Sumar sospecha que el 'Me too' del PSOE afecta a otros excargos ilustres de Moncloa
La coalición está preocupada por lo que ven como fuego cruzado entre sectores socialistas

Pedro Sánchez en la Moncloa | Europa Press
Sumar sospecha que los casos de presunto acoso sexual que han explotado dentro del PSOE no acaban en las acusaciones internas contra Paco Salazar o los mensajes que afectan a cargos y representantes locales. En el frente que lidera Yolanda Díaz sostienen que el Me too del PSOE puede ir más allá. Aunque oficialmente apelan a una defensa cerrada de las presuntas víctimas, de forma confidencial todos hablan de la existencia de una guerra política interna, con sectores enemigos de lo que fue el círculo más próximo de Sánchez dispuestos a cobrarse la venganza. En esta operación creen que pueden salir otros nombres, vinculados al presidente y a la Moncloa, que debilitarían aún más la figura del líder del Ejecutivo.
La tensión y la preocupación se palpan en Sumar. La coalición es todo menos que una organización política sin fisuras. Cohabitan en ella varios partidos de pequeño y mediano tamaño, y en cada uno de ellos empiezan a escucharse voces discordantes, aunque el grueso de la coalición descarta una ruptura en el Ejecutivo porque consideran que para Sumar —que no es un partido con ramificación territorial, sino un artefacto mediático y semántico— sería imposible aguantar fuera del Ejecutivo. Díaz depende, en cuanto a proyección personal y futuro, del actual cargo de vicepresidenta que desempeña. Además, debilitar el Gobierno para que se convoquen elecciones y ganen el PP y Vox aleja las tentaciones de romper.
El problema es que en Sumar saben que los casos de corrupción irán a más. Y sospechan que incluso lo harán aquellos que tienen que ver con el Me too del PSOE. Dentro de Sumar circula la tesis de que, además de Salazar y los cargos socialistas afectados por las denuncias internas, hay otros nombres ilustres que podrían verse salpicados. Las fuentes consultadas hablan de «dos nombres» de dirigentes o exdirigentes muy conocidos. En un caso, se trataría de una persona muy cercana a Sánchez y vinculada durante años a la Moncloa; alguien también cercano a Salazar. En ese caso, según se dice dentro de Sumar, la posibilidad de que salgan a la luz nuevas denuncias dependerá de la voluntad de las mujeres presuntamente afectadas de hablar.
Cercanía a la Moncloa
La posición de Sumar resulta particularmente incómoda ante los escándalos que afectan al PSOE. Y en el bloque de Díaz también observan con preocupación lo que empiezan a entender como un fuego cruzado entre sectores socialistas en guerra. Por un lado: el bloque de los que auparon a Sánchez en las primarias de 2017, que se hicieron ministros y que ahora duermen en la cárcel. Por el otro, los afines a José Luis Rodríguez Zapatero, que puede verse afectado por el rescate millonario de Plus Ultra y las investigaciones del dinero venezolano. A la vez, hay sectores de dirigentes del PSOE laminados por Sánchez durante los años de su ascenso que estarían operando para debilitarle, golpeando a sus ex miembros de confianza.
En esa «tormenta perfecta» de escándalos de corrupción y «abusos sexuales», tal y como la califican en el bloque de Sumar, Yolanda Díaz y los suyos deben decidir qué hacer para no mancharse, pero sin aparecer «cómplices» del «inmovilismo» de Sánchez. El viernes, tras recibir presiones internas de los socios, Yolanda Díaz exigió una remodelación ministerial «de arriba abajo». El lunes, Ernest Urtasun reprochó a Sánchez no dar pasó en adelante, y el martes Enrique Santiago pidió una reunión con el PSOE para relanzar la actividad gubernamental. La reunión acabó en fumata negra, y ahora los socios de Sánchez temen más revelaciones, tanto en el ámbito de la corrupción como de los escándalos sexuales, que puedan escalar hasta figuras que han ocupados cargos de extrema relevancia en la Moncloa.
De momento, Díaz no contempla romper con el Ejecutivo, solo presionar, siempre y cuando los casos de corrupción y acoso sexual no crezcan. ¿Hasta dónde? El temor es que empiecen a verse salpicados ministros o exministros, con la lupa puesta en María Jesús Montero (responsable de la SEPI) y Teresa Ribera (al mando de Transición Ecológica), o que el Me too del PSOE llegue incluso hasta los despachos más cercanos al presidente. Se podría tratar, según las fuentes consultadas, de personas de su confianza, lo que inevitablemente pondría de nuevo en tela de juicio su destreza a la hora de escoger a sus colaboradores más estrechos y su compromiso con el feminismo.
