Junts teme que el barómetro del 'CIS catalán' refleje un batacazo frente Aliança Catalana
Afines a Puigdemont desacreditan el ente demoscópico ante el temor de un ‘sorpasso’ de los de Orriols

Carles Puigdemont en Bruselas. | Europa Press
Hay un rumor que circula en Junts per Catalunya y que ha encendido todas las alarmas: la posibilidad de que el próximo barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), que se publica la semana que viene, refleje un ascenso inesperado de Aliança Catalana a su costa. Fuentes de Junts consultadas hablan incluso de «quedar relegados a cuarta fuerza parlamentaria». El CEO explica, a instancias de THE OBJECTIVE, que su trabajo es «confidencial» hasta la publicación y avisan de no dejarse llevar por los rumores, porque cuando empezaron a circular no estaba ni siquiera «acabado el trabajo de campo».
Sea como fuere, en Junts están preocupados y temen que el CEO, órgano de la Generalidad de Cataluña encargado de elaborar los sondeos, confirme sus peores temores, como ya han reflejado otros sondeos privados. De hecho, algunas personas del entorno de Carles Puigdemont ya han empezado a desacreditar al CEO y lo equiparan al CIS de José Félix Tezanos. Es el caso de Aleix Clarió, quien fuera community manager del expresidente catalán y que aprovechó la publicación del último CIS, donde Vox y PP se disparaban, para sostener que lo que quieren es proyectar «voluntades políticas» sin rigor demoscópico.
«El CIS actúa igual que el CEO: no dan datos, sino que proyectan voluntades políticas. Son las únicas encuestas que proyectan a los socialistas como líderes y dan al extremismo un alto porcentaje de voto para que el PSOE/PSC se pueda presentar como el voto útil y utilizar el miedo», afirmaba a través de su perfil en la red social X.
La alarma de Junts con Aliança viene de lejos. Aparte de miedos infundados, hay datos que no invitan al optimismo. El más destacado de todos fue la encuesta que a principios de 2025 se hizo en Ripoll, donde la líder de Aliança, Sílvia Orriols, ostenta la alcaldía. Junts se avino en un primer momento a negociar una moción de censura contra la alcaldesa, pero al ver que ese sondeo disparaba a Aliança a su costa, descartaron apoyar la moción para no ahondar en su «victimismo».
El temor de Junts es sufrir un batacazo en su intención de voto. En el partido hace tiempo que reconocen que, pese a que Puigdemont ha sido su mayor activo en la última década, tiene «un techo electoral» evidente. Se demostró cuando no pudo superar a Salvador Illa, líder del PSC, en las últimas elecciones autonómicas del 12 de mayo de 2024. En estos comicios, irrumpió Aliança Catalana con dos escaños. Con la ausencia de Puigdemont de los plenos, debido a su fuga a Waterloo (Bélgica), Orriols ha ocupado todo el foco mediáticos por sus cara a cara contra Illa.
Cambian los bloques políticos
Habrá que ver la tercera ola del barómetro del CEO —que se publica en los próximos días— para conocer la representación que se proyecta en cada partido y si, pese al previsto crecimiento de Aliança, finalmente se confirma o no el sorpasso a los posconvergentes. Lo que está claro es que otros partidos que también pugnan por la hegemonía nacionalista tanto en el Parlament como en el Congreso, como es el caso de ERC, ya están estudiando un cambio en sus políticas de alianzas. Esto incluye también a la CUP.
La irrupción de Vox y Aliança Catalana en el Parlament ha acelerado estos contactos con los partidos de izquierda. Por ejemplo, la CUP ha dejado progresivamente de lado su papel de enfant terrible de la política catalana y se ha abierto a pactos sobre vivienda con el PSC. Se lleva a cabo ya de facto una suerte de cuatripartito —PSC, ERC, Comuns y la CUP— contra la «derecha» y la «ultraderecha» que, a juicio de estos partidos, representan Junts, Vox y AC.
¿Romper o negociar?
El miedo a Aliança dentro de Junts es tanto que, pese a que se comparte el diagnóstico, no hay consenso sobre la solución. El mundo local de Junts, en gran medida, clama por recuperar los puentes con los socialistas y reforzar su papel negociador para frenar el «populismo» de los de Orriols. Pero otras voces del entorno de Puigdemont consideran que mantener la ruptura es su única salida. Creen que el Gobierno de Sánchez lleva demasiados incumplimientos y que se necesita un revulsivo para cambiar sus posibilidades electorales.
Como explicó este periódico, hay una rebelión interna que busca acelerar los cambios en la dirección y forzar la salida del secretario general, Jordi Turull. A su parecer, nunca podrán competir en radicales con Aliança y mejor no imitarles demasiado. Además, sostienen que siempre habrá una mayoría parlamentaria que «bloqueará» que los de Orriols puedan acceder al Govern.
Con todo, lo primordial para Junts en este momento es mantenerse como principal fuerza independentista en el Parlament. Para ello, tras romper con Sánchez, han reforzado su acción en la Cámara autonómica y han acentuado sus críticas a Salvador Illa. Han llevado a cabo una reorganización de sus diputados, con cambios en la portavocía. Por este motivo hay tanto temor a que unos malos resultados en el CEO se interpreten por sus votantes y potenciales votantes como que el voto útil para frenar a Aliança es el PSC.
