Condenados seis agentes de Pinochet por el crimen del diplomático español Carmelo Soria
Soria, considerado una amenaza para la dictadura chilena, fue secuestrado, torturado y asesinado en 1976
La Justicia chilena ha condenado a seis oficiales retirados del Ejército por su responsabilidad en el asesinato del diplomático español Carmelo Soria Espinoza, en 1976, durante la dictadura de Augusto Pinochet.
La muerte de Carmelo Soria es una de las más emblemáticas entre los crímenes de la dictadura de Pinochet.
El juez del Tribunal Supremo Lamberto Cisternas Rocha sentenció el miércoles a los exagentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Pedro Espinoza Bravo, Raúl Iturriaga Neumann, Jaime Lepe Orellana y Juan Morales Salgado a seis años de prisión, en calidad de coautores del delito de homicidio calificado, informa Efe.
También se condena al exfiscal militar Sergio Cea Cienfuegos por el delito de falsificación de instrumento público a 600 días de presidio, con el beneficio de la remisión condicional de la pena.
Cisternas condenó, además, al general retirado Eugenio Covarrubias Valenzuela a 4 años de cárcel por presentar declaraciones falsas en la investigación, mientras que decretó la absolución de René Quilhot Palma y Pablo Belmar Labbé y de Guillermo Salinas Torres.
El diplomático español, casado y con tres hijo, fue asesinado en Chile por la policía secreta de Pinochet (1973-1990), mientras prestaba servicios en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
«El respeto por la memoria y el compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia son esenciales para el pleno desarrollo de los pueblos», reaccionó Cepal en un comunicado en el que celebra el fallo, informa AFP.
El 14 de julio de 1976, cuando iba en su coche desde el trabajo hacia su casa, Soria fue interceptado por agentes disfrazados de Carabineros (Policía Militarizada) y llevado a una mansión del lujoso sector santiaguino de Lo Curro, en la que vivían el estadounidense Michael Townley y su mujer Mariana Callejas.
Townley tenía en el subterráneo un laboratorio en el que preparaba gas sarín para asesinar a opositores a Pinochet y que servía además como lugar de interrogatorio y tortura; mientras, en la casa, su esposa dirigía talleres literarios o celebraba tertulias con conocidos intelectuales de la época.
En esa vivienda, Soria fue torturado y, como nunca entregó información, le aplicaron gas sarín. Luego, según el testimonio del exagente José Ríos San Martín, lo «destestuzaron» haciendo palanca contra un escaño por medio de la torsión de la cerviz.
El cadáver de Soria fue introducido en su propio automóvil y lanzado a un canal de riego, después de que los agentes le vaciaron encima una botella de licor, para hacer creer que había muerto en un accidente provocado por la ingesta de alcohol.
Militante del Partido Comunista de España (PCE), Soria se exilió en Chile en 1971 y tras instaurarse la dictadura el 11 de septiembre de 1973, utilizó su inmunidad diplomática como funcionario de la ONU para ayudar a varias personas a exiliarse en distintas embajadas en Santiago, convirtiéndose en una amenaza para el régimen de Pinochet.
Ls Comisión de Verdad y Reconciliación en su Informe Rettig, la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura en su Informe Valech han establecido que las víctimas directas de la dictadura – de 1973 a 1990 – ascienden a 31.686 personas, de las cuales 28.459 casos fueron víctimas de tortura y 3.227 casos fueron víctimas muertas (2.125) o desaparecidas (1.102).