Más carne y hueso, más luz y píxeles
En otras noticias, estudios recientes demuestran que ya pasamos casi la misma cantidad de tiempo online que durmiendo: entre siete y ocho horas al día. Por lo que ya se reduce a un tercio de nuestra vida aquella actividad tan atávica y misteriosa que es mirar alrededor, gastar energía cinética, susurrarle a alguien al oído, ser el espacio que ocupa nuestro cuerpo y no estar conectado a un cable de electricidad y una señal de wifi.