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Política

Yolanda Díaz cede a la presión de sus socios y aprieta a Sánchez: «Si no, será cómplice»

La vicepresidenta pide una remodelación del Ejecutivo en profundidad y da un giro radical a su discurso crítico

Yolanda Díaz cede a la presión de sus socios y aprieta a Sánchez: «Si no, será cómplice»

Yolanda Díaz con Pedro Sánchez en una reunión en Moncloa. | EP

«Algo tiene que hacer». Con esa reflexión, fuentes de Sumar intentan explicar el giro retórico de Yolanda Díaz después de la batería de detenciones y registros de los últimos días. Esta semana, las unidades de delincuencia económica de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han detenido a figuras destacadas del entorno del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y del dueño y CEO de la compañía Plus Ultra. Al mismo tiempo, los agentes han irrumpido el viernes en organismos adscritos a los Ministerios de Hacienda y Transición Ecológica para registrar sus instalaciones. La situación es de tal gravedad que todas las fuentes admiten la «preocupación» de los socios de Gobierno.

Díaz lleva semanas intentando apagar la polémica y desviar la atención de la opinión pública, pero ante la presión interna de los partidos de su coalición, decidió mover ficha el viernes tras haber pactado una entrevista en La Sexta. La vicepresidenta mostró su irritación por las informaciones que afectan al PSOE y que resumió en una mezcla de «corrupción, puteros, machismo y hastío». Díaz dio un giro de 180 grados en su discurso crítico. Antes del verano se limitó a hablar de «regeneración» y de las medidas sociales. Ahora admite que la situación ha cambiado radicalmente.

Se habla internamente de implosión sistémica de lo que fue el entorno de poder del PSOE y Pedro Sánchez. Así que Díaz ha pedido públicamente una profunda remodelación del Ejecutivo. «Toca cambiar el gobierno de arriba abajo», dijo, además de calificar la «situación» de «insoportable». Este diario publicó hace tan solo una semana que el malestar interno en Sumar iba in crescendo por la posición «tibia» de Díaz y de otros portavoces de la coalición. Las principales críticas se dirigían hacia Ernest Urtasun, que intentó limitar los casos de corrupción a «antiguos dirigentes» del PSOE.

Crisis de Gobierno

Urtasun buscaba evitar que la crisis acabara debilitando el Gobierno. Sumar considera estratégico salvaguardar la coalición de la que forma parte, entre otras cosas porque los sondeos no aconsejan forzar un adelanto electoral. Pero Díaz ha tenido este viernes que subir la apuesta, porque «si no aprieta para que Sánchez haga cambios, será cómplice» de la situación que ella mismo ha calificado de «insoportable», afirman fuentes de Sumar.

La reflexión interna es demoledora. «Esto es insoportable, el PSOE está podrido por todas partes; el problema es que nos arrastra», dicen miembros de los partidos adscritos a Sumar. Estas fuentes admiten que las declaraciones de Díaz se dirigen por primera vez directamente contra Sánchez. Es un salto cualitativo notable. Díaz sostuvo en su entrevista que el presidente debe comparecer en el Congreso para dar explicaciones. Para algunos, esta comparecencia tendría el valor de una «cuestión de confianza encubierta», para que el líder del PSOE deje claro si está dispuesto a «resistir» o si su intención es un adelanto electoral.

En cuanto a la opción de un adelanto de las elecciones generales, el grueso de las fuentes consultadas sostienen que Sumar prefiere estirar la legislatura todo lo posible. «No será Sumar quien pida un adelanto», afirman, aunque Díaz ha entrado en una dinámica difícil: si eleva demasiado el listón de sus exigencias, y Sánchez las desoye, será más difícil defender su permanencia en el Ejecutivo.

Legislatura y elecciones

La cuestión es grave en el ámbito de la corrupción y en cuanto a las denuncias internas de acoso que afectan a varios dirigentes socialistas. Es algo parecido a una tormenta perfecta, admite Sumar, tal y como recogió este periódico el viernes. Ya el pasado jueves, en efecto, se apreció un giro retórico de sus representantes.

Después de varias presiones internas, el sector de Izquierda Unida, representado por el portavoz Enrique Santiago, elevó el tono crítico. Santiago calificó de «horrible» la reacción del PSOE y afeó a los socialistas no aclarar a tiempo todas las dudas y dejar abierto incluso el escenario de financiación ilegal. «Le exigiría al PSOE que tuviera una actitud mucho más proactiva, porque no podemos estar todos los días con una nueva noticia. Que revisen todas las problemáticas que tengan dentro y que intenten adelantarse a los acontecimientos».

Montero y Ribera

Era un aviso a navegantes de lo que el equipo de la vicepresidenta estaba preparando en la víspera de su entrevista en La Sexta. Según Sumar, las pesquisas policiales en organismos adscritos a los Ministerios son muy graves. Se empieza a hablar de que ministros y exministros acaben involucrados en las investigaciones. Circulan los nombres de la representante de Hacienda, María Jesús Montero, por su responsabilidad sobre la SEPI, y de la exresponsable de Transición Ecológica Teresa Ribera, cuyo Ministerio fue clave en los informes de licitaciones bajo sospecha. «Si pillan a un ministro, esto se ha acabado».

Y en esa tormenta perfecta, Sumar cree que también el número de afectados por las denuncias internas de acoso puede incrementarse. Hablan de «al menos dos tipos importantes» del sector socialista que podrían verse salpicados por ese Me too en la formación de Sánchez. Sumar cree poder recoger parte del voto femenino desencantado con el PSOE, y cree también que la ministra portavoz, Pilar Alegría, queda tocada por el escándalo. Alegría admitió el miércoles que fue un «error» reunirse con Paco Salazar mientras el dirigente había sido denunciado por un presunto caso de acoso. De ahí que Díaz exija a Sánchez remodelar el Ejecutivo, para dar la sensación de que se «hace algo» para marcar un «punto y aparte».

«Sumar se pone duro, pero no saldrá del Gobierno. Antes va a obligar a Sánchez a convocar elecciones», vaticinan fuentes consultadas del bando de Díaz. La clave para ellos es que la vicepresidenta se vio obligada a reaccionar y a hacerlo con «contundencia» para no aparecer como una «cómplice» de todo lo que está ocurriendo. «Se ha abierto la caja de Pandora», avisan con preocupación los miembros de Sumar.

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