García Castellón: «¿Por qué lo llaman 'lawfare' cuando es prevaricación de lo que te acusan?»
«¿Por qué se usa una palabra tan hipócrita?», se ha preguntado el magistrado de la Audiencia Nacional
El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, ha reconocido que le produce «muchas ganas de llorar» que se utilice por algunos la palabra ‘lawfare’ y se ha preguntado por qué se emplea esa palabra cuando en realidad se quiere acusar a algunos jueces de prevaricar.
En una conferencia en Zaragoza titulada ‘La Audiencia Nacional o la defensa de la democracia’, organizada por la Fundación Ibercaja, el instructor de casos como Púnica, Kitchen o en la actulidad el de Tsunami Democràtic, se ha cuestionado: «¿Por qué hay ‘lawfare’ cuando toca a unos y no a otros?».
Y ha añadido: «¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo? ¿por qué le llaman ‘lawfare’ cuando es prevaricación de lo que te acusan?, ¿por qué se usa una palabra tan hipócrita?».
Respecto a la negativa de Suiza a apreciar delito de terrorismo en los disturbios atribuidos a Tsunami Democràtic que su juzgado investiga ha dicho: «Que cada uno diga lo que quiera; en la legislación suiza opinan eso, en la española otra cosa y cada uno sigue su camino».
Preguntado por la renovación del órgano de gobierno de los jueces, que lleva cinco años caducado, ha dicho que «ojalá supiera la fórmula» y ha considerado que dentro del Consejo General del Poder Judicial hay «buenos juristas», pero -al hilo del retraso en su renovación- que «la norma política manda».
Lo que sí ha considerado es que el primer Consejo que hubo en España, entre 1980 y 1984, fue modélico, y que luego en 1985 se cambió del modelo «radicalmente».
Respecto a la judicialización de la política o a la politización de la justicia y la división de poderes, ha dicho que echa de menos un sistema como el anglosajón, que es «sota, caballo y rey» y quien se entromete de una forma «descarada» recibe «todo tipo de penas del infierno».
En España este sistema no impera, y para García Castellón eso «no produce satisfacción». Aquí, ha añadido, cuando los jueces tocan algo del poder político, «están sometidos de presiones, muchas no muy agradables».