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Tribunales

Un fiscal sale al rescate de García Ortiz: tenía la «facultad de destruir» mensajes

La fiscal jefe de Inspección explica que archivó el expediente porque se abrió una investigación penal

Un fiscal sale al rescate de García Ortiz: tenía la «facultad de destruir» mensajes

Los fiscales Agustín Hidalgo de Morillo y Antonia Sanz Gaite llegan al Supremo. | Fernando Villar (EFE)

Los fiscales siguen saliendo al rescate de Álvaro García Ortiz. El delegado de protección de datos de la Fiscalía General del Estado, Agustín Hidalgo de Morillo, ha afirmado este martes en el Tribunal Supremo que el fiscal general tenía la «facultad de destruir» sus mensajes si consideraba que la información sensible que contenían peligraba porque era su «responsable». La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil acreditó el borrado y también que cambió de móvil días después de que el Alto tribunal decidiese investigarlo por revelación de secretos por la supuesta filtración de datos reservados del empresario Alberto González Amador, novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. La fiscal jefa de Inspección, Antonia Sanz Gaite, ha explicado que incoó un expediente sobre la revelación de secretos del empresario, pero que lo archivó porque se abrió una investigación penal.

El testigo ha avalado que el fiscal general utilizara una cuenta particular de correo electrónico para que le remitiesen los correos entre el abogado de González Amador y el fiscal Julián Salto sobre un posible acuerdo de conformidad. Hidalgo de Morillo ha insistido en la cuarta jornada del juicio contra García Ortiz que su jefe no vulneró ninguna normativa interna. «Al final es el responsable quien, atendiendo a las circunstancias y ponderando los intereses en juego, puede tomar una decisión u otra».

Hidalgo de Morillo, que actúa como fiscal en el Supremo, ha explicado durante la hora que ha durado su declaración los protocolos internos de la Fiscalía sobre protección de datos, en los que se excusó García Ortiz para justificar la eliminación de sus mensajes, incluso de su cuenta de correo electrónico personal. El testigo ha insistido en que esta normativa no es de imposición directa. Ha reconocido que nadie le informó del borrado de mensajes en esa cuenta ni de los que figuraban en su teléfono móvil.

«Somos responsables de los datos que contienen» los dispositivos asignados, ha insistido Hidalgo de Morillo antes de aclarar que cada fiscal «tiene la facultad de destruirlos» los datos almacenados al cambiar de dispositivo. El testigo ha reconocido que en el caso de García Ortiz no le informaron de que había borrado mensajes «ni tenían por qué informarme» porque tenía ninguna competencia al respecto. En su opinión, no apreció en este hecho «violación de seguridad» en la nota de la Fiscalía que divulgó las negociaciones entre la defensa del novio de Ayuso y la Fiscalía para llegar a un acuerdo de conformidad.

El testigo ha justificado la inacción de su departamento en que no tuvo conocimiento, por parte de la propia Fiscalía, de los hechos concretos. Ha reprochado al abogado de la acusación particular que González Amador tampoco se dirigió a él para quejarse de la filtración. «Si se hubieran dirigido a mí, que no lo hicieron, me hubiera remitido al Reglamento General de Protección de Datos».

«¿Quién investiga si la brecha de seguridad se produce en la Fiscalía General del Estado?», le ha insistido Gabriel Rodríguez Ramos, abogado del novio de Ayuso, ante el empeño de Hidalgo de Morillo de escudarse en la normativa. «Supervisar el cumplimiento de una brecha de seguridad requiere que el interesado se dirija a la Fiscalía, cosa que en este caso no se ha producido», ha afirmado el delegado de protección de datos de la Fiscalía General del Estado. Ha insistido en que él solo actúa de oficio cuando detecta una vulnerabilidad y que en su opinión la nota difundida por la Fiscalía el 14 de marzo del año pasado «no supone una violación de seguridad».

La UCO constató que García Ortiz borró las comunicaciones que mantuvo entre el 8 y el 14 de marzo del año pasado, durante los días clave en los que habría tenido lugar la presunta filtración de datos del novio de Ayuso. Los agentes afirmaron que durante ese periodo se intercambió mensajes con otras personas, entre ellas la fiscal jefe de Madrid, Pilar Rodríguez, según evidenció el análisis de los terminales incautados. También se comunicó con la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, que aportó los mensajes al inicio de la investigación. Como avanzó este diario, el fiscal general también cambió de terminal una semana después de que el Supremo abriera una investigación contra él.

Este martes también ha declarado en el Supremo Sanz Gaite, que ha reconocido que la Fiscalía no llegó a investigar la filtración de forma interna porque el caso saltó a los tribunales de manera inminente. La jefe de Inspección ha relatado que su departamento recibió una denuncia de Manos Limpias el 15 de marzo y que el 19 se abrió un expediente gubernativo. Pocos días más tarde llegó otra denuncia del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), que dio lugar a un segundo expediente que fueron unificados.

Durante su declaración, la más breve de la mañana, Sanz Gaite ha explicado que cerró la investigación tras conocer que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) se había declarado competente para investigar los hechos. Luego saltó al Supremo. Ante esa situación, dictó un decreto para declarar en suspenso el expediente, que finalmente archivó. «No hubo tiempo de hacer nada. Cuando empezábamos a instruir ya se estaba abriendo la investigación penal». La fiscal jefe de Inspección también ha negado que cambiara de número tras el registro del despacho de García Ortiz. Según su testimonio, solo cambió de teléfono asignado al WhatsApp durante un viaje al extranjero para estar localizable.


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