el público y todos eran de Sociedad Civil Catalana. Esto no es un partido de fútbol, es un trabajo tremendamente técnico. De hecho, Junts se niega a votar la ley de amnistía el 31 de enero de 2024 para solventar aquellos agujeros que son los que ha apoyado ahora el abogado general. 

P.- Si el TJUE falla a favor de la amnistía, ¿cree que el Tribunal Supremo se arriesgará a elevar la cuestión prejudicial? 

R.- No. El abogado general ya lo dice ahí: con esto quedamos claro y además el TJUE todavía puede que dicte una única sentencia de los cuatro casos, que sería lo más razonable. Asuntos acumulados lo establece el Reglamento de procedimiento y eso ya pasaría a ser un acto aclarado. El TJUE no acoge nuevas prejudiciales si el acto es claro o aclarado. En este caso, el acto no era claro. Ha quedado aclarado. No creo que se arriesgue. De hecho, las preguntas del Tribunal de Cuentas, yo diría con toda la maldad del mundo, que venían más bien redactadas desde el Supremo que desde el Tribunal de Cuentas, por el nivel técnico. Es decir, cuando uno se pasa varios años frente a un organismo, ya sabe cuál es su nivel técnico. Y esas preguntas estaban muy por encima del nivel técnico de magistrados del Tribunal de Cuentas. 

P.- Como defensa de Carles Puigdemont, ¿ha pedido al Tribunal Constitucional que deje sin efecto la orden de detención?

R.- Lo pedí antes del verano. En un escrito en el que presentaba la demanda, pedía cautelarísimas y, subsidiariamente, cautelares. El Tribunal Constitucional, el miércoles pasado, nos requirió para que, en el plazo de tres días, nos pronunciásemos en el caso de la defensa de Puigdemont sobre las cautelares de Comín y, en el caso de Comín, de las cautelares del presidente. Yo tenía hecho el escrito de un párrafo diciendo que me adhería en un escrito formal. A la vista de las conclusiones, consideré que técnicamente era más adecuado incorporarlas al procedimiento de cautelares, lo que no está en las actas, no está en el mundo, por mucho que todos sepamos que estaban esas conclusiones, ahora están dentro del procedimiento y, por lo tanto, no hay nada que discutir. 

Gonzalo Boye. | Víctor Ubiña

P.- ¿Hasta qué punto lo que ha pasado afecta a la posibilidad de Puigdemont de volver?

R.- Cada vez van quedando menos dudas técnicas, menos dudas jurídicas, y lo que debería ser es lo que dice el abogado general. Esta amnistía es aplicable a todos los hechos comprendidos en el espacio temporal de la ley y relacionados con el hecho base, que es el proceso independentista.

P.- ¿Cuándo prevé que pueda volver Puigdemont?

R.- No tengo una fecha, eso depende de los tribunales, tanto del Constitucional como del Supremo. 

P.- ¿Aproximadamente en febrero?

R.- Dar fechas es simplemente dispararse en el pie, porque no depende de mí. Pero el presidente volverá, eso sin duda. 

P.- ¿Hay alguna posibilidad de que si hay algún fallo del TJUE que avale la amnistía, el Supremo no lo aplique en el caso de Puigdemont?

R.- El Supremo hizo unas prejudiciales en el caso de Lluis Puig y el TJUE dijo claramente en esa sentencia, en el párrafo 100, que el Supremo no era el órgano competente y el Supremo ha hecho como si esa sentencia no existiese. Si ahora tampoco existe para el Supremo esta sentencia, entonces ya estamos ante otro escenario. Y ese sería, francamente, un escenario de procedimiento, de incumplimiento. 

P.- ¿Lo más normal es que si el TC dice que las ley es constitucional respecto a lo que afecta a la malversación, que es lo que queda pendiente del TC y el TJUE también avala la amnistía, que se aplique en el caso de Puigdemont?

R.- Sería lo correcto, pero es que también se aplicó cuando pasó el caso de la doctrina Parot. En España se aplicó la doctrina Parot y, cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dijo en la sentencia del Río que esa sentencia era contraria al Convenio Europeo de Derechos Humanos, todos los órganos comenzaron a aplicarla, y creo que les dolía más que aplicar la amnistía. No podemos ser miembros de un club y no respetar las reglas del club. 

