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Tribunales

Leire Díez ofreció al fiscal Ignacio Stampa su regreso a Anticorrupción: «Viene del máximo»

«Las cosas van a ir mejor, hazme caso. Donde hubo rechazo ya no lo habrá, ¿vale?», le prometió la ‘fontanera’ del PSOE

Leire Díez, la conocida fontanera del PSOE, no solo intentó obtener información sobre los fiscales anticorrupción Alejandro Luzón y José Grinda en una reunión de más de tres horas el pasado 7 de mayo con el fiscal Ignacio Stampa, sino que le ofreció a este último regresar a Anticorrupción: «Tu máximo jefe, si no lo sabe hoy, lo va a saber tal que mañana o lunes o martes. Vamos, lo va a saber en breve, no te preocupes», le indicó la entonces militante socialista a Stampa en el audio que el fiscal ha entregado al titular del Juzgado de Instrucción Número 9 de Madrid, Arturo Zamarriego.

Stampa estaba alejado de la primera línea judicial después de que Dolores Delgado le apartase del caso Villarejo. «Para mí, vamos a ver, es bien primero que se acabe esta agonía y para mí, es bien que si a ti te apetece volver, vuelvas», le dijo Díez al fiscal. «¿Pero tú hablas conmigo porque hay alguien más que quiere que eso sea así?», le preguntó Stampa a bocajarro. «Siempre es así», le replicó ella en una primera evasiva.

El fiscal admitió que no se encontraba en «un muy buen momento vital y profesional» en ese momento y la fontanera del PSOE le quiso tranquilizar. «Las cosas van a ir mejor, hazme caso. Donde hubo rechazo ya no lo habrá, ¿vale?», le insistió la emisaria de Santos Cerdán, por aquel entonces secretario de Organización del PSOE.

«¿Y ya lo sabe mi jefe esto?», inquirió de nuevo Stampa para saber quién enviaba a su interlocutora. «Tu máximo jefe, si no lo sabe hoy, lo va a saber tal que mañana o lunes o martes. Vamos, lo va a saber en breve, no te preocupes», respondió Díez, quien insistió en varias ocasiones que venía «del máximo». Una alusión al fiscal general, Álvaro García Ortiz. «Yo tengo claro que si le ordenáis alguna cosa la hará, vamos», admitió el fiscal.

«Pues eso, pues ya está», contestó rápidamente su interlocutora, quien le garantizó que volvería a Anticorrupción «en estas circunstancias, con este jefe [Alejandro Luzón], con esa fiscalía, sin Miguel Serrano…», en referencia a uno de sus rivales de antaño en dicho órgano judicial. En otro momento, Díez deja a las claras en nombre de quién habla: «Lo va a saber el jefe de Álvaro (García Ortiz)», a lo que el fiscal pidió que le aclarase si era el ministro de Justicia, Félix Bolaños, o el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «A todos», replicó con vehemencia la fontanera.

Stampa ajustó cuentas hace casi dos años con Dolores Delgado en su libro El Complot. El primer fiscal del caso Villarejo, también llamado Tándem, relató en sus 400 páginas como su labor quedó bajo sospecha tras unas filtraciones que le señalaban por facilitar información de la causa a Podemos, algo que luego se demostró falso. El Ministerio Público inició una investigación que le impidió aspirar a una plaza en la Fiscalía Anticorrupción, donde se encontraba en comisión de servicios. Si la causa se hubiese cerrado antes, como pedía el instructor, habría cambiado la película.

En aquel momento, apuntó como responsable a la que fue fiscal general del Estado entre febrero de 2020 y julio de 2022. Stampa acusó a la exministra socialista de Justicia de desviación de poder, aunque a través de órdenes encubiertas que ejecutaba su entonces número dosÁlvaro García Ortiz, que fue quien relevó a Delgado en el cargo. Meses después aprobó una circular sobre la actividad extraprocesal del Ministerio Fiscal que, según el autor de El Complot, amparó la persecución que sufrió y abrió la puerta a que pudiera repetirse con otras personas, no solo fiscales.

Ahora, el fiscal caído en desgracia ha puesto negro sobre blanco lo que se intuía como un rumor de pasillo: que el engranaje político que dirigía la fontanera del PSOE no solo intentó obtener información sobre los fiscales anticorrupción Alejandro Luzón y José Grinda, sino que también puso el foco en uno de los jueces más incómodos para el Gobierno, Manuel García-CastellónAsí lo reveló la denuncia que Stampa remitió a la Fiscalía Superior de Madrid, un documento que detalla con precisión cómo el círculo socialista intentó reclutarlo en una operación destinada a desacreditar a los investigadores que cercaban al entorno de Moncloa.

Santos Cerdán nunca apareció

El relato de Stampa, al que tuvo acceso THE OBJECTIVE, arranca a finales de abril. Una persona de su confianza le transmitió que el Gobierno quería contactar con él «para disculparse» por el trato recibido tras su salida de la Fiscalía Anticorrupción en 2020. El intermediario, según esa comunicación, sería el empresario Javier Pérez Dolset, y el encuentro estaría auspiciado por el entonces secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en nombre del propio Ejecutivo. Stampa, sorprendido por la propuesta, aceptó la cita para el 7 de mayo, con el único propósito —según su testimonio— de conocer las verdaderas intenciones de quienes lo buscaban.

En la reunión, sin embargo, Cerdán nunca apareció. En su lugar acudió Leire Díez, que se presentó como «la persona que ha puesto el PSOE para saber qué hay detrás de todo esto». Durante más de tres horas, Díez y Pérez Dolset trataron de sonsacarle información sobre sumarios sensibles —entre ellos el caso Tándem, el caso Begoña y el caso Koldo— y sobre los fiscales y jueces que los instruyen. «Desde el inicio tuve la sensación de que al menos Pérez Dolset grababa el encuentro», relató el fiscal, que decidió documentar la reunión ante el cariz que tomó la conversación.

Díez excusó la ausencia de Cerdán alegando que le transmitiría personalmente todo lo que se hablara. Pronto dejó entrever que la cita no era para pedir perdón, sino para recabar información comprometida sobre funcionarios de la judicatura. «Ella me dijo que se trataba de las irregularidades en informes policiales y de los fiscales anticorrupción», explicó Stampa. Durante la conversación, los interlocutores mostraron especial interés por tres nombres concretos: el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón; su compañero José Grinda; y el magistrado Manuel García-Castellón.

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