El mandatario prometió el pasado mes de octubre modificar la ley que regula las protestas en el país, pues ha sido fuertemente criticada por grupos defensores de los derechos humanos, que creen que es demasiado severa. La ley establece que es necesario el permiso del Ministerio del Interior para que más de diez personas puedan reunirse, lo que ha conseguido terminar con las manifestaciones que lograron derrocar a dos presidentes. El presidente egipcio no tiene la autoridad para interferir con el poder judicial egipcio, pero sí puede decidir sobre los indultos, que es lo que pedían los activistas para los estudiantes que habían participado en las protestas.
Entre los presos indultados se encuentra Islam al-Beheiry, un presentador de televisión que fue condenado a un año de cárcel por blasfemar en un programa televisivo que acabó siendo cancelado.