The Objective
Tribunales

Las mujeres de Ábalos le pedían dinero tras sus citas: «Mis niños no tienen qué comer»

Los mensajes, a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, parecen mostrar una relación de dependencia

Las mujeres de Ábalos le pedían dinero tras sus citas: «Mis niños no tienen qué comer»

Una imagen de archivo de José Luis Ábalos y Koldo García en el Congreso de los Diputados. | Europa Press

Las conversaciones intervenidas entre José Luis Ábalos y su entonces asesor Koldo García revelan una rutina tan cotidiana como comprometedora: mujeres que pedían dinero al exministro tras sus encuentros y un colaborador que actuaba como intermediario económico. Los mensajes, a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, muestran una relación de dependencia y pagos periódicos a varias mujeres con las que Ábalos mantenía contacto habitual.

El 11 de mayo de 2021, Ábalos escribe a su hombre de confianza una instrucción precisa: «Ingresa 100 a Michel, que no tiene ni para comida». Añade, en tono de broma: «Si aún me lo pudiera deducir estos donativos de la renta!!!». La respuesta de García llega con la familiaridad: «Tú eres la polla. 5 m[inutos] lo tiene». Minutos después, el asesor envía el justificante de la transferencia. No era la primera vez ni sería la última. Según las pesquisas, Koldo García era mucho más que un escolta o asistente. Actuaba como un testaferro del entonces ministro, según los investigadores.

La entonces esposa de Koldo, Patricia Úriz, actuaba como la secretaria del asesor en las compras que su jefe le pedía. En una conversación intervenida, García le comenta a su mujer que necesita ayuda para comprar unas pulseras «para la puta». Ella responde: «¿Pero a la 1, no?». Según ha podido saber este periódico, se trataría de Jésica Rodríguez, la prostituta colocada en dos empresas públicas: Ineco y en Tragsatec. En otras conversaciones, García comenta que ha comprado billetes de tren para «las zorras», refiriéndose a mujeres vinculadas a su entorno y al del exministro.

Los mensajes analizados por la Guardia Civil reflejan una dinámica que combina familiaridad, urgencia y sumisión. Las mujeres, en su mayoría identificadas con nombres de pila, recurren al exministro con peticiones reiteradas de dinero, que van de los 100 a los 600 euros. En los chats intervenidos, las expresiones de necesidad son constantes.

Una de ellas, identificada como Gabriela, le escribe: «Buenos días, José, ¿has averiguado algo para ir a trabajar o no? Si puedes envíame 100 euros, por favor, José, que estoy muy mal, no tengo ni pan para mis hijos, te lo suplico, estoy fatal, jamás he estado así de esta manera y no quiero agobiarte ni nada, pero ¿a quién acudo, que no tengo a nadie? Por favor, envíame 100 euros ahora al mediodía, que no tengo ni para hacerle de comer a la niña cuando venga del cole». Ábalos reenvía el mensaje a Koldo con una única instrucción: «100». La identifica como «la de siempre», según consta en el registro del chat. García ejecuta el ingreso con la misma naturalidad con que despachaba cuestiones logísticas del ministerio.

El 15 de diciembre de 2021 se repite el patrón. Ábalos reenvía a su asesor un nuevo mensaje, esta vez de otra mujer: «José, te pido de corazón, último favor. Ya te comenté que quiero irme a Rumanía porque me viene el mes de pagar el alquiler y estoy hecha una mierda, no tengo ni para darles de comer a los hijos, ni comprarles nada de estas Navidades, ni a la M., que quiere una muñeca, puedo nada, estoy muy mal. Y si puedes ayudarme, que hable ya con mi padre, que me compre los billetes entre hoy y mañana, que se acaba la oferta, y en cuanto las tenga te envío fotos para que no creas que te miento. Me las quiero pillar ya para que no suban. Me hacen falta 300 euros, amor, para los tres, que M. también paga un billete entero, y las cosas que tengo se las dejo al padre de mi hija para que me las envíe cuando pueda. Te lo pido por favor y por última vez, que me quiero ir antes del 31. Además, todo lo que tenga cuando tenga es solo para el alquiler, y mis hijos pasan hambre siempre».

Koldo responde con la misma fórmula que en los casos anteriores: «Un minuto». Al poco tiempo confirma el ingreso. La conversación continúa con otro mensaje reenviado por el exministro: «Si me encuentras un trabajo en VLC me quedo y te devuelvo los 300 euros te lo juro, pero me hace falta casa y trabajo». El asesor replica con lacónica eficacia: «Lo intento».

Las conversaciones evidencian el flujo constante de dinero con el que operaba la trama. En los archivos analizados por los investigadores, Ábalos y García parecen tratar estas gestiones como parte de una rutina más del despacho. La Guardia Civil señala que el exministro «daba instrucciones de pago de manera sistemática» y que los movimientos «no guardaban relación con ninguna actividad oficial o retribución conocida».

El intercambio de mensajes se produce, además, en paralelo a otros episodios que han alimentado la investigación del Supremo sobre el patrimonio del exministro. Según fuentes próximas al caso, los agentes de la Unidad Central Operativa han detectado transferencias, movimientos de efectivo y gastos personales sin justificación contable clara. Todo ello, sumado al uso reiterado de intermediarios, ha llevado a los investigadores a poner el foco en la gestión financiera del entorno más cercano del exministro. En el partido, la versión oficial es que los hechos «pertenecen a la vida privada» del exministro. Sin embargo, los investigadores sostienen que las operaciones se realizaban desde cuentas vinculadas a personal de su gabinete y que algunas coincidían en fechas con movimientos de fondos procedentes de contratos públicos.

Publicidad