Este año nos ha regalado muchos libros maravillosos. Varios de ellos han venido a lomos de Libros del Asteroide, esa editorial que es fuente de alegría y de pesar: alegría entre las manos y pesar en la billetera.
El mayor elogio que se ha dedicado nunca a un astrónomo ha sido el de Plinio a Hiparco de Nicea: “Ha dejado el cielo en herencia para todos.”
La roca espacial no tiene nada de especial. Mide veinte metros y ha pasado rozando la Tierra. Apenas a 40.000 kilómetros, que en distancias astronómicas viene a ser lo que separa Cataluña y Andorra. O sea, nada.
El peso que me ha quitado de encima la noticia de hoy. Me he quedado mucho más tranquilo y ya podré dormir todas las noches de tirón. Según reza la noticia que acabo de leer, los científicos han asegurado definitivamente que el asteroide 1950DA no impactará en la Tierra en 2880 como se decía.
Me he quedado tranquilo. No todo son malas noticias. Un asteroide que iba a destruir la Tierra en 2880 ya no la destruye.