The Objective
Política

Moncloa intenta frenar el 'Me too' del PSOE regulando el papel de los 'agentes de igualdad'

En Moncloa y Ferraz se lamentan y se preocupan: «Sabemos que son muchas más y que hay más afectados»

Moncloa intenta frenar el ‘Me too’ del PSOE regulando el papel de los ‘agentes de igualdad’

Paco Salazar junto a miembros del Ejecutivo socialista.

El PSOE ha alcanzado el punto de ebullición por el escándalo de Paco Salazar. Las feministas del partido se han organizado internamente en una suerte de Me too socialista con el objetivo de que el Gobierno inste a la Fiscalía a actuar contra quien fuera uno de los hombres fuertes de Pedro Sánchez y el enlace entre el Gobierno y el partido, Paco Salazar. El Gobierno no tiene intención de actuar contra él, pero es consciente de que debe hacer algo en el terreno de la Igualdad para apagar el incendio. Fuentes gubernamentales avanzan a THE OBJECTIVE que en la reunión de secretarios de Estado y subsecretarios, conocida como Cgseys, se introdujo in extremis una propuesta del Ministerio de Igualdad por la que se pretende regular el ejercicio de la profesión de los agentes de igualdad para intentar reducir la brecha de género en las administraciones.

En el orden del día de la reunión preparatoria del Consejo de Ministros, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, figuraba la inclusión del anteproyecto de Ley «incluido mediante adición al orden del día», si bien fue retirado a última hora de la mañana del jueves, posponiéndolo hasta la semana que viene. El texto de la iniciativa propone considerar la figura del agente de igualdad como una profesión titulada, cuyas funciones serán «el impulso, la coordinación, el diseño y la evaluación de actuaciones dirigidas a la igualdad efectiva de mujeres y hombres, asegurando la ausencia de cualquier forma de discriminación directa o indirecta por razones de sexo».

Estos agentes estarán habilitados para impartir los cursos de formación que este miércoles anunció la portavoz de Igualdad de la Ejecutiva Federal del PSOE, Pilar Bernabé, tras la reunión de urgencia con las secretarias generales de Igualdad de los diferentes territorios. Una reunión tensa y «vergonzosa», a juicio de fuentes presenciales, en la cual apenas intervinieron tres representantes y una de ellas, la de la Portavoz de Igualdad del Congreso, Andrea Fernández, fue interrumpida por razones de horario. Este jueves, Andrea Fernández declaró estar «disgustada y muy dolida» por la actuación de su partido desde que estalló el caso Salazar en el mes de julio y reclamó al PSOE «explicaciones convincentes y pormenorizadas».

«El partido está protegiendo a Salazar»

Fuentes presenciales del sector feminista del PSOE aseguran que «el partido lo está protegiendo», en referencia a Salazar, porque solo así se explican que «[hayan] tenido cinco meses el expediente guardado en un cajón». En esa reunión se señaló a dos responsables: la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, y la secretaría de Organización del PSOE, Rebeca Torró; las dos mujeres afines a Salazar que no han sido diligentes al actuar contra uno de los hombres fuertes del partido y del Gobierno, y con quien almorzó recientemente la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. «Montero no tomó las riendas del caso, ni siquiera se le ha podido expulsar del partido porque se fue él hace unos días», denuncian estas fuentes.

En Moncloa confirman que son conscientes de que el escándalo «va a ir a más» y son más las afectadas por casos de acoso por parte de dirigentes del PSOE. Por ello han agendado otra reunión presencial la semana que viene con las secretarias territoriales de Igualdad. Mientras, desde el sector crítico del PSOE alertan de que esto ya es «la fosa séptica del sanchismo», la confirmación de un proyecto político caduco, al que este caso llega como la guinda a los escándalos de corrupción que les asedian. «Esto es como el caso de las cremas de Cristina Cifuentes», que no cayó políticamente por el caso del máster, sino por el vídeo del robo de unas cremas que un compañero de partido guardaba en un cajón. La similitud no se hace, porque «es de coña que con todo lo que sabemos del caso Ábalos, que es muchísimo más grave, el caso Salazar vaya a ser el motivo de la caída de Sánchez». También lo comparan por el origen de las filtraciones: fuego amigo que, según diferentes sectores del partido, surge de quienes se beneficiaron con puestos en la Ejecutiva tras frustrar el nombramiento de Salazar en junio.

Narbona y Calvo tratan de aplacar la furia feminista

Entretanto, son cada vez más las feministas del PSOE las que solicitan «ponerlo en conocimiento de la Fiscalía», como Adriana Lastra, y «que el PSOE responda por una cuestión de valores», como Susana Díaz. En privado, otras representantes del feminismo clásico han salido en defensa de la dirección del partido. En los chats internos de cargos de mujeres socialistas, la presidenta del partido, Cristina Narbona, solicitó rebajar la ofensiva contra la inacción de la cúpula: «Por favor, el partido ha puesto en marcha todos los mecanismos» para actuar contra los acosadores. En la misma línea, quien fuera la ministra de Igualdad y vicesecretaria general del PSOE y actual presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo, defendió en los mismos foro que «el partido no está ocultando información y se está investigando».

Las feministas clásicas intentan frenar el Me too del PSOE, un colectivo de feministas socialistas que asiste con malestar creciente a la cascada de escándalos que atentan contra las mujeres y que afectan al núcleo duro del presidente: los audios de José Luis Ábalos y Koldo García repartiéndose a prostitutas, la colocación de éstas en empresas públicas y los escándalos en las pulseras antimaltrato. «Se ha tardado mucho en reaccionar y el voto femenino se nos está desangrando en favor de Sumar». Sin embargo, en estos momentos no es el efecto a largo plazo lo que más preocupa en el partido, sino el impacto de lo que todavía está por salir. «Sabemos que son muchas más y que hay más afectados», se limitan a decir con resignación, sin dar nombres ni poner en marcha nuevas medidas.

Publicidad