Sánchez urge a la dimisión de Gallardo mientras maniobra para eclipsar la debacle extremeña
«Está tardando en dimitir», señalan fuentes socialistas mientras crece el temor a que la debacle «marca la tendencia»
Una auténtica debacle. El PSOE se hundió electoralmente en la noche del 21 de diciembre en Extremadura. El primer candidato socialista procesado que concurre a unas elecciones, Miguel Ángel Gallardo, cosechó el mayor fracaso histórico del PSOE en Extremadura al dejarse 116.300 votos y diez escaños respecto a los resultados obtenidos por el PSOE en 2023. Un varapalo de enormes dimensiones tras el que se empezó a escuchar las primeras peticiones de dimisión de Gallardo: «Está tardando», decían dirigentes de la dirección a THE OBJECTIVE. «No le queda otra», replicaban dirigentes socialistas conscientes de la necesidad de un cortafuegos que tapone el incendio.
Sin embargo, el mayúsculo hundimiento electoral en Extremadura no motivó la dimisión del candidato. Gallardo compareció en torno a las 22.30 horas para reconocer que «el resultado del PSOE es muy malo, lo destaco sin paliativos», aunque evitó responder a la pregunta directa de si se plantea dimitir. «Lo que menos me preocupa, créame, es mi futuro político. Lo que más me ocupa es que el PSOE tome la mejor decisión. Por eso he convocado a la ejecutiva regional». Gallardo anunció la convocatoria de una ejecutiva regional del PSOE para este lunes por la mañana «para valorar los resultados más en frío» y que «todos los valoremos allí».
Sin embargo, pareció anticipar su permanencia al culpar del resultado de este 21-D a la presidenta extremeña, María Guardiola, por haber convocado a las urnas para arrojar «unos resultados que generaran bloqueo y mayor inestabilidad». «¿Para qué han servido estas elecciones?», se preguntó el líder socialista extremeño para quien la estrategia de «presupuestos o elecciones ha fallado, no les ha servido para tener una mayoría que les permita gobernar y lo único que ha permitido es engordar a Vox. Ahora no sabemos si en Extremadura habrá gobierno».
Un discurso alineado con el de la dirección socialista. La secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró, compareció apenas diez minutos después en una declaración sin preguntas en Ferraz y sin ápice de autocrítica. De hecho, felicitó al candidato Gallardo por el resultado en «una campaña electoral contaminada por el acoso de los ultras» y se limitó a hablar de «un mal resultado tras el que seguiremos trabajando para que los extremeños tengan una Extremadura de derechos y no de derechas». Como el candidato extremeño, Torró también siguió el guion para preguntarse: «¿Para qué convocaron las elecciones anticipadas Guardiola y Feijóo? Vuelve a la casilla de salida pero más rehén de los ultras. La lectura es clara: estos resultados son el reflejo perfecto de Feijóo. El PP es la madre nodriza de la extrema derecha».

«Está tardando en dimitir»
«Es una leche tremenda», admitían fuentes gubernamentales y socialistas a este periódico ante el hecho incontestable de que, independientemente del número de escaños, la suma de PP y Vox supera ya el 60% de voto frente al 36% de la izquierda, que situó al PSOE como tercera fuerza, por detrás de PP y Vox en Badajoz, la ciudad más grande de la región. Una posición de tercera fuerza que también se alcanza en otras grandes ciudades como Almendralejo, así como en Navalmoral y Almaraz, los dos pueblos del área de influencia de la central nuclear, donde el PSOE también se sitúa por detrás del PP y Vox. Con un dato importante: los de Santiago Abascal están más cerca del PP que los socialistas de Vox.
Es la única consecuencia que se deriva del desastre electoral. Pese a haber intensificado su presencia en la campaña en Extremadura, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, evitó anoche asistir a la sede socialista de Ferraz para desligarse del resultado y se designó perfil bajo en el seguimiento electoral. En la planta noble del cuartel general socialista solo se congregaron la secretaría de Organización del PSOE, Rebeca Torró, la portavoz de la Ejecutiva, Montse Mínguez, y los adjuntos a la secretaria de Organización, Anabel Mateos y Borja Cabezón.
«Marca tendencia para lo que viene»
Fuentes gubernamentales aventuraban que «esto estaba descontado», no solo en referencia a la debacle sino también al intento de Pedro Sánchez de desligarse del resultado. «No va a hacer nada para tapar el desastre. Para Sánchez esto no es un golpe», aseguran las citadas fuentes del Ejecutivo. De hecho, la intención del presidente del Gobierno es tirar de cortinas de humo para eclipsar la debacle electoral. En el día del Gordo de la Lotería de Navidad, el jefe del Ejecutivo comparecerá además a las 8.30 horas en el Palacio de la Moncloa para anunciar el nombre de la mujer que ocupará el puesto de portavoz del Gobierno en sustitución de Pilar Alegría, quien concurrirá como candidata a las elecciones en Aragón.
Unas maniobras que preocupan en el partido socialista porque «se sigue tirando de guion en lugar de tomar decisiones drásticas». A juicio de los observadores más neutrales, el resultado en Extremadura «marca tendencia para lo que viene». La convocatoria más próxima será la de Aragón el próximo 8 de febrero, cuando se somete a examen uno de los perfiles más sanchistas en una comunidad que despidió a su expresidente Javier Lambán, uno de los mayores críticos internos del PSOE, hace apenas unos meses. Se da por descontada una segunda catástrofe electoral y el temor del PSOE es que la sangría continúe hasta las elecciones municipales en mayo de 2027, donde se la juegan la fuerza municipalista del PSOE. «Vamos a ir de derrota en derrota hasta la derrota final», sostienen estas fuentes, que alertan de que «los alcaldes están muy tocados» y «no se puede seguir arrastrando a todos en esta caída. Hay que separar las elecciones municipales de las generales». El PSOE le está viendo las orejas al lobo y ya no es suficiente con azuzar el miedo a la ultraderecha.