P.- ¿Considera que el caso Cerdán muestra una corrupción estructural del PSOE?

R.- Sin duda. ¿Si está todo el PSOE metido? Yo creo que no. Todos los Estados europeos necesitan que haya un partido conservador, un partido socialdemócrata, un partido de izquierdas y otro de derechas, pero se necesita que esos partidos estén limpios de culpa. 

«No puede pasar todo alrededor de Sánchez, y que él no sepa nada»

P.- ¿Cree que Sánchez es víctima de las cloacas del Estado o del lawfare?

R.- Cuando el señor Sánchez nos aclare qué pasó con Pegasus, yo estaré en condiciones de decirle si él es víctima de algo, o no, porque nosotros hemos sido víctimas de muchas cosas que han pasado durante su Gobierno y él lo sabe. 

P.- ¿Qué es lo que no aclara con el caso Pegasus?

R.- No se ha podido investigar nada. No han dado ningún dato en la comisión de investigación, que sigue sin avanzar. Lo que pasa durante un mandato gubernamental es responsabilidad de quienes están en el Gobierno. El señor Sánchez no puede pedir para él un trato que él no ha dispensado para los demás. 

P.- Más allá de este tema del Pegasus y las causas que le envuelve, ¿puede acabar teniendo responsabilidades, tanto políticas como judiciales? 

R.- No entro en la responsabilidad política, las judiciales yo creo que se van a terminar viendo. No puede pasar todo alrededor suyo y que él no sepa nada. Los indicios son demasiado fuertes. 

Gonzalo Boye. | Víctor Ubiña

P.- Hace ya tres semanas, Puigdemont anunció que rompía con Sánchez. ¿Junts va en serio o va de farol para presionarle y conseguir otras cosas?

R.- No es ningún farol. Puigdemont y Míriam Nogueras lo han dejado muy claro. Pienso que muchas veces a Junts se le exige lo que no se le exige a otros partidos. Junts siempre ha sido bastante coherente. Desde que soy abogado de ellos siempre he visto coherencia y, sobre todo, cumplimiento. Cuando dicen que van a hacer algo, lo hacen, y cuando dicen que no lo van a hacer, no lo hacen. Aquí yo no creo que haya ninguna intención de presionar al Gobierno Sánchez, simplemente es una relación que se acabó. 

P.- ¿Llevarán esta ruptura hasta las últimas consecuencias?

R.- Junts siempre ha ido hasta las últimas consecuencias en todas las decisiones que ha tomado, algunas bastante complejas, bastante incomprensibles al comienzo, que se terminan comprendiendo después. Yo creo que son un partido coherente. Muchas veces, como se les ha negado el pan y el agua, se les plantean cosas que, evidentemente, ni siquiera están en su mano. 

P.- ¿En este alejamiento ha pesado más el incumplimiento de lo pactado o la corrupción que afecta al Gobierno, al entorno de Sánchez y al PSOE?

R.- Es una opinión personal, yo no soy Junts, pero, evidentemente, todo esto huele mal, huele fatal. Por una parte se incumple y, por otra parte, se va comprobando de que hay toda una estructura que va más allá de las prácticas normales de una administración pública. Es que no es solo la corrupción económica, esto del fiscal general es corrupción de las instituciones. 

P.- ¿A qué huele todo lo que rodea a Sánchez?

R.- Sánchez huele a supervivencia. Es una persona que yo he visto una o dos veces antes de que fuera presidente del Gobierno, y siempre he tenido la sensación de que está muy interesado en sí mismo y, sobre todo, que quiere sobrevivir al precio que sea. 

P.- ¿Cree que Sánchez terminará en la cárcel y Junts no quiere ser cómplice de la corrupción? 

