Los Mossos tardaron 16 minutos en descubrir que Puigdemont se había fugado en un coche
Un agente trató de informar por radio de la huida, pero no logró acceder al canal porque estaba ocupado
Una sucesión de errores facilitó la fuga de Carles Puigdemont. En un informe remitido al Tribunal Supremo, los Mossos d’Esquadra admiten graves fallos en el dispositivo del pasado 8 de agosto. El documento al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE revela que solo un agente mantuvo contacto visual en todo momento con el expresident, aunque cuando trató de informar por radio de que había huido no logró acceder al canal. Tras ofrecer un breve discurso y bajar del escenario, el líder de Junts aprovechó la multitud que se dirigía al Parlament para burlar la vigilancia. La policía autonómica tardó 16 minutos en descubrir que no se encontraba en esa comitiva y que había huido en un coche.
El dron aéreo que usaron los Mossos para controlar los movimientos de Puigdemont también dejó de enfocarle justo antes de emprender la fuga en coche. En lugar de mantener el plano sobre la zona donde estaba el vehículo en el que huyó, el dispositivo se centró en las autoridades que se dirigían al Parlament, donde minutos más tarde comenzaría el debate de investidura de Salvador Illa. Así lo revela el informe de 24 páginas que ha elaborado la policía autonómica tras el requerimiento del juez Pablo Llarena.
El documento, firmado por el comisario Eduard Sallent, trata de explicar la cadena de errores que llevaron a Puigdemont a burlar el dispositivo. Los Mossos apuntan a una estrategia de «distracción» orquestada por sus fieles, que le protegieron «a modo de cápsula de seguridad». La policía autonómica reconoce que perdió la pista del expresident durante 16 minutos: desde las 9.04 horas, cuando accede a una de las carpas y la megafonía llama a iniciar la marcha hacia el Parlament, a las 9.20 horas, cuando advierten que el dirigente independentista no se encuentra en la cabecera de la manifestación.
El discurso de Puigdemont
Puigdemont accedió a las 8.56 horas al perímetro vallado escoltado por un gran número de ciudadanos. Un minuto más tarde, el expresidente catalán aparece en el escenario para dar un pequeño discurso en el que recordó que el proceso de independencia frustrado en 2017 continuaba vivo y que habría «nuevas oportunidades». A las 9.03 finaliza su intervención y su abogado «le agarra del brazo y le indica que baje rápidamente».
Un minuto más tarde, Puigdemont accede a una de las dos carpas instaladas detrás del escenario. Le acompaña el secretario general de Junts, Jordi Turull, al que los Mossos han citado a declarar por facilitar la huida. En ese momento se indica por megafonía a los asistentes que se preparen para iniciar la manifestación hacia el Parlament. Según el informe, se hace un pasillo para que pase el expresident y se observa «cómo todos los políticos que le habían acompañado» hasta entonces se sitúan al frente de la comitiva y comienzan a caminar.
Las imágenes de dron advierten dos movimientos simultáneos. Uno, el de un vehículo blanco que asciende por la rampa de salida del aparcamiento subterráneo del paseo Lluís Companys y se sitúa junto al perímetro exterior del vallado metálico. También se puede observar cómo uno de los escoltas de Puigdemont se sitúa cerca del coche, donde se ubican otras tres personas. A las 9.08 horas, una de ellas manipula las vallas y, un minuto más tarde, el dron muestra que el vehículo sigue estacionado en el mismo lugar.
En esos momentos el plano del dron cambia de ubicación y ofrece imágenes de los políticos y autoridades que se desplazan hacia el Parlament descendiendo por el tronco central del paseo Lluís Companys. La atención se concentra desde entonces en ese punto. Los efectivos desplegados no disponen de la información que relata el único agente que tuvo controlado visualmente a Puigdemont en todo momento, así que los Mossos creen que «estaba entre todos esos políticos».
Distraer la atención policial
«La huida de Puigdemont en un vehículo estuvo facilitada por varias acciones organizadas con la finalidad de distraer la atención policial», subraya el informe. Este insiste en que esas acciones consistieron en «simular» un desplazamiento del expresidente catalán entre la comitiva de políticos y provocaron «una situación de confusión, incertidumbre y alto tráfico en las comunicaciones que propiciaron el desplazamiento en vehículo de Puigdemont sin que los efectivos policiales tuvieran conocimiento».
Los Mossos concluyen que el expresident huyó en un vehículo conducido por una mujer con una silla de ruedas ubicada en el asiento del acompañante. Sin embargo, detallan que su intención no era alejarse, ya que «el recorrido pone de manifiesto que se estaba dirigiendo a la zona posterior del zoo», en las proximidades del Parlament. La voz de alarma de la fuga de Puigdemont la dio a las 9.20 horas el único agente que lo tuvo controlado en todo momento.
Como no pudo acceder al canal de radio porque se estaban transmitiendo diferentes comunicaciones, el agente llamó por teléfono a su superior para informar del desplazamiento de Puigdemont. Eso provocó, según el informe, que el resto de efectivos policiales desplegados, casi unos 600, «fueran desconocedores de lo que estaba sucediendo». De esa manera no se pudo evitar que toda la atención se centrara en la marcha de políticos, autoridades y simpatizantes que se dirigía al Parlament.
El agente comunicó a su superior que Puigdemont se había subido a un Peugeot de color blanco, aunque erró en la marca. También le facilitó dos matrículas, ya que no había podido ver con claridad la numeración. No paró ahí, puesto que echó a correr detrás del coche durante más de tres kilómetros y observó cómo circulaba por el centro de Barcelona. Lo perdió en un semáforo en la confluencia de la calle Ramón Trías Farga con paseo de la Circunvalación.
El informe no menciona ni una sola palabra sobre la colaboración de algunos mossos para facilitar la huida de Puigdemont. Tres agentes fueron detenidos, entre ellos el dueño del coche blanco en el que se fugó el expresident. Un escenario que ha llevado a la policía autonómica a vivir una de las mayores crisis de descrédito de su historia. Una de las primeras medidas que tomará Illa será nombrar de nuevo a Josep Lluís Trapero como responsable.