Villarejo niega usar recursos policiales para sus negocios: «Era un coaching de tranquilidad»
El excomisario está acusado de un supuesto espionaje a Joaquín Molpeceres, expresidente de la Federación de Tenis

El excomisario José Manuel Villarejo | Jesús Hellín (Europa Press)
El excomisario José Manuel Villarejo, acusado de un supuesto espionaje empresarial a Joaquín Molpeceres, expresidente de la Federación de Tenis, ha negado haberse servido de recursos policiales para sus negocios privados, y ha limitado su trabajo a una especie de «coaching de tranquilidad» con «cierto aliño».
La Audiencia Nacional ha reanudado este jueves el juicio de la pieza del caso Tándem conocida como ‘proyecto Grass’, en el que la Fiscalía pide 12 años de prisión para Villarejo, cuatro años y medio para su socio, el abogado Rafael Redondo, y siete para el empresario Antonio Erico Chávarri, según recoge EFE.
Se les acusa de cohecho y falsedad en documento mercantil y además a Villarejo de descubrimiento y revelación de secretos de particulares con difusión a un tercero cometido por funcionario público, ya que los hechos sucedieron cuando era comisario en activo de la Policía.
Según la tesis de la Fiscalía, entre 2012 y 2014 Villarejo cobró a través de su grupo de empresas Cenyt 411.400 euros de Chávarri para espiar al administrador concursal de su inmobiliaria, el fallecido Luis P.G., y a su exsuegro y principal acreedor, Joaquín Molpeceres. En la vista de este jueves, ha declarado el propio Villarejo, que solo ha contestado a preguntas de su abogado, y ha afirmado que «todo el mundo sabía que tenía un grupo de empresas en la torre Picasso».
Al ser preguntado sobre si tenía acceso a bases de datos policiales para sus actividades empresariales, Villarejo ha señalado que «no tenía ni las claves, ni siquiera un ordenador oficial» y que jamás mezcló el trabajo en Cenyt con su actividad policial.
Sobre las investigaciones encargadas por Chávarri a su exsuegro, el excomisario ha calificado el asunto como un «enfrentamiento duro» de carácter familiar y ha indicado que su intervención era casi «un coaching de tranquilidad» para que lo solucionaran. También ha señalado que, para los informes que realizaba junto a Redondo, utilizaban fuentes públicas, algunas de ellas de pago, que hacían ver a sus clientes como datos confidenciales y él se limitaba a añadir «cierto aliño» al trabajo de su socio para «darle caché» a la hora de presentárselo a Chávarri.
Tras él, Chávarri ha sostenido que conoció a Villarejo en sus oficinas de la torre Picasso en 2012 y, desde la primera reunión, éste le dijo que no formaba parte de la Policía, que era «policía en la privada». En las grabaciones que se escucharon en la jornada del miércoles, se oye cómo Chávarri le revela que había contratado un detective sin obtener resultados y Villarejo le aclara: «Nosotros somos maderos del sector privado, antiguos funcionarios de Policía que trabajamos con análisis de información, es otro concepto».
Además, el excomisario le expone que tienen «muy buena relación con los medios de comunicación», en referencia a que el cliente podía utilizar esta circunstancia para obligar a los investigados a negociar.
El empresario ha argumentado que, de haber sabido que Villarejo seguía en activo, no habría contratado ningún servicio, puesto que sabe «muy bien lo que es el cohecho» y «jamás hubiera pensado que era policía». Además, ha revelado que, ante la falta de información concreta y de «hilo argumental» en los informes de Redondo, que se mostraba «muy escurridizo» en las reuniones, pensó: «Qué cantidad de pasta he pagado para nada».
