The Objective
Los 10 de 2025

Santos Cerdán, el segundo secretario de Organización desenmascarado en 2025

El ex ‘número tres’ del PSOE se debate entre el cortafuegos o quitarle la careta a otros dirigentes del partido

Santos Cerdán, el segundo secretario de Organización desenmascarado en 2025

Ilustración de Alejandra Svriz.

Cuando Santos Cerdán compareció ante el Senado el pasado 17 de diciembre, una ola de indignación y temor estremeció al PSOE: «Es un psicópata. ¡Qué frialdad!». Su advertencia al secretario general del grupo parlamentario socialista, Alfonso Gil: «Pregúntese si está usted en condiciones de hacerme a mí un reproche ético». Su amenaza velada al PSOE que le suspendió de militancia: «Más vale solo que mal acompañado»; y su descarnada pregunta a una víctima de ETA, María Caballero, hija del asesinado Tomás Caballero: «¿Usted se alegra del final de ETA?», fueron un duro golpe de realidad para el PSOE. Tras la publicación del informe de la UCO que el Gobierno y sus satélites sostenían que no existía, la dureza de las grabaciones en las que se repartía con Koldo García las comisiones de obra pública, y la confirmación de su relación societaria con Servinabar, al segundo secretario de Organización del PSOE se le cayó la careta.

Al sucesor de José Luis Ábalos lo desenmascaró la UCO, quien confirmó con total crudeza la revelación que un empresario del entramado criminal hizo a THE OBJECTIVE en este 2025: «Cerdán era el testaferro de Ábalos, la persona a la que reportaba a diario». Este empresario, de incógnito por temor a represalias, desveló en marzo de 2025, tres meses antes de que saliera el atestado policial, la existencia de un «grupo acelerador» que se dedicaba a cobrar un 20% de comisión, supuestamente para el PSOE, a cambio de agilizar o amañar contratos con la Administración. Según este testigo directo del funcionamiento del grupo, Santos Cerdán era el responsable de los dineros.

En el mes de junio, la investigación judicial, tantas veces vilipendiada por el PSOE y por el propio Cerdán, le puso letra a la música. «¡KOLDO! Que no quiero que hables de esto, ¡que no se habla!… Ya está, que no hay que decir tantas cosas… Pun, se pone, se ve y, y se rompe… y se tienen aquí ¡joder! Que no hay ningún… y, y no hablar… punto». Las grabaciones pillaron a Cerdán con las manos tan en la masa que sólo podía responder con una versión de ‘esto no es lo que parece’ : «No reconozco mi voz». La misma estrategia que su predecesor sobre las «pruebas prefabricadas por la UCO», «investigación prospectiva del Supremo» que, a juicio de Cerdán, comenzó cuando se empezó a reunir con Carles Puigdemont en Ginebra. El ex número tres del PSOE acabó asumiendo las tesis del lawfare, primero enarboladas por Puigdemont, después por Sánchez y por el PSOE en su conjunto.

Sánchez le atornillo al cargo por Aldama

No en vano, cuando hace un año, en diciembre del 2024, en el 41º Congreso Federal de Sevilla, Cerdán cargó contra la «cacería humana» y la «oposición corrosiva», el auditorio de Fibes en Sevilla rompió en un aplauso obligado, timorato, cargado de dudas. Habían pasado días desde que Víctor de Aldama le señalara como beneficiario de cobros en sobres en negro frente a Ferraz, y las formas «mafiosas» que ‘Santi’ había utilizado para «desestabilizar territorios» y remover las listas electorales surgidas de votaciones en primarias por imposiciones desde Ferraz, hacían creíble y verosímil el comportamiento del «hombre gris» que trajo a Koldo desde Navarra, se lo colocó a Ábalos y, consumada su perdición, heredó su puesto. Sotto voce, algunos dirigentes reconocían a este periódico en Sevilla que «el papel de Santos ha hecho mucho daño» y «genera dudas en la organización».

Y, pese a todo, Pedro Sánchez le atornilló al cargo. Le mantuvo como secretario de Organización porque no tenía alternativa a la huida hacia adelante. El nuevo desconocido de Sánchez era quien había ejecutado sus órdenes de cambiar las listas en Aragón, forzar la renuncia de Luis Tudanca, desmotivar a Juan Lobato«Santos no movía un dedo sin que se lo ordenara Pedro», explicaban quienes trabajaban con él mano a mano. Como en su día hizo José Luis Ábalos acudiendo a Sevilla para forzar —con amenazas veladas y no tan veladas— a Susana Díaz para que ésta renunciara a presentarse a las primarias contra Juan Espadas. No lo consiguió porque Susana es de las que siempre fue consciente de la amenaza que era Pedro Sánchez para la democracia interna. Por eso, pidió en esas fechas un PSOE donde se pueda opinar «sin que te caiga una manta de palos». Al final, no ganó Espadas, a quien removió Sánchez (como a Susana, Tudanca, Lobato, Tomás Gómez…). Ganó Sánchez; Santos Cerdán solo era su brazo ejecutor.

Desenmascarar al enmascarado

Mientras en el Congreso de hace un año Cerdán alimentaba las tesis del fango mediático y judicial —«Hay una industria del odio, generando fango, ruido y bilis sin parar con el objetivo de generar caos. Son las mentiras de siempre, pero propagadas rápidamente con altavoces en programas de TV en prime time, en programas de radio, en digitales, en tertulias, en canales de YouTube, en redes sociales o en columnas de prensa de toda la vida. Incluso… en sede judicial. Sí, también en sede judicial»—, la Justicia, la UCO y la prensa han acabado dejando al aire las vergüenzas de Cerdán, las de Ábalos… y las de Sánchez.

Como en el caso de Ábalos, mientras se tramitaba su baja de militancia y posterior expulsión, se negociaba un control de daños en el que él asumiera su condición de cortafuegos. Ábalos, más listo que Cerdán, advirtió durante este 2025: «Yo no me voy a comer solo esta mierda». Se ha cumplido esa amenaza y ahora llega la del siguiente eslabón débil de la cadena: «Más vale solo que mal acompañado». Cerdán fue el hombre que le pidió a Sánchez que firmara su renuncia como secretario de Organización tras ser fulminado como ministro de Transportes en la crisis de gobierno de julio de 2021 (a un secretario de Organización no se le puede cesar); fue quien intentó convencer a Ábalos de entregar su acta cuando estallo el caso Koldo, en lugar de integrarse en el Grupo Mixto; fue Cerdán quien, posteriormente, intentó convencerle de que entregara nuevamente su acta para arrebatarle la causa al Supremo y dilatar los plazos de la instrucción. Y, ahora, con Ábalos y Koldo en prisión y Cerdán recién salido de ella, el ex secretario de Organización del PSOE se debate entre asumir su condición de cortafuegos o desenmascarar a los otros enmascarados del partido del que ya no forma parte.

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