R.- No sé si Sánchez terminará en la cárcel, pero tiene problemas por todos lados, porque al final uno tiene que plantearse determinadas cosas ¿Para qué se revelan secretos? ¿Para qué se estructuran cloacas si no es para beneficiar a algo o a alguien? Y yo creo que el móvil muchas veces es el que permite aclarar lo que realmente ha sucedido. Y le pongo un ejemplo. Yo lo he puesto por escrito, o sea que no tengo ningún problema en decirlo, el juicio al fiscal general, sin los audios del fiscal Stampa, no se logra comprender la dimensión global del tema. Las cosas se hacen para algo o para alguien y, cuando eso pasa, es cuando uno tiene que empezar a plantearse dónde estamos parados ¿no? Sánchez tiene que dar explicaciones más allá del ámbito de la política. 

P.- ¿Entonces está claro que no quieren ser cómplices?

R.- Nunca ha sido cómplice de nadie. Es decir, asume sus decisiones. Yo siempre les he visto muy claros en sus posturas y, a veces pueden parecer incomprensibles, pero hay toda una lógica detrás. Y lo que está claro es que ¿quién quiere ser cómplice de ellos? Estamos viendo de todo, gastos en El Corte Inglés, transferencias, dinero en efectivo, viajes, reuniones para hablar cosas. Me he leído con mucho detenimiento los informes de la UCO y, como abogado, trato de hacer abstracción de la literatura y me voy a los datos. Los datos son apabullantes, brutales. Junts no ha participado en nada.

«Junts no tiene capacidad ni de mantener ni de echar al Gobierno»

P.- Pero Junts ha mantenido a este Gobierno.

R.- Ahora ya no mantienen al Gobierno y, de hecho, nunca lo ha mantenido. Lo que han hecho es apoyar alguna legislación del Gobierno, Junts no tienen ni capacidad ni de mantener ni de echar al Gobierno, solo de aprobar o reprobar leyes. Junts ya ha dicho claramente, lo dijo muy claramente el otro día Míriam Nogueras: hay un paquete importante de leyes que tenía previsto aprobar el Gobierno, que no se van a aprobar por parte de Junts. Son las leyes de la impunidad. 

P.- ¿La gente que vota a Junts a lo mejor no está muy de acuerdo en volver a apoyar a un partido que ha respaldado a un Gobierno salpicado por la corrupción?

R.- La corrupción del PSOE se ha venido viendo en los últimos meses y entonces Junts ha tomado sus decisiones. Lo que no se puede pretender es que las decisiones se tomen de un día para otro, porque serían caprichos o reacciones. Tomar decisiones políticas lleva su tiempo, se toman firme y meditadamente.

P.- ¿Junts debería haberse desmarcado antes de Sánchez o no apoyarlo nunca?

R.- Nunca es tarde si la dicha es buena. Yo, como abogado, probablemente nunca hubiese tenido un socio así. No tengo los elementos que tuvo el presidente Puigdemont y la directiva de Junts para tomar esa decisión. En esos momentos era, probablemente, la mejor decisión, y el Partido Popular no estaba en ninguna condición de llegar a acuerdos con Junts.

Gonzalo Boye. | Víctor Ubiña

P.- ¿La ruptura también puede ser consecuencia de la debilidad electoral que empieza a detectarse en Junts ante el avance de Aliança Catalana?

R.- Junts se dirige a un electorado concreto. Aliança Catalana, a otro. Pero esa misma pregunta se podría hacer a algunas de las decisiones del Partido Popular, que tienen que ver con el pánico que le puede dar el repunte de Vox. Aliança Catalana aglutina a un grupo de gente, que son los desafectados de la política, de las instituciones. Dicho vulgarmente, agrupan a los rebotados. Pero esa gente no construye nada, es muy fácil decir: «Estoy en contra de la inmigración». La solución ¿cuál es? Los partidos serios lo que hacen son propuestas legales, de reforma. Esto de de estar en contra de todo, de estar en la antipolítica, hace daño a las instituciones y a la democracia.  

P.- ¿Alguien del PSOE le ha pedido reconducir la relación con el Gobierno?

R.- No sé si alguien lo ha pedido, pero, seguramente, si se lo han pedido al presidente o a Míriam Nogueras, yo no tengo conocimiento. Evidentemente las reglas del juego han estado claras. Han tenido un tiempo para cumplir. No han cumplido. La confianza se mantiene hasta que se pierde. Reconstruir la confianza es mucho más duro que generar confianza. 

P.- ¿Sánchez se ha quedado solo?

