La felicitación por la decisión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez de acoger al buque Aquarius, que transporta 629 inmigrantes procedentes de Libia, ha sido generalizada. El primero en felicitarse ha sido el propio Gobierno. Es lo que tiene empezar los fuegos artificiales por una gran traca en el nombramiento de los ministros, que mantener el asombro no resulta sencillo. Sánchez está pensando en acudir a Valencia a recibir al buque, como quien inaugura un teatro o un pantano. Se han sumado, en cascada, los medios de comunicación y multitud de ciudadanos que sufren con la situación de los migrantes. Por otro lado, Quim Torra es un hombre sin principios, como muestra el hecho de que está dispuesto a acallar su volcánico racismo con tal de acaparar él, y el Gobierno regional de Cataluña, los titulares por cada uno de los tripulantes del Aquarius.