El presunto yihadista de Algeciras quería «cortar cabezas» de curas por mandato de Alá
La Audiencia Nacional ha reanudado este miércoles el juicio a Yassine Kanjaa por matar al sacristán Diego Valencia

Yassine Kanjaa, el presunto yihadista que irrumpió con un machete al grito de Alá en dos iglesias de Algeciras y asesinó al sacristán Diego Valencia. | EFE/ Zipi / POOL
El presunto yihadista Yassine Kanjaa, acusado de matar a un sacristán y herir gravemente a un sacerdote en 2023 en Algeciras (Cádiz), se ha negado a declarar en el juicio, donde se ha reproducido su testimonio ante el juez instructor, a quien dijo que es «el mensajero de Alá» y que este le mandó «cortar cabezas» a los curas.
La Audiencia Nacional ha reanudado este miércoles el juicio a Yassine Kanjaa, nacido en Marruecos y que se encontraba en situación irregular en España, para quien la Fiscalía pide 50 años de prisión por matar al sacristán Diego Valencia y herir de gravedad al sacerdote Antonio Rodríguez tras irrumpir el 25 de enero de 2023 en dos iglesias de Algeciras con un machete y al grito de Alá.
El fiscal le considera autor de dos delitos de asesinato terrorista, uno consumado y otro intentado, y un tercero de lesiones por la agresión a un joven al que consideraba un musulmán converso, pero estima que se debe aplicar la circunstancia atenuante de alteración psíquica por esquizofrenia a la conducta del acusado, que fue ingresado en un centro psiquiátrico penitenciario de forma preventiva.
Yassine Kanjaa se ha acogido a su derecho a no prestar declaración en la vista, pero a petición del fiscal se ha reproducido en la misma el vídeo de su comparecencia ante el juez de la Audiencia Nacional que instruyó la causa, Joaquín Gadea.
«Soy mensajero de Alá para explicar a mucha gente que no está en el buen camino», dijo Yassine Kanjaa en su declaración judicial.
Reconoció que tres días antes de cometer estos hechos lo veía «todo negro», que incluso pensó en suicidarse y que la tarde del 25 de enero de 2023 salió de su casa de Algeciras con un machete con el que agredió al cura que estaba dando misa en la iglesia de San Isidro y que creía que le había matado.
Igualmente confesó que seguidamente se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, situada a unos 200 metros de la anterior, para buscar al sacerdote y se encontró con el sacristán, al que persiguió desde el patio del templo hasta el centro de la plaza Alta, donde tras caer la víctima la mató a machetazos en el cuello y en la cabeza.
Preguntado por qué cometió estas acciones ha insistido: «Me ha enviado Alá para esta misión, para salvar a las personas del infierno y que dejen de seguir a los curas, que lo que hacen es perturbar a la gente».
Y sobre cuándo decidió «cortar el cuello» a los curas señaló que «ese mismo día, esa misma hora y ese mismo minuto» pero aseguró que no se lo ordenó nadie ni pertenece a organización alguna como Al Qaeda o Dáesh. Al respecto ha recalcado en que él es «el mensajero de Alá» no un ‘soldado’ o un ‘muyahidín’.
En la jornada de este miércoles han declarado como peritos nueve psiquiatras que examinaron en diferentes ocasiones al acusado, que han señalado que se vio afectado por la esquizofrenia que padece, que alteró su consciencia de la realidad.
Han añadido que el acusado vive una realidad paralela que explica que no se arrepienta de los hechos y que tras los mismos se encontrara tranquilo porque creía que había cumplido con su deber ya que durante las entrevistas que le realizaron se proclamaba como «el salvador del mundo» como «enviado de Alá».
El sacristán Diego Valencia estaba casado y tenía dos hijos y el sacerdote Antonio Rodríguez, que tenía 75 años, sufrió lesiones, le quedaron secuelas físicas y sufrió estrés postraumático, dejó de oficiar misa tras la agresión y falleció el 9 de octubre de 2023.
El fiscal pide que el acusado indemnice con 150.000 euros a la viuda de Diego Valencia y con 50.000 a cada uno de sus hijos, con 17.000 a los herederos de Antonio Rodríguez y con 3.700 al joven al que agredió.