Los nombres de los 130 asesinados, en su mayoría jóvenes que disfrutaban del ocio y la fiesta, resonaron en París con fuerza este domingo. Nombres que han sido grabados en placas ubicadas en los siete lugares atacados. Los homenajes no cesaron en todo el fin de semana, siendo el sábado uno de los más emotivos con el concierto de Sting en la sala Bataclan, el lugar más golpeado por los terrorista que mataron a 89 personas. El cantante británico quiso celebrar «la vida y la música» ante más de 1.500 asistentes como homenaje a aquellas víctimas de la barbarie.
Un año después de los atentados el miedo sigue manteniendo un estado de emergencia que traspasa los límites constitucionales. La psicosis justifica la presencia de 10.000 militares en las calles. Las leyes antiterroristas se han endurecido y permiten espiar contenido en la red y detener a sospechosos sin permiso judicial. Y Francia forma parte de la coalición internacional que combaten con el ISIS en Siria e Irak.