R.- Está en un castillo, pero está solo. Es un señor feudal encerrado en un castillo.

P.- ¿Junts no lo va a salvar?

R.- No, yo creo que no. 

P.- ¿Se ha roto también cualquier tipo de relación con el Partido Popular, si alguna vez la hubo?

R.- No lo sé. En política, se hace mal si no se habla y se hace mal si la gente establece barreras y distancias. No me gustan las barreras, ni las distancias, ni los cordones. Junts, durante mucho tiempo, ha sufrido una suerte de cordón sanitario y hay mucha gente que tiene miedo a hablar con Junts, a negociar con Junts. Eso es producto de una construcción que ha sido ajena a Junts, que es un partido claramente con vocación de construir políticas claras y directas. 

P.- ¿Al PP también se le hizo un cordón sanitario en Cataluña?

R.- El PP aplicó el 155 y eso tuvo unas consecuencias en Cataluña, que a veces desde Madrid no se ven. Estamos hablando de un país en el cual hay una tradición presidencialista muy importante, se destituyó al presidente y se le persiguió. Yo hago siempre una salvedad, el PP aplicó el 155, pero lo gestionó el Partido Socialista, porque el auténtico 155 no solo fue el de octubre del 17, sino todo lo que ha venido después. Todas las causas dirigidas por fiscalías, con nombres y apellidos. Toda esa dinámica la ha gestionado quien ha estado en el poder desde el año 18. 

P.- Pero hubo un desafío al Estado 

R.- Si, soy consciente de eso, y creo que hubo una sobrerreacción. De hecho, la respuesta judicial a nivel europeo siempre nos ha dado la razón en que hubo una desproporción en la respuesta. El Derecho Penal, cuando se usa desproporcionadamente, termina generando resultados. Si solo hubiese habido una desobediencia, solo se hubiese perseguido por desobediencia, el tipo penal daba para unas condenas por desobediencia lo suficientemente largas, como para inhabilitar a esos políticos. Llevarlo hasta el grado de una rebelión ha hecho que la reacción sea la que ha habido en Europa, que el president Puigdemont nunca ha sido entregado. 

«El PP debe de medir sus fuerzas porque se les puede adelantar por la derecha»

P.- ¿No forzó Puigdemont demasiado el desafío?

R.- Era el proyecto que ellos tenían y es un proyecto que ha sido coherente. El presidente Puigdemont nunca ha hecho algo distinto de lo que ha dicho que iba a hacer.

P.- El PP parece que ya no quiere saber nada de Junts, el calendario electoral le beneficia. ¿Junts se ha quedado solo y puede que no sea decisivo, ni en Cataluña, ni en el resto de España?

R.- El Partido Popular tiene que medir muy bien sus fuerzas y sus tiempos, porque de aquí al 27 les pueden haber adelantado por la derecha. 

P.- ¿Está diciendo que Vox puede superarle electoralmente?

R.- Vox y el PSOE se retroalimentan, se necesitan mutuamente, porque en esa confrontación quien sale de la ecuación es el Partido Popular y lo estamos viendo en las encuestas. 

Gonzalo Boye. | Víctor Ubiña

P.- Algunas encuestas indican que el PP puede sacar más votos que toda la izquierda y gobernar en solitario, o verse obligado a gobernar con Vox.

R.- Eso es lo que tiene que definir el Partido Popular, si quiere gobernar en solitario o quiere gobernar con Vox. Y la otra decisión que hay que tomar es quién quiere que gobierne el Partido Popular, porque dos años más en la oposición desgastan mucho, desgastan cualquier liderazgo. 

P.- En este escenario, Junts se quedaría fuera de toda ecuación, en la insignificancia política. ¿Junts haría autocrítica de lo que ha podido ser una estrategia equivocada?

R.- Junts siempre hace autocrítica, pero a veces las cosas vistas desde Madrid no son igual que desde Cataluña. Junts nunca ha tenido vocación política a nivel estatal, la tiene en Cataluña y está haciendo lo que tiene que hacer. Llevo meses escuchando de algunos personajes, incluso muy descerebrados, afirmar que Junts está facilitando un Gobierno de Vox con el Partido Popular. No hay cosas que faciliten más un Gobierno de derechas que la corrupción en la izquierda. 

