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Tribunales

Fiscalía reabre el crimen de Helena Jubany 24 años después y cita a declarar al sospechoso

La mujer de 27 años fue encontrada desnuda, bajo efectos de drogas y con quemaduras en el patio interior de su vivienda

Fiscalía reabre el crimen de Helena Jubany 24 años después y cita a declarar al sospechoso

Helena Jubany, la bibliotecaria asesinada en 2001. | Redes sociales

La Fiscalía Provincial de Barcelona ha solicitado nuevas diligencias en el caso de Helena Jubany, la joven bibliotecaria de 27 años asesinada en 2001 en Sabadell, tras recibir los resultados de una ampliación de los análisis de ADN practicados a partir de restos encontrados en la ropa de la víctima.

Los nuevos informes de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía —con tecnología no disponible en el momento del crimen— han revelado perfiles genéticos compatibles con Santiago L.P., uno de los principales sospechosos del caso, exculpado en 2005 por falta de pruebas. Por este motivo, el ministerio público ha pedido a la jueza instructora que lo cite a declarar como investigado.

Los análisis han encontrado un haplotipo del cromosoma Y coincidente con el perfil genético de Santiago L.P. en el jersey que llevaba Jubany cuando fue arrojada al vacío, desnuda, drogada y con quemaduras, desde la azotea de su edificio. En la parte trasera de la prenda también se detectó una mezcla genética de al menos cuatro personas, compatible con el perfil del sospechoso, el de una mujer y dos individuos no identificados. Según los expertos, es «26 billones de veces más probable» que esa mezcla incluya el ADN de Santiago L.P. que si se tratara de otras personas elegidas al azar.

Además, la Fiscalía ha pedido reabrir la causa contra Ana E., otra de las investigadas cuya imputación fue archivada en su momento, con el objetivo de cotejar su perfil genético con los nuevos hallazgos. La otra persona inicialmente investigada, Francisco Javier J.M., ha quedado descartada, ya que no se ha hallado ADN compatible con él.

En el momento del crimen, también fue detenida Montserrat C., pareja de Santiago L.P., que se quitó la vida en prisión. La causa fue archivada en 2005 para todos los sospechosos al no encontrarse pruebas concluyentes. Sin embargo, la familia de la víctima litigó durante años para evitar la prescripción del caso, logrando la reapertura y la práctica de nuevas pruebas periciales.

Con estos resultados genéticos considerados ahora como «más contundentes», la Fiscalía de la sección de jurado de Barcelona considera que hay base suficiente para reanudar la instrucción y reabrir el caso Jubany.

Un caso lleno de incógnitas

Desde el inicio, el crimen de Helena Jubany estuvo rodeado de elementos inquietantes: dos notas anónimas, bebidas adulteradas con somníferos y la escena del crimen, donde apareció su cuerpo desnudo y con quemaduras tras ser arrojada al vacío. Aunque el caso se archivó en 2005, la presión de su familia y nuevos indicios lograron evitar su prescripción y reactivar la investigación.

El interés público resurgió en 2017 gracias a un trabajo universitario de dos estudiantes de periodismo, seguido por programas de Catalunya Ràdio y, especialmente, Crims de TV3 en 2020. Estos reportajes despertaron la memoria de testigos clave y aportaron pistas que han resultado fundamentales para que el caso vuelva hoy a la primera línea judicial.

La desaparición

El 1 de diciembre de 2001, Helena había quedado con su padre, pero no apareció, algo que, según su familia, no era habitual en ella. El hombre fue a buscarla a su piso y no la encontró, pero prefirió esperar un día para dar la voz de alarma. Al día siguiente, faltó a una cita con una amiga y en el trabajo les confirmaron que no había acudido a trabajar el viernes 30 de noviembre.

Tras tres días desaparecida, el padre decidió finalmente acudir a la comisaría, donde confirmaron sus peores temores: el cuerpo de Helena había sido encontrado sin vida la mañana del 2 de diciembre en el patio interior de un edificio tras el aviso de un vecino.

Hipótesis del suicidio descartada

En un primer momento, se llegó a plantear que Helena se había quitado la vida. Sin embargo, esa posibilidad se descartó rápidamente. Su cuerpo apareció desnudo, con el cabello parcialmente quemado y su ropa —incluida la ropa interior, también calcinada— fue hallada en la azotea del edificio. Además, el cuerpo cayó rozando la pared, lo que indicaba ausencia de impulso, y no presentaba signos de haber intentado amortiguar la caída, un reflejo común en casos de suicidio.

Una primera autopsia confirmó las sospechas de los investigadores: Helena tenía en su organismo una dosis 35 veces superior a la normal de benzodiacepinas, un potente sedante, lo que implica que se encontraba inconsciente cuando fue arrojada. Las pruebas forenses desmontaron así la idea de que pudiera haberse lanzado voluntariamente al vacío.

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