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Tribunales

Montserrat, la asesina psicópata que sometió a su exnovio durante tres meses en Barcelona

Cuatro rasgos oscuros explican que una falsa aspirante a ‘mossa’ destruyese y matase a su expareja

Montserrat, la asesina psicópata que sometió a su exnovio durante tres meses en Barcelona

Montserrat declara en la Audiencia de Barcelona durante el juicio. | Europa Press

El jurado declaró en Barcelona el pasado miércoles culpable a Montserrat Nin de asesinar a Aleix Álvarez con alevosía, lesiones y amenazas. La falsa opositora a mossa d’Esquadra fue juzgada por matar a su pareja en la localidad barcelonesa de Ripollet en 2023. Este fue el trágico desenlace de tres meses de un calvario al que esta mujer de 44 años sometió a su expareja, de 46. En 2021, mantuvieron una breve relación que la víctima interrumpió por su toxicidad, pero dos años más tarde, ella le persuadió para instalarse en su casa bajo el pretexto de no quedarse en la calle.

En solo tres semanas, lo anuló psicológicamente. Fue amenazado, vejado e insultado constantemente, como muestran las imágenes que se han reproducido en la Audiencia de Barcelona, ya que ella lo grabó todo. También las agresiones que sufrieron otros conocidos y compañeros de piso previos. A Aleix lo atormentó con lesiones físicas: heridas en la cabeza, en los oídos…

Tres meses después de instalarse en su casa, le clavó un cuchillo en el pecho. Fue el final de un proceso lento de anulación cruel que ella enmarcó en un macabro juego sexual de BDSM consentido, pero que el psiquiatra forense atribuyó a la «tétrada oscura», una combinación de rasgos de la personalidad poco habituales, pero presentes en la acusada: maquiavelismo, sadismo, narcisismo y psicopatía.

Los hechos

Según informó este miércoles el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el jurado popular dictaminó la culpabilidad de la acusada de forma unánime. La procesada está acusada de apuñalar mortalmente a su pareja en abril de 2023 en Ripollet (Barcelona) y, a lo largo de la vista oral, se reprodujeron numerosos audios recopilados por los Mossos d’Esquadra en los que se constatan las amenazas de muerte y el maltrato al que sometió a la víctima. Fiscalía solicitó en el juicio celebrado la semana pasada 34 años de prisión, mientras que la acusación particular pidió prisión permanente revisable y la defensa, la absolución.

Las crónicas judiciales de las periodistas Sara Cid (Europa Press), Elena Burés (Abc) y Mayka Navarro (La Vanguardia) son estremecedoras, y los letrados hablan de un juicio muy duro, especialmente durante el visionado de las pruebas gráficas. Como recogió la agencia EP, la falsa opositora a mossa lo obligó a grabar un audio en el que la víctima autorizaba a asesinar a su hijo –que entonces tenía 9 años– si no la obedecía, como aseguró la acusación particular en el escrito que se leyó en la primera sesión del juicio. El abogado de la acusación sostuvo que existían audios que ella posteriormente borró en los que el fallecido autorizaba a que mataran a su hijo si no cumplía sus promesas y en los que aseguraba que no la delataría de las lesiones que le había provocado. La víctima lo hizo, según el abogado, tras meses en los que fue sometida por parte de la acusada a lesiones físicas graves y a amenazas que le infundieron un estado de miedo.

La víctima y la presunta asesina mantuvieron una relación sentimental entre febrero y mayo de 2021 que el abogado de la acusación particular describió como tóxica y nociva, con amenazas vicarias por parte de ella, que llegó a decirle: «Sé dónde vive tu exmujer y tu hijo, les daré un tiro entre ceja y ceja». En mayo de 2021 la relación se rompió, pero ella insistió en mantener contacto de forma «constante» bajo el pretexto de que estaba cambiando. En 2022, cuando él intentaba retomar la relación con su exmujer y madre de su hijo, ella reapareció en su vida y, tras insistentes intentos, finalmente se instaló en su domicilio en enero de 2023 aduciendo una razón «torticera».

Según el abogado, la acusada hizo creer a su víctima que por culpa de haber mantenido una relación sexual esporádica con él la pareja que ella tenía entonces la había echado de casa. A partir de ese momento adoptó una actitud «malvada, diabólica y delictiva» desembocó en un descenso en picado del estado anímico y físico del fallecido, al que despersonalizó e inhumanizó hasta un punto inimaginable. Esta forma de actuar ya había empleado con otras víctimas, a las que causó grandes daños y lesiones físicas y psíquicas, según la acusación particular.

«Manipulación psicológica y control muy fuerte»

«No puede estar nadie contento con la muerte de un familiar, pero sí estamos satisfechos con el trabajo realizado y el análisis riguroso que hizo el jurado», indica Luis Carlos Medina, el abogado de la familia de la víctima a THE OBJECTIVE, una vez conseguido este veredicto. Añade que la familia está tranquila y confía en que se ha evaluado correctamente el caso, si bien se muestra respetuoso en la labor de la jueza ponente porque todavía no hay sentencia firme que establezca una pena.

Explica que la Fiscalía solicitó una pena de entre 23 y 25 años por asesinato, considerando que se cometió un delito sobre una persona especialmente vulnerable, dada la situación física y psicológica de Aleix, mientras que él pidió la prisión permanente revisable por vulnerabilidad extrema: una incapacidad causada por la agresora. «Es evidente que fue un asesinato, sin posibilidad alguna de justificación», dice. Además, gracias a videos y audios recuperados, se pudo comprobar la manipulación y control obsesivo que la acusada ejercía sobre la víctima y otras personas. El abogado describe el caso como «un proceso de degradación humana hasta convertir a Aleix en una sombra sin voluntad propia, víctima de una manipulación psicológica extremadamente hábil, propia de una persona con una maldad intrínseca y carente de empatía». Señala que la acusada mostró evasivas y un intento de manipulación durante su declaración, pero que el jurado pronto detectó la falsedad en sus testimonios.

Por su parte, Obdulia de la Rocha, abogada de oficio de Montserrat, llegó al caso en la fase de instrucción ya avanzada. “Desde el inicio me volqué en la defensa de Montse, a pesar de las limitaciones”. La penalista relata un desgaste moral, emocional y profesional considerable durante meses de preparación del juicio y visitas frecuentes a la prisión de Brians. Afirma que Montserrat ha tenido todas las garantías legales y que su defensa será firme hasta el último recurso. «Desde que vi el expediente, intuía que no pintaba bien». Se lo transmitió a su clienta, que está muy preocupada por su libertad ahora que se juega la prisión permanente revisable. Su letrada cree que la jueza no la aplicará.

Reconoce que Montserrat es una persona mentirosa, manipuladora y peculiar, con episodios complejos y cierta dificultad para mantener el control, subraya que no es una asesina y que siempre ha confiado en la defensa y ha seguido sus indicaciones, a pesar de algunas salidas de guion durante el juicio. Sobre la calificación legal, explica que se planteó una petición subsidiaria por homicidio sin alevosía, pues existen dudas sobre la premeditación y la certeza absoluta de los hechos. «La escena del crimen fue contaminada por varias patrullas y nunca se pudo determinar con exactitud el arma ni el modo de los hechos», precisa la jurista, que se muestra firme en que Montserrat no cumple todos los requisitos para la doble alevosía. Uno de los mayores éxitos de la defensa ha sido demostrar que la acusada llamó a Emergencias con la víctima aún en vida. De la Rocha añade que no ha habido tiempo para ahondar en una cuestión: por qué su clienta -que presumía de sus contactos policiales como mecanismo de intimidación- mantuvo relaciones con una treintena de agentes del cuerpo policial autonómico catalán, algunos de alto rango.

Pablo de Palacio, criminólogo y abogado, considera que este punto no es tan relevante, ya que “lo que determina el tipo delictivo no es que tenga o no ese contacto”, sino que lo utilice para amenazar y lograr un “control absoluto”. La existencia de la amenaza es lo que cuenta, no si esta se basa en información verdadera o en un engaño, explica. Para este especialista, se trata de un perfil “no muy común” y “sorprende la capacidad que tuvo de influir sobre sus víctimas”. Los narcisistas clásicos “suelen coger una sola víctima cercana a su núcleo porque es donde realmente pueden influir y satisfacer esa necesidad de dominio y de sentirse admirados, pero en este caso tenía otras víctimas a la vez”.

“Los perfiles narcisistas necesitan esa admiración, y para conseguirla, aíslan a la víctima de su entorno familiar y social”, detalla el letrado, que considera que en esta caso esta situación se agrava “porque a Aleix le decía que tenía grandes contactos dentro del cuerpo de los Mossos d’Esquadra y, si hablaba, las consecuencias iban a ser peores”. “No solo le aislaba de su entorno, sino que si en algún momento estaban lejos y no podía dominarlo, lo seguía teniendo aislado bajo ese temor”, precisa. Aun así, ve difícil que se pueda conceder la prisión permanente revisable, que se prevé en casos de vulnerabilidad o incapacidad, porque esa vulnerabilidad ha sido creada por la agresora y en un caso normal, sería ya previa: si bien podemos considerar a Aleix enfermo, por sus heridas y evidente deterioro, es una duda si puede aplicarse en este supuesto la ley: “Desde el punto de vista jurídico y procesal, su vulnerabilidad sentará un precedente para futuros casos y va a arrojar luz sobre algo que no se ha resuelto, si la vulnerabilidad puede ser provocada por el sujeto activo del delito”.

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