P.- No se ha entendido que Junts anunciara su ruptura con el Gobierno y después lo salvara en la votación para cerrar las centrales nucleares

R.- Nadie lo ha entendido porque no han mirado las otras 200 enmiendas que se votaron en contra del Partido Socialista. A veces se le pide lo que no se le pide a nadie. Junts había dicho cuál iba a ser su posición y, al final, quién ha salido más perjudicado de ese voto a favor, ha sido el Partido Socialista en las próximas elecciones extremeñas. 

P.- ¿Votaron en contra de la enmienda del PP para aplazar el calendario del cierre porque no lo negoció con Junts?

R.- No lo sé. Las cosas hay que hablarlas. Hay un error de concepto que es, como ya no apoya al Partido Socialista, me apoya a mí. En política las cosas no funcionan así. Es el arte de negociar, de llegar a acuerdos, de buscar cosas.

P.- Hablaba antes de no salvar a Sánchez. ¿Puede perder toda esperanza el presidente del Gobierno?

R.- Yo no puedo hablar en nombre de Junts, pero creo que, tanto el president Puigdemont como Míriam Nogueras, lo han dicho con todas sus letras, que esto se acabó y, a partir de ahí, el señor Sánchez tiene que sacar sus cuentas. Pero, cuidado, porque antes del verano también escuchamos a gente decir que no le iban a seguir apoyando si se acreditaba la corrupción, y hoy están haciendo campaña por el señor Sánchez. 

P.- El PNV ha salido en el informe de la UCO sobre Santos Cerdán. ¿Qué futuro le augura si se confirma que desde que apoyó la moción de censura ha estado vinculado con este trama?

R.- A mí ya me extrañaría que aparezcan vinculados directamente en algo así, entre otras cosas, porque tienen toda una tradición de pulcritud y de partido bien estructurado. El PNV es un partido demócrata cristiano, con una escuela de formación. Habrá que ver más en detalle.

P.- ¿Qué futuro político le augura a Pedro Sánchez?

R.- El señor Sánchez ha demostrado tener una capacidad innata para sobrevivir. Una resiliencia a prueba de todo tipo de situaciones, pero pocas veces ha tenido una situación como la que tiene ahora. Si yo fuera el señor Feijóo, no me fiaría tanto de que no fuera suficientemente resiliente. 

P.- ¿Por qué lo dice, porque controla los resortes del poder?

R.- Hay gente que parece que le basta con sentarse a esperar a que caiga Sánchez. Cuando un Gobierno pierde la legitimidad y la mayoría parlamentaria, pierde la capacidad de legislar. Lo que hay que hacer es legislar al margen del propio Gobierno, eso no se está viendo. Parece como que, simplemente, se estuviera esperando a que la maquinita con las ondas vitales estén planas y alguien diga: «Hora de la muerte». Eso es una actitud muy arriesgada. 

«Vox y el PSOE se retroalimentan»

P.- Pero con Sánchez no es posible, ha dicho que va a gobernar sin el Parlamento

R.- Sánchez ha dicho que no le importa no tener mayoría, es decir, que va a gobernar sin el Parlamento. Sánchez ha querido aprobar unas leyes para generarse un marco de impunidad importante y de control de las instituciones, que tampoco las va a conseguir aprobar. Y Sánchez habla como si no tuviera oposición. La pregunta es: ¿la tiene? 

P.- ¿Junts no aprobará esas leyes, como usted dice, que le garantizarían a Sánchez la impunidad?

R.- Son leyes antidemocráticas. España necesita una gran reforma legal en materia penal procesal, pero, ni es el momento, ni son las formas. Una reforma de estas características implica un pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas para dotarnos de un marco jurídico procesal penal que pueda servir para los próximos 100 años, no para los seis, siete, diez o veinte casos que afectan al presidente del Gobierno o a su entorno. Hay que reformar el Estatuto orgánico y, probablemente, también el texto constitucional. Y eso no se puede hacer, ni con prisas, ni con intereses personales. Cuando una ley tiene nombre, ya está mal. Y aquí tenemos la ley Bolaños, la ley Begoña, esto no es serio, ni puede prosperar. 

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