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Política

Estalla la guerra entre Vox y Revuelta, la asociación juvenil que nació a su amparo

Los miembros de este colectivo se dividen entre los fieles a Abascal y quienes prefieren total autonomía

Estalla la guerra entre Vox y Revuelta, la asociación juvenil que nació a su amparo

Revuelta, el grupo de jóvenes creado por Vox para dar la batalla cultural, se manifiesta en Barcelona contra la amnistía. | X

Revuelta, la organización que nació al calor de Vox con el objetivo de convertirse en sus juventudes oficiosas, ha atravesado una crisis interna, con dimisiones en su junta directiva y denuncias ante la Fiscalía. En última instancia, se ha tratado de una lucha por el control de la asociación entre quienes pretenden que sea una rama más del partido que preside Santiago Abascal y quienes desean su autonomía. Aunque los últimos se han impuesto, los primeros han hecho este viernes pública la guerra que se ha fraguado en la sombra durante meses, buscando venganza.

Todo ha comenzado con un comunicado de la exportavoz Elsa Almeda en X sugiriendo que las decenas de miles de euros que la entidad recaudó para ayudar a los damnificados por la riada que asoló el litoral valenciano en octubre del año pasado fueron desviados: «Las dudas razonables sobre la gestión interna, incluida la información relativa al uso de recursos y donaciones, no pueden ser ignoradas ni minimizadas. Y, lejos de aclararse, ante los requerimientos de transparencia, la respuesta fue un cierre total en banda». Estas acusaciones también han sido lanzadas por Arturo Villa, asesor de Vox en el Parlamento Europeo, y por Javi Esteban, community manager del partido. Los revoltosos, presididos por Jaime Hernández y respaldado por Santiago Aneiros y Pablo González Gasca, han respondido con otro comunicado.

En su defensa, Revuelta ha desmentido las acusaciones y ha asegurado haber sufrido «injerencias por parte de personas vinculadas a Vox»: «Al no lograrlo, algunas de esas personas han optado por difundir acusaciones públicas inciertas destinadas a intentar erosionar nuestra credibilidad, por orden de los de arriba. Todo ello responde a una estrategia conocida: destruir lo que no pueden controlar». «Revuelta no pertenece a ningún partido. No nos prestamos a campañas internas de intento de control político. Somos una asociación libre, digna y patriota».

Lo que ha destapado esta guerra en X, tal y como desveló THE OBJECTIVE, es la ruptura entre Vox y la asociación que nació a finales de 2023 con el objetivo de convertirse en las juventudes oficiosas del partido. En el comunicado contra Revuelta firmado por Arturo Villa, este denuncia que para constituir Revuelta, Jaime Hernández y su entorno decidieron apoyarse en una asociación previa que tenían registrada, denominada Asoma, con la explicación de que «era un trámite provisional y completamente válido y que adaptarían esa estructura a los estatutos y fines reales de Revuelta».

Sin embargo, el cambio de denominación y estatutos nunca se hizo, y en los más de dos años transcurridos desde su creación «no se ha convocado ni una sola junta o asamblea, no existe acta alguna, y jamás se han visto ni firmado documentos, cuentas, contratos, facturas, declaraciones fiscales o movimientos bancarios», según Villa, por lo que el presidente y sus más colaboradores habrían actuado con opacidad y sin rendir cuentas.

El asesor de Jorge Buxadé ha señalado también como «inaceptable que se hayan apropiado de la asociación, hayan gestionado con tal ocultación y presuntas malas prácticas, y hayan arrastrado a Revuelta de manera progresiva y deliberada hacia un distanciamiento político y personal contra Vox por intereses personales».

Guerra total

Revuelta convocó el pasado domingo una manifestación ante la sede del PSOE solo una hora después y a 600 metros de la concentración organizada por el PP en el templo de Debod en Madrid. Vox no la secundó. De hecho, cuando Isabel Díaz Ayuso acusó a Santiago Abascal de estar detrás de los incidentes, este respondió que era mentira que ellos hubiesen convocado nada. Este fue el último gesto de distanciamiento entre Vox y Revuelta. Hace meses, el primer síntoma fue el despido de Jaime Hernández, presidente de la entidad, que trabajaba como empleado en Bambú, la sede del partido.

Ahora la guerra es total. La intención de Kiko Méndez-Monasterio, asesor áulico de Santiago Abascal, de hacerse con el control de Revuelta, no se ha consumado, y fuentes del partido señalan que ese ha sido el motivo del choque. «Llaman ‘falta de transparencia’ a algo muy distinto: la negativa de Revuelta a entregar documentación confidencial para ser utilizada por estructuras partidistas. Nuestra responsabilidad es con España y con nuestros voluntarios y donantes (cuya identidad merece ser protegida), no con negociados internos de ningún partido o estructura partidista», han denunciado los jóvenes de Revuelta en su comunicado.

La entidad ganó popularidad tras la riada de Valencia, cuando consiguió recoger 1.500 toneladas de material en Madrid para las víctimas. Antes, habían estado detrás de las manifestaciones en Ferraz que tuvieron lugar a finales de 2023 contra la ley de amnistía. Vox se dio cuenta de que prefería el control sobre las juventudes para poder controlarlo y colgarse sus medallas. Al no poder hacerlo, desde Revuelta denuncian una estrategia pergeñada en Bambú para «destruir lo que no pueden controlar». «El tuit de Revuelta describe perfectamente lo que hace la cúpula», admite un cargo de Vox.



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