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Tribunales

La juez pide al Ventorro la factura de la comida de Mazón y Vilaplana y una foto de la sala

Reclama también que aporte en el plazo de un día la comanda

La juez pide al Ventorro la factura de la comida de Mazón y Vilaplana y una foto de la sala

Juanfran Pérez Llorca | Rober Solsona (Europa Press)

La jueza de Catarroja (Valencia) que investiga la gestión de la dana ha pedido al dueño del restaurante El Ventorro que aporte, en el plazo de un día, una fotografía y las medidas de la sala donde comieron el 29 de octubre el ‘president’ de la Generalitat en funciones, Carlos Mazón, y la periodista Maribel Vilaplana.

Así lo ha acordado en un auto de este lunes después de la declaración como testigo el viernes del propietario del local y tras solicitar varios letrados que se le pidiera una imagen de la sala reservada para la comida y las medidas de ancho y largo del espacio. En la declaración, otros abogados pidieron a la jueza que se requiriera al propietario la factura de la comida y la comanda, unas solicitudes a las que también ha accedido.

En la justificación de la petición, la jueza señala que el auto de 16 de octubre de 2025 de la Audiencia Provincial de Valencia, en el que se ordenó la toma de declaración como testigo de la periodista, el tribunal indicaba la «pertinencia» de las diligencias destinadas a esclarecer el proceso de deliberación y decisión que se siguió en la reunión del Cecopi en la tarde del 29 de octubre de 2024.

En este auto, se subrayaba que el ‘president’ ostenta la condición de máxima autoridad de la Generalitat Valenciana y presidente del Consell, y que tiene atribuidas por ley funciones directivas y de coordinación, de forma que puede impartir instrucciones a los miembros del Consell.

Esa resolución estimaba la «pertinencia» de la declaración de la periodista partiendo de que la testigo «hubiera podido escuchar lo que el ‘president’ de la Generalitat dijera al comunicarse telefónicamente con la entonces consellera de Justicia e Interior», e investigada en la causa, Salomé Pradas, «o bien comentarios que el president pudiera hacer a raíz de dichas conversaciones».

Respecto de la petición de la fotografía de la sala reservada, la jueza la admite por la «necesaria valoración de la posibilidad de escuchar, por quienes se encontraban en dicha sala, los comentarios o las conversaciones que hubiera podido efectuar el Presidente de la Generalitat, sr. Carlos Mazón, en relación a la emergencia de la dana».

Con la misma motivación, y dado que la fotografía «por sí sola no permite determinar el tamaño exacto de la sala», considera que es «preciso que se facilite por el titular del restaurante las medidas de ancho y de largo de la sala donde tuvo lugar la comida». Y en relación con la factura de la comida y la comanda, la instructora considera que «acreditarían de manera objetiva el hecho mismo de la comida en el expresado establecimiento, así como su duración estimada, sin depender de las declaraciones testificales».

De esa comida, «de la ulterior prolongación de la estancia en el restaurante y la salida conjunta a la vía pública hasta el aparcamiento» de Mazón y Vilaplana han derivado tanto la testifical de la periodista como la del dueño del restaurante y las acordadas de los escoltas.

Extensión del ágape

«Precisamente, la extensión de dicho ágape, que se inferirá de la factura y comanda, permite determinar la sucesión temporal de los testigos», periodista y dueño del local, escoltas y chófer, señala la jueza, que añade que, en el caso de los dos primeros, «la posibilidad de que oyeran algo en la prolongada estancia en el restaurante, cerca de cuatro horas, es diferente según las distintas fases de la comida y estancia en el local».

Así, apunta que las «posibles interrupciones» del dueño para servir a los comensales y la posibilidad de oír cuestiones relevantes, «varían según el momento en que tendrían lugar». «No es lo mismo que la comida hubiera terminado, que los clientes estuvieran en la sobremesa. También justificaría lo consumido una salida más tardía del restaurante y en qué momento los escoltas pudieran haber sido testigos de comentarios y conversaciones relativas a la emergencia», añade la magistrada.

«Lo que hablaba, lo hablaba él»

La periodista, que declaró el pasado 3 de noviembre, aseguró a la jueza que a partir de las 17.15 horas fue cuando el jefe del Consell empezó a recibir muchas llamadas, si bien no pudo confirmar con quién habló ni le preguntó porque «no le preguntaría jamás a nadie de que hablaba por teléfono. No se lo haría ni a un amigo».

Lo que hablaba, lo hablaba él y ella no lo sabe, declaró ante la instructora, a la que dijo que creía que él escuchaba más que hablaba y, cuando se giraba, le hacía gestos de que ya iba.

En su declaración, la periodista afirmó que no escuchaba nada de lo que hablaba Mazón y no pudo concretar si lo hizo con el presidente de la Diputació, Vicente Mompó; el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, o la exconsellera Salomé Pradas, porque para llamar «se levantaba y se distanciaba» y cuando volvía a la mesa «no le comentaba nada». Asimismo, afirmó que, cuando estaba sentado, «también contestaba por escrito» y no sabía qué hizo más, si hablar o escribir, porque hizo las dos cosas.

De hecho, en otro punto de su declaración, afirmó que él estaba «con el móvil constantemente» y, sobre todo, «whatsappeaba, o escribía mensajes», y cuando regresaba continuaban «con absoluta normalidad». Por su parte, el dueño de El Ventorro declaró ante la jueza de Catarroja que no escuchó llamadas de Mazón y que este abandonó el local junto a la comunicadora entre las 18.30 horas y las 19, cuando no había más clientes.

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