The Objective
España

El director del Parador de Sigüenza boicoteó que un testigo hablase con TO sobre Ábalos

Fernando Tizón persiguió a tres periodistas por la localidad para impedir que grabasen una entrevista

Una entrevista, un seguimiento nocturno y un intento de boicot. La investigación periodística de este periódico sobre lo acontecido en el Parador de Sigüenza se ha visto salpicada de comportamientos insólitos que implican a la dirección del establecimiento público de turismo. Durante meses, varias periodistas de THE OBJECTIVE visitaron el edificio histórico enclavado en lo alto de una colina de la provincia de Guadalajara. El objetivo era confirmar los hechos de los que había tenido conocimiento este periódico. En esos desplazamientos, el equipo pudo acreditar la estancia del exministro José Luis Ábalos en el establecimiento en el mes de mayo de 2021. Hasta seis trabajadores aportaron versiones de lo sucedido aquella noche en la que el exsecretario de Organización del PSOE se hospedó en una de las suites del parador y, según sus testimonios, dejó tras de sí desperfectos provocados en el transcurso de una fiesta.

Una de las reuniones fue con el director del parador, Fernando Tizón, que negó los hechos desde el primer momento y desacreditó a su plantilla. Durante la cita, el equipo de THE OBJECTIVE notó algo extraño en el comportamiento del personal, concretamente de colaboradores estrechos del director. Al salir del establecimiento, Tizón y su persona de confianza, Alejandro Medina, actual jefe del departamento de mantenimiento, se subieron a un coche y siguieron el vehículo en el cual se desplazaban tres periodistas de TO.

El testimonio más revelador fue el de un empleado de mantenimiento, identificado por sus iniciales como J.L.A., que concedió una entrevista a este periódico bajo estrictas condiciones de confidencialidad, pues aseguró haber sido intimidado por la dirección del establecimiento. El encuentro se concertó fuera del parador, en un parque de la misma localidad, ya entrada la noche, en un entorno apartado y sin presencia de transeúntes. Eran las 20.15 horas.

Cuando las periodistas llegaron al lugar en el que se había concertado la cita, había una persona desconocida en mitad de la carretera, que el empleado identificó posteriormente con alguien cercano a Medina. Minutos después, el director, Fernando Tizón, pasó con su coche, cubriéndose con una capucha para intentar no ser reconocido.

El director del Parador de Sigüenza, Fernando Tizón, durante la entrevista de TO a un testigo de los hechos.

«Tuve que pintar las paredes»

Pese a esa ‘coincidencia’, la entrevista comenzó, en medio de un parque casi desierto. El empleado de mantenimiento llevaba meses en contacto con las periodistas. Durante todo ese tiempo su versión de los hechos siempre fue la misma. Al ponerse frente a las cámaras de THE OBJECTIVE, J.L.A. confirmó que sí, que conocía la estancia de José Luis Ábalos en el Parador de Sigüenza en mayo de 2021: «Sí estuvo, sí». Lo recordaba con claridad. Afirmó que el exministro no llegó solo. El grupo se hospedó en varias habitaciones, lo acompañaban «varios escoltas» a los que vio cuando tuvo que subir a la habitación. En una de las estancias también se alojó una mujer joven, a la que describió como «llamativa y atractiva», de unos «1,70 centímetros de estatura y vestida con pantalones de pinzas».

Según su propio relato de los hechos, el domingo posterior a la estancia, J.L.A. fue requerido para reparar una avería. «Cuando yo subí, ellos ya habían desalojado la habitación, pero sí estuvieron en esa habitación», recuerda este trabajador. Eran las 11 y media de la mañana. «A mí me llaman y me mandan una avería. Y subo para ver lo que había en esa avería». Lo que encontró al entrar en la habitación fue, según sus palabras, «una escena de destrozos»: «Había el cable del teléfono arrancado, la tulipa de la lámpara destrozada, se vio que había… que hubo algo, porque tuve que pintar también las paredes». Tuvo que volver a pintar porque «estaban manchadas de vino o algo». Confirma que habían arrojado algo contra la pared y que había «cristales en el suelo», probablemente de una copa lanzada contra los muros de la estancia. «Yo cuando subí ya estaba la camarera de pisos recogiendo».

Todo apuntaba a una noche de excesos, tras la cual olvidaron «una caja de mascarillas» en la estancia del exministro. Cuando subió a hacer la reparación, la camarera de pisos ya estaba recogiendo los restos. Él le advirtió: «Ponte los guantes que hay restos», en referencia a unos «latigazos de cocaína». El testimonio también apuntó a Koldo García, el asesor de Ábalos, como otro de los presentes en aquella noche. Aunque no lo vio personalmente en la habitación, le constaba que había estado allí. Según él, García habría llegado acompañado de dos mujeres más.

En el clímax de su relato, una persona irrumpe en el desierto parque de esa zona residencial de Sigüenza. Cruza el parque una primera vez, y luego una segunda. El entrevistado se inquieta, visiblemente nervioso. «Y nada… y eso… Y ya nos han pillado, pero de marrón», balbucea nervioso. «Nunca pasan por aquí. Os han seguido. Borra, borra.. porque voy a tener problemas», apremia el trabajador. «Además que ha venido y están por ahí dando vueltas. Es que éste no viene por aquí, él vive ahí», señala inquieto en relación a Fernando Tizón. «Yo no sabía que ibais a hablar con el director pero el director os ha seguido». Cuando se le preguntó si creía que estaban actuando como una mafia, no dudó: «Sí, total, total… Por favor, cortad». J.L.A. supo después que el equipo de THE OBJECTIVE había hablado con él y creyó que, desde entonces, estaban siendo observados.

En ese instante, se tomó la decisión de interrumpir la grabación. Las cámaras se apagaron y se propuso retomar la conversación otro día. Pero lo que ocurrió después rozó la intimidación. El vehículo del director comenzó a seguir discretamente al coche del equipo de periodistas, manteniendo una distancia prudente, pero constante, que no cesó hasta que el vehículo con los integrantes de este periódico abandonó Sigüenza. Ante el estupor por lo ocurrido, este periódico decidió ponerse en contacto con Tizón para preguntarle por qué se había producido este seguimiento. El responsable máximo del Parador de Sigüenza negó inicialmente los hechos asegurando que «Alex (Medina) no tenía coche y le he traído a su casa», que se encontraba en las inmediaciones. Pero posteriormente confirmó que al comprobar que los periodistas no volvían a Madrid y se dirigían a un barrio de la localidad, siguieron al coche. ¿La razón? «No me lo podía creer».

Seis trabajadores confirman los desperfectos

Seis trabajadores del Parador de Sigüenza y un exempleado han asegurado a THE OBJECTIVE que José Luis Ábalos, por entonces ministro de Transportes y número tres del PSOE, se hospedó en el establecimiento durante una controvertida estancia en mayo de 2021. Aquella visita, de la que también formó parte su asesor más cercano, Koldo García Izaguirre, habría incluido a varios escoltas oficiales y al menos tres mujeres. Entre los nombres que señalan los testigos aparece el de Andrea de la Torre, expareja del exministro, aunque ella ha negado su implicación en conversación con este medio y, en el caso del exministro, a través de sus redes sociales.

A pesar de las negativas, los relatos de los empleados coinciden en aspectos clave. La presencia de Ábalos ha sido corroborada por trabajadores de distintos departamentos del Parador, incluyendo personal de limpieza, camareros, mantenimiento y recepción. Según explican, el grupo habría ocupado varias habitaciones de la segunda planta donde se celebró una fiesta en la que, afirman, se consumieron bebidas alcohólicas y se provocaron daños materiales. Además, «dejaron latigazos de cocaína» en la habitación.

La fecha de la estancia coincide con un contexto institucional especialmente delicado. Justo en esos días, el Gobierno había aprobado el Decreto 55/2021, de 8 de mayo que establecía nuevas medidas de control sanitario para la prevención de contagios de covid-19. Entre otras disposiciones, el decreto exigía a hoteles y establecimientos turísticos recopilar datos que permitieran identificar a los huéspedes en caso de ser necesario para la trazabilidad de posibles contactos. Sin embargo, el establecimiento se saltó ese requisito.

Trabajadores de la empresa pública han relatado a este periódico que Ábalos se alojó sin dejar constancia en el registro. Los testimonios recabados por TO revelan que hubo un correo electrónico que se envió al jefe de recepción antes de su llegada al Parador: «Me enteré de eso y el chico me ha dicho que sí, que hay un correo interno», en referencia al responsable de recepción que en aquel momento manejaba las comunicaciones internas del parador. En ese correo electrónico se avisaba de que iba a llegar «un cliente VIP que no se daba de alta». Según explica uno de los trabajadores conocedores de los desperfectos causados en la suite 210, en el email «sí ponía el nombre de Ábalos», si bien la reserva de las cuatro habitaciones en las que se alojaron el ministro, su asesor Koldo García, tres escoltas y otras tres mujeres -la 208, 209, 210 y 211- se hizo a nombre de un tercero